¿Por qué no crear un 'Externalities Stability Board'?

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Foto cedida

Frente a la crisis financiera y económica de 2008, el G20 (gobiernos y bancos centrales) dieronuna respuesta concertada y altamente efectiva articulada en torno ados componentes:

■Una acción inmediata: las inyecciones masivas de liquidez y los déficits presupuestarios.

■La creación de un Consejo de Estabilidad Financiera, cuya función consistió en la revisión general de toda la normativa de funcionamiento del sector financiero: creaciónde cámaras de compensación para productos derivados con el objetivo de reducir el riesgo de contrapartida(coberturas de los márgenes de garantíao “margin calls”), incremento de la adecuación del capital de los bancos (CRD4, bancos importantes desde un punto de vista sistémico, capitalización de la deuda bancaria o “bail-in”), fijación de limitaciones sobre las actividades comerciales y de arbitraje de los bancos, implantaciónde la normativa de Solvencia II a las compañías de seguros, controles (internosy externos) y sistemas de supervisión más rigurosos, implantación de un marco regulador y retributivodelos operadores que asumen riesgos («risk-takers»). En otras palabras, un marco regulador que se aplica a todos los niveles (desde las empresashasta el personalasalariado) de los grupos económicos de interés en el sector privado.

El caso Volkswagen y la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 21) celebrada en 2015 nos han brindadola ocasión para cambiar nuestra forma de pensarsobre el funcionamiento de la economía. Si admitimos que hemos entrado en la eradel Antropoceno y que como mínimo, incluso para los escépticos sobre el cambio climático, la tesisde Pascal argumenta que deberían tenerse en cuenta las externalidades ligadas a las actividades, la creación de un Consejo de Estabilidad de Externalidades con competencias similares a las atribuidas al Consejode Estabilidad Financiera constituiría un enfoquesólido, porque proporcionaría herramientas concretas para adoptar acciones con respecto a las declaraciones de los gobiernos. 

El carbono es claramente el asunto fundamental y podría conformar por sí solo un Comité de Estabilidad del Carbono específico. Es el momento de adoptar una visión que tenga en cuentala huella de carbono de las distintas actividades del ser humano, especialmente las diferencias en términos de emisiones de las tecnologías que utilizamos. No podemos dejar que la comunidad y las generaciones futuras paguen el coste a largo plazo de la reducción de la intensidad de carbono, especialmente cuando ya existen métodos de producción alternativos. Es evidente que un impuesto sobre el carbono sería una solución muy atractiva, pero también podríamos concebir un sistema que ofreciera incentivos en vez de sanciones: los productos obtenidos de la agricultura ecológica tienen una huella de carbono significativamente mejor que los obtenidos de la agricultura convencional, pero tienen un mayor coste. ¿Por qué no aplicar un IVA reducidoa los productos ecológicos? Esta sería una opción lógica dado que un porcentaje del IVA será utilizado en última instancia por la comunidad para financiar medidas encaminadas ala reducción de la intensidad de carbono.

Existen muchos ejemplos,pero una medida barata, rápida y altamente efectiva consistiríasimplementeen la aplicación de los remediosimplementados ya en el ámbito financiero,con respecto a los operadores que asumen riesgos (es decir, los “traders”),a los CEO de las compañías cotizadas.

Al margen de los informes ESG/ SRI, los cuales, aunque voluminosos, no resultan muy efectivos, la COP 21 ha exigidoa los consejos de administración de las compañías cotizadas el establecimiento de unos objetivos SRI en sus negocios. Estos objetivos deberán fijarlos los propios consejos de forma discrecional. El Externalities Stability Board (o federaciones empresariales locales) podría formular recomendaciones para cada sector de actividad económicay un porcentaje de las retribuciones pagadas a los CEO podría entonces condicionarse al logro de estos objetivos no financieros.

Resulta evidente enla actualidad, que para la gran mayoría de las compañías cotizadas, es el CEO quien detenta el poder y no los accionistas, porque la estructura accionarial es demasiado dispersa e inestable. La naturaleza humana sugiere que plantear un incentivo financiero a los operadores que asumen riesgos en función de unos resultados no financieros podría crear una reacción en cadena entodo el negocio. Compañías tales como Michelin ya lo están haciendo en ámbitos como el de los accidentes laborales, y ello no ha impedido que siga siendo uno de los líderes mundiales en su sector.

Perspectiva del gestor patrimonial:

Además de criterios financieros, el enfoque SAI (Strategically Aware Investing) desarrollado conjuntamente por La Française y su socio inglés IPCM(Inflection Point Capital Management), considera cinco factores clave. Estos factores son la capacidad de innovación, la adaptabilidad, la sostenibilidad medioambiental, el capital humano, la estructura de capital y de gestión.

Con este enfoque se ha demostrado que se obtienenmejores resultados que con los enfoques convencionales de gestión de activos, basados principalmente en criterios financieros, en un mundo marcado por la existencia de importantes tendencias disruptivas.

Existen algunos hechos que son incuestionables: la «Uberización» de la sociedad, la existencia de tendencias demográficas incluidas las ligadas al cambio climático, la creciente urbanización, los desafíos planteados porlasmayoresesperanzasde vida, el impacto de los medios de comunicación sociales sobre la forma de funcionamiento de nuestras democracias, etc.

Como gestores de activos por cuenta ajena, el hecho de no tener en cuenta el impacto de estos fenómenos sobre la rentabilidad futura de las compañías, sectores y países sería equivalente a dejar a nuestros clientes expuestos a las tendencias de los mercados y no estaríamos asumiendo la responsabilidad confiada: una obligación fiduciaria de generar unos resultadoseconómicos y financieros perdurables. Estos resultados serán parcialmente contingentes con respecto a las externalidades, ya sea proporcionando oportunidades de desarrollo o bien imponiendo restricciones sobre los mismos.