¿Podría ser la Bolsa japonesa la gran sorpresa de cara al nuevo año?

“La Bolsa japonesa podría ser la gran sorpresa de 2013”. Así lo cree Patrick Moone, estratega de renta variable de ING Investment Management, quien recuerda que, durante más de 20 años, los inversores internacionales han asociado Japón a tres aflicciones: la falta de crecimiento económico nominal, un yen caro y una caída estructural de los precios. "La economía japonesa pone de manifiesto que la deflación, una vez que aparece y entra en escena, muestra una terquedad que desafía a la imaginación”, asegura el experto. Pero quizás algunas cosas puedan empezar a cambiar.

Según explica el gestor en un artículo publicado en Funds People, tras la victoria de Shinzo Abe en las elecciones celebradas en diciembre, el sentimiento político se ha posicionado abrumadoramente a favor de una política fiscal y monetaria más expansiva y flexible. El nuevo primer ministro nipón quiere que el país deje atrás este largo periodo que ha afligido a la economía nipona durante un tiempo tan prolongado. Y la nueva política que previsiblemente pondría en marcha el nuevo Gobierno encaminada a estimular el crecimiento económico podría tener un efecto multiplicador en la renta variable japonesa, apunta el gestor.

Queda por ver el éxito que en la práctica pueda tener Abe, si bien el experto cree que la probabilidad de que esta nueva política sea implementada es grande. El dolor que ha infligido la deflación ha sido demasiado insoportable como para que el país siga por el mismo camino. “Esto podría hacer subir al mercado japonés de manera significativa”, indica. En opinión de Moone, las valoraciones que ofrece la Bolsa nipona son atractivas y el crecimiento de los beneficios empresariales podrían estar entre los más elevados del mundo, al verse favorecidos por un yen más débil y una modesta recuperación de la economía mundial.

Respecto a este último punto, el gestor de ING IM considera que la economía mundial sigue siendo muy vulnerable a los shocks. “Por esta razón, el apoyo de los bancos centrales y las autoridades políticas sigue siendo esencial para restaurar la confianza en el sector privado. Al hacerlo, esto alentaría a las empresas a invertir más y a los consumidores a gastar más. Sólo entonces se podrá lograr que una recuperación sostenible de la economía sea puesta en marcha”, asevera el experto de la entidad holandesa.