¿Persistirá el interés por las acciones con dividendo elevado?

Guy_Wagner
Foto cedida

A través de su política monetaria, los bancos centrales han creado un entorno en el que los ahorradores en busca de ingresos regulares se ven obligados a buscar alternativas a las inversiones en renta fija tradicionales. En un primer momento, esta situación ha provocado un frenesí por los segmentos más arriesgados del universo de renta fija, concretamente los préstamos del sector privado, de los mercados emergentes y de high yield. Las entradas de capital en dichos segmentos han provocado una subida de los precios y, simultáneamente, una bajada de los rendimientos ofrecidos. El interés se traslada en consecuencia cada vez más hacia las acciones con dividendo.

El interés por las acciones con dividendo parece estar vinculado al bajo nivel de los tipos de interés (gráfico A), aunque estas acciones siempre han mostrado sus méritos. La historia bursátil demuestra que los dividendos representan a largo plazo cerca del 50% del rendimiento de una inversión en acciones (gráfico B). Además, las acciones que reparten altos dividendos suelen ser claramente menos volátiles que el conjunto del mercado, seguramente porque los beneficios de dichas empresas suelen ser más estables.

Incompatibilidad entre dividendos elevados y burbuja especulativa

Una pregunta que se plantea a menudo es si las acciones con dividendo forman parte de una burbuja. La razón que se halla tras esta pregunta parece ser que algunas estadísticas muestran que los fondos que invierten en ese segmento han experimentado importantes entradas recientemente. Sin embargo, resulta difícil concebir que la cotización de una empresa que paga un dividendo elevado pueda hallarse en una burbuja.

Imaginemos que, en efecto, una empresa presenta un rendimiento por dividendo del 4%. Eso significa que su relación dividendo/cotización es de 0,04 (4%), lo que equivale a decir que su relación cotización/dividendo es de 25. En la medida en que su dividendo sea en principio inferior o igual a su beneficio (en principio una empresa no distribuye la totalidad de su beneficio), dicha empresa se negociará a un máximo de 25 veces sus beneficios. En ese caso, la acción puede considerarse bastante cara, pero estaría lejos de encontrarse en una burbuja.

Un universo en constante movimiento

Obviamente, podría darse el caso de que la cotización de una empresa que paga al principio un dividendo elevado suba de forma irracional y que dicha empresa esté extremadamente sobrevalorada. En todo caso, a medida que su cotización avanzase, su rendimiento por dividendo sería cada vez menor y, en un determinado momento, dicha empresa ya no formaría parte de las empresas con dividendo.

En otras palabras, el universo de las acciones con dividendo está cambiando permanentemente y aquellas cuyo precio sube demasiado respecto del dividendo que reparten salen de dicho universo, mientras que otras acciones que al principio no formaban parte del universo pueden acceder a él si su cotización cae lo suficiente respecto del dividendo que pagan. Por lo tanto, no cabe plantearse la cuestión de una burbuja especulativa, a menos que se considere cerrado el universo de las acciones con dividendo, en cuyo caso la llegada de importantes entradas de capital a dicho universo podría provocar una burbuja.

En lo que respecta a las acciones con dividendo, también puede plantearse el fenómeno inverso. Una empresa puede parecer muy atractiva por su dividendo, al ser este muy elevado respecto de la cotización de la acción. No obstante, una situación así debería despertar una enorme desconfianza entre los inversores. Puede que la bajada de la cotización se deba, efectivamente, a problemas aún no reflejados en el dividendo ya que este solo se ajusta una vez al año por lo general. El ejemplo de los valores financieros en 2008/2009 o, más recientemente, el de algunos títulos de telecomunicaciones debería servir de lección en ese sentido.

Las acciones con dividendo: un valor atractivo lejos de agotarse

El interés por las acciones con dividendo no debería desaparecer, aunque solo sea por las tendencias demográficas. El peso de la franja de edad entre los 25 y los 49 años en la población de los países industrializados está retrocediendo y, en cambio, está subiendo el de la franja entre 50 y 74 años. En lo que respecta a los mercados financieros, eso supone que un número creciente de inversores otorgará mayor importancia a la preservación del capital y la necesidad de ingresos regulares que a la búsqueda de una apreciación del capital a largo plazo (gráfico C).

Evolución de los dividendos por acción en las distintas regiones

La cuestión de las acciones con dividendo no se circunscribe ni a Europa ni a Estados Unidos. En los 10 últimos años, el número de empresas en los países emergentes que pagan dividendos y el importe de dichos dividendos han aumentado sustancialmente. Así, los dividendos pagados por las sociedades que integran el índice MSCI Emerging Markets han avanzado a un ritmo anualizado de casi un 14% en los 12 últimos años, lo cual explica en parte la sólida rentabilidad superior de dicho índice en ese periodo.

Además, los dividendos se mostraron más estables en dicha región que en Europa, donde la crisis de 2008/2009 provocó un notable descenso de los dividendos pagados en algunos sectores, principalmente el bancario. Se prevé que dicha tendencia persista, dados los riesgos macroeconómicos a los que se enfrentan los países europeos. En consecuencia, el asunto de los dividendos puede combinarse con el de los países emergentes (gráfico D).