¿Paradigmas cambiantes en el mundo de la gestión?

“Definir el presente y diseñar el futuro en las tomas de decisiones, implica un complejo proceso en el que se mezclan la percepción individual, el diálogo estratégico, entre agente y cliente-inversor y la construcción colectiva de significados. La definición del presente determina la visión del futuro y viceversa. La visión de futuro determina la percepción del presente. Es imposible pensar el presente desligado del futuro e imaginar un desarrollo en el tiempo sin tener en cuenta la situación presente desde la cual se está definiendo. Así planteado, el presente y el futuro son procesos simultáneos de creación de realidades; una unidad de acción desde la cual las organizaciones diseñan sus intervenciones en la sociedad. El objetivo de este artículo parte de la siguiente premisa ¿cómo gestionar la incertidumbre para obtener resultados? Parece en principio una paradoja administrar lo que en principio no existe, prever lo ausente. De todas maneras, esta paradoja está presente en cada decisión, desde la más pequeña hasta la más significativa; todas tienen un impacto en el resultado final y en las posibilidades de desarrollo de una cartera o portafolio”.

Desde los últimos 30 años, todo y nada ha cambiado, eso sí, hemos rectificado, según las percepciones de cada ciclo o presunciones del futuro inmediato, nuestro esquema estratégico, en la toma de decisiones en materia de inversión. Tenemos que trabajar con las mismas pautas que nuestros antepasados ya advertían, Markowitz, Warren Buffet, Peter Lynch, William F. Sharpe, David E. Shaw, George Soros, y otros muchos…con un denominador común, entender bien en lo qué, para quién y cómo vamos invertir.

La buena confección del asset allocation o asignación de activos, regido por una buena diversificación tanto de activos como de geografías, y un buen diagnóstico del perfil de inversión del cliente final son bases simples e imprescindibles para el éxito en las inversiones. No nos compliquemos la vida en intentar siempre en cómo batir a los índices o benchmarks, es un trabajo más que demostrado que no es eficaz ni asumible y en cambio invertir y gastar mucho tiempo en la primera parte es y va ha ser esencial.

El caso Lehman, Madoff, Islandia, bonos convertibles, subordinados, estructurados, etc…. han sido El Problema, pero si hubiésemos invertido en todos ellos con un buen asset alocation, el caso hubiese sido Un Problema; no podemos por mucho que nos guste una inversión destinar un 40% en un activo, ya sea acciones, o gobiernos, por poner un ejemplo. En los próximos tiempos hay que tener claro que todo es riesgo (sistémico y de contrapartida) y hay que tratarlo como tal y darle los porcentajes adecuados. No voy a enamorarme del oro ni de los recursos básicos, ni de las renovables, y por ende ni del inmobiliario, somos inversores con una finalidad, rentabilizar el dinero, y no forrarnos con uno de ellos. (Sólo entendible por parte de inversores industriales en sus propios negocios).

Incido en el conocimiento entero del cliente final o inversor, por parte del asesor, sea este un independiente, un empleado de una entidad bancaria o de cualquier ESI, y no basta con que pase éste un formulario de 14 preguntas para que sepamos el nivel de riesgo permitido; el trabajo es mucho más arduo y complicado e implica transparencia total por parte del asesor y del cliente final, evitando cualquier conflicto de interés. Todos los actores del mercado podemos ser válidos como asesores pero hay que recomponer la forma de trabajar. ¿Qué implica? Pues por parte de los agentes de mercado (ESI) invertir en I+D, como cualquier empresa, concretamente en máquinas de diagnóstico real (aprovechemos el símil en medicina: radiografías, resonancias magnéticas, etc.…), en formación de nuestros profesionales, en herramientas buenas de reporting, en máquinas de análisis de activos, etc.…. y luego quedará el buen diagnóstico e interpretación de estos resultados.

Si no somos buenos en el diagnóstico, el resultado será distinto al esperado, y en el peor de los casos, en pérdidas importantes. El producto o relleno del asset allocation, como todos bien sabemos, es un commodity y tenemos plataformas de búsqueda para encontrar a los mejores de cada categoría e incluso subcategoría. Por decirlo de una forma clara, hemos invertido un 10% en conocer bien e nuestro cliente y un 90% en buscar o intentar invertir en producto. Señores, esto no es serio ni justo, sino mediocre, así las consecuencias vividas, los malos y desgracias en resultados de miles y millones de casos a nivel internacional.

Resumiría como trabajo a realizar o mejorar:
1. Inversión en herramientas y protocolos del diagnóstico
2. El cliente ha sido también su propio gestor: Al no ofrecer buenas plataformas de consolidación global por parte de los agentes (ESI)
3. Evitar conflictos de interés
4. Formación intensiva y continuada de los profesionales

En cuanto a la confección del asset allocation, ya no podemos pensar que un riesgo crediticio estatal no supone ningún problema, o uno corporativo o por ende un simple fondo de inversión, deberemos de entender bien los riesgos implícitos y de balance con los sistémicos.

Por último me gustaría añadir que el texto escrito del titulo de este artículo “paradigmas cambiantes en el mundo de la gestión” pretende incidir en que no ha cambiado nada, lo que sí que nos urge es a que cambiemos nosotros; el mundo financiero va a continuar con sus activos viejos y nuevos, con sus ciclos, tormentas alcistas y bajistas, etc.,…, pero no hemos tenido un buen control ni un buen diseño para lo que perseguíamos o deberíamos de haber perseguido: criterio, transparencia, sencillez e idoneidad de nuestras inversiones respecto a nuestro riesgo permitido. Añadiría la frase de John Templeton, “The four most dangerous words in investing are ‘This time is different’ y concluiría diciendo que el miedo y la avaricia siguen coexistiendo en nuestras vidas desde el inicio de la civilización, si estos no cambian, que lo dudo, el Cambio de Paradigma sería incluir el “buen hacer”, más profesionalidad y entender mejor a nuestro cliente.

Somos capaces entre todos de cambiar y mejorar, pero deberemos incluyendo los temas ya comentados, no mirar la cuenta de resultados de final de año, ya que ésta no está en concordancia con la del horizonte temporal de nuestros clientes.