Ovejas negras

jaime
Máximo García

Los malos existen de toda la vida. Los villanos forman parte necesaria de nuestra vida, sin ellos no podríamos diferenciar lo que está bien de lo que está mal de forma tan clara. Para que nos gusten los Pitufos, tiene que haber un Gargamel, Batman sería un loco en mallas de no ser por el Joker y posiblemente Blancanieves sería tan solo una princesa ñoña de no ser por la bruja mala.

Los malos son necesarios y para muchos son incluso fascinantes puesto que en muchos casos responden a perfiles de gente sumamente inteligente, desviados por sus experiencia o por lo que suele ser aun más común, por la victoria interna de dos grandes debilidades: la codicia y la vanidad. La curiosidad que despiertan estos casos es totalmente comprensible y son sin duda fuente de inspiración para quienes intentan no desviarse del camino.

Madoff es el más famoso, pero no está solo en la cárcel, tiene compañía. Tenemos casos que todos conocemos, muy cercanos, que obviaré, pero quería poner el acento en un caso que merece la pena y que no es necesariamente conocido; procede de un lugar donde la gente parece seria y su historia sacada de Hollywood: Florian Homm, el mayor escándalo de la historia financiera alemana, un gestor de éxito convertido en el Dioni alemán de dos metros de altura con residencia en Palma de Mallorca.

Su historia es la de un buen estudiante de Harvard, que pasa por grandes gestoras en sus primeros años y que acaba creando su propia gestora (VMR inicialmente y Absolute Capital Management posteriormente). Durante la época de vino y rosas, llega a tener más de 3 billones bajo gestión, compra y salva de la de la ruina al Borussia Dortmund, mientras llena portadas tras ser nombrado como el Hedge Manager of the Year.  Nada ni nadie lo paraba. De repente, decidió parar él mismo un buen día. Dimitió y se volatilizó, desapareció del mapa. Poco después sus propios socios le acusaron de haberse fugado con más de 150 millones, las autoridades de haber hecho “portfolio pumping” causando pérdidas millonarias. Fue el fin de ACM como gestora.

Perseguido por medio mundo desde entonces, comenzó su huida de un FBI instigado por la SEC, pasando por un supuesto tiroteo en Caracas, entrevistas clandestinas en el FT y New York Times en las que negaba las acusaciones, libros autobiográficos superventas y una supuesta enfermedad crónica (esclerosis).

Todo acabó con su detención en Italia el año pasado en la Galería Uffizi florentina, como si del mismísimo Thomas Crown se tratara, como un ladrón de cuadros pillado in fraganti mientras contemplaba cuadros de Botticelli. Una historia real, una montaña rusa, una parábola. Actualmente se encuentra en proceso para ser extraditado a Estados Unidos donde le esperan demandas millonarias y cárceles menos placenteras. Una oveja negra que huyó del redil.