Olvídese de los mercados emergentes: llegan los Asterics

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Prabhu B Doss, Flickr, Creative Commons

Antoine van Agtmael pasará a la historia como el inventor del término ‘mercados emergentes’. Durante su etapa como economista del Banco Mundial, a mediados de los ochenta, van Agtmael propuso abandonar las antiguas denominaciones paternalistas como ‘países del tercer mundo’ y englobar bajo el nuevo término a una serie de países que compartían ciertas características y que, sobre todo, presentaban un elevado potencial de crecimiento a largo plazo.

Treinta años después, son muchos los que defienden que el concepto de ‘mercados emergentes’ se ha quedado obsoleto, a tenor de las enormes diferencias que muestran los países que lo integran. El último en hacerlo ha sido Alexander Kozhemiakin, director de países emergentes en Standish (parte de BNY Mellon Investment Management), para quien “la descripción de ‘mercados emergentes’ como mercados incipientes no logra ilustrar su característica principal. La baja liquidez no siempre es característica de los mercados emergentes ni es un atributo exclusivo de ellos. Y recientemente ha aparecido una etiqueta diferente (mercados fronterizos) para describir a mercados emergentes menos líquidos”.

El experto califica además el término de “confuso e incoherente” porque también puede referirse a un país o a una clase de activos de un país emergente, pese a que “un país puede tener varios mercados (renta fija y variable, divisas, inmobiliario, etc.) con diferentes características”.

Para Kozhemiakin, la definición más completa de un país emergente se centra en el riesgo país, que suele estar relacionado con al menos una de las siguientes características: riqueza del país por debajo del umbral de ingresos altos, amenaza geopolítica, solvencia crediticia mala o régimen político no democrático. “Independientemente de su origen concreto, los riesgos país tienen una característica en común: el potencial de afectar al rendimiento de todas las clases de activos con fuertes lazos con ese país”.

Aunque el representante de Standish reconoce que la riqueza de un país puede ser un buen punto de partida para definir a un país emergente, puesto que la renta nacional per cápita muestra una correlación fuerte aunque no perfecta con la estabilidad institucional, el estado de derecho, la competitividad económica y la solvencia crediticia, “algunos países ricos se enfrentan a amenazas geopolíticas, a riesgos políticos que podrían destruir su régimen actual o a serios problemas de deuda que podrían llevarlos a seguir siendo clasificados como emergentes. Necesitamos una definición más completa de país emergente que utilice la presencia del riesgo país relativamente elevado como criterio diferenciador”, apostilla.

Por eso, en la boutique han acuñado un nuevo acrónimo que, en su opinión, resulta más útil para definir a estos países: Asterics (del inglés ‘assets tied to economies of risky countries’, que podríamos traducir como ‘activos ligados a economías de países de riesgo’). “En otras palabras, los mercados emergentes son clases de activos con un asterisco que debería recordar a los inversores que además de los riesgos tradicionales que varían por clase de activo, también asumen un elevado riesgo país”, apunta Kozhemiakin.

“Pensar en los mercados emergentes como Asteriscs ilustra sus dos papeles en una cartera”, continúa el experto. “En primer lugar, al aceptar riesgos país elevados, los mercados emergentes pueden aumentar potencialmente las rentabilidades. En segundo lugar, los Asteriscs también pueden diversificar los niveles de riesgo país en una cartera. Esta ventaja puede ser potencialmente significativa, teniendo en cuenta el sesgo doméstico de muchas carteras. Y también alberga el hecho de que algunas economías desarrolladas avanzan rápido camino de convertirse en Asteriscs”, concluye.