Numerología

mariajose_martinez_blazquez
Cedida

Pánico-euforia, risk on-risk off, complacencia de mercado... son algunos de los términos del argot financiero que se emplean para describir el sentimiento, el humor de los mercados en cada momento. Cuando nos situamos en periodos de fuerte euforia como el actual (lo que R. Shiller denominó exuberancia irracional), conviene coger papel y boli y hacer unos sencillos cálculos back to basics o vuelta a los orígenes como les gusta decir a los anglosajones.

Les propongo un negocio “I” que genera unos beneficios anuales de 576 euros en 2013 por el que tendrían que pagar 9.800 euros. Esto es, que en caso de adquirirlo, su rentabilidad anual sería del 5,9% (suponiendo que estos beneficios, en el peor de los casos, se mantuvieran estables). Visto desde otro ángulo, podríamos decir que se tardarían 17 años en recuperar la inversión. Por otro lado, está el negocio “B”, que genera rendimientos fijos anuales del 4,1% a 10 años y, en ese mismo plazo, se devuelve el capital invertido. La probabilidad de no tener éxito en “I” es del 16%, mientras que en “B”, es del 8% ¿Empiezan a decantarse por uno?

Siento curiosidad por saber cuántos de ustedes han leído u oído esta mítica frase: “los mercados descuentan expectativas”, esto es, que las bolsas adelantan los acontecimientos futuros. Entonces, ¿por qué no mirar hacia el próximo año? La cosa cambia para el negocio “I”, los beneficios esperados en 2014 son 690 euros (¡un 19% superiores a los de 2013!), con lo que su rentabilidad sube hasta el 7% y en 14 años recuperaría la inversión.

Como buen inversor deberíamos plantearnos algunas preguntas sobre la consecución de estos beneficios. Siguiendo el orden de una cuenta de resultados, cabría esperar crecimiento de las ventas (por subida de volumen o de los precios); caída de salarios y/o de otros costes como, por ejemplo, las materias primas; mejores condiciones de financiación; reducción de impagados; bajada de impuestos... Tampoco es que tengan que darse todas ellas, pero unas cuantas sí que serían necesarias.

Y si yo les digo que esta empresa “I” es el Ibex 35 y que “B” es el bono español a 10 años y que para conseguir este objetivo de beneficios nos movemos con un crecimiento económico del 0.6%, déficit del 6%, paro del 26%... ¿les surgen las dudas? Es normal.

Estos números de los que hemos hablado no son más que el PER de la bolsa o la volatilidad de la misma. En resumen, comprar ahora Ibex35 supone pagar 14 veces los beneficios de 2014 (asumiendo que éstos van a ser un 19% superiores a los del año anterior). La media histórica de este ratio está en 12 veces, pero como medida estadística que es, esto implica que habrá periodos en los que estará por encima y otros por debajo, o sea que podemos tener múltiplos superiores a la misma por variedad de razones y una de ellas puede ser, como se pueden imaginar, la actual política monetaria expansiva.

¿Cómo lo ven ustedes? Es aquí donde entra la psicología del inversor. Alguien averso al riesgo puede ver que no merece la pena un extra de rentabilidad del 3% de la bolsa sobre la deuda pública española por el mayor riesgo que se asume en la renta variable;  mientras, para otro, ese 3% puede ser más que suficiente, más aun teniendo en cuenta el elevado endeudamiento de la economía española y que, si lo compara con el bono alemán, esa diferencia para él sería de más del 5%.

Ya lo dijo Albert Einstein: “nada es absoluto, todo es relativo”. No es que sea una fanática de las ciencias metafísicas como la numerología, pero por su definición como “práctica adivinatoria que utiliza los números”, creo que es parte importante de todo inversor.