Nuevo amago de infarto: todas las claves para entender la crisis china

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China se ha convertido en el epicentro del gran terremoto que está sacudiendo a los mercados financieros en este arranque de año. En apenas cuatro sesiones, los principales índices bursátiles chinos han acumulado pérdidas del orden del 12%, un descalabro que ha dilapidado las ganancias cosechadas durante el 2015 sin que las autoridades chinas hayan sido capaces de cortar la hemorragia que está viviendo su mercado de renta variable. La Comisión Reguladora del Mercado de Valores de China (CRMV) aseguraba que era muy improbable que se produjeran ventas masivas de acciones. Pero estas siguen produciéndose. La sesión del jueves duró menos de 30 minutos. Fue el tiempo que tardó el CSI 300 en registrar pérdidas superiores al 7%, lo que volvió a activar el mecanismo de cortocircuito, suspendiendo la negociación para el resto de la sesión. Las dudas sobre su eficacia son muchas. De hecho, las autoridades chinas han adelantado que, pase lo que pase, no volverán a suspender la cotización.

Según Heinz Rüttimann, director de Análisis y Estrategia de mercados emergentes de Julius Baer, “los cortocircuitos son una buena medida para frenar las bruscas oscilaciones del mercado y los 'flash crashes'. Sin embargo, los dos límites con los que cuenta ahora mismo la bolsa china (de +/- 5% y +/-7%) están demasiado cerca y no han sido bien planteados. En comparación, el S&P 500 cuenta con cortocircuitos que se activan en el 7%, el 13% y el 20%”, recuerda. El regulador chino ha convocado una reunión de urgencia para analizar las nuevas regulaciones. Para Rüttimann, los límites actuales deben modificarse. El nuevo sistema de cortocircuito entró en vigor en la jornada del 4 de enero y, por ahora, lejos de servir para calmar los ánimos, está poniendo más nerviosos a los inversores. Muchos creen que se trata de un sistema contraproducente, que agrava la volatilidad en lugar de reducirla.

David Gaud, gestor en Edmond de Rothschild AM, explica que, "para empeorar las cosas, los inversores no tienen visibilidad sobre el mercado durante la interrupción de 15 minutos después de una caída del 5%. Todas las órdenes se retiran de las pantallas de modo que no hay indicaciones de precios y volúmenes o instrucciones de cambio. Esta niebla total agrava las preocupaciones, provocando que los inversores aumenten el tamaño de sus órdenes de venta y den más instrucciones de forma indiscriminada. Los cortafuegos existen en otros mercados asiáticos y rara vez se activan". Gaud revela que, en China, la mayoría de los inversores domésticos tienen menos experiencia en los mercados y ven esta herramienta como una restricción severa de la liquidez. Llevará tiempo adaptarse. El cortafuego es parte del movimiento de China para adaptarse a los estándares de cotización de los mercados internacionales. Es una buena idea a medio y largo plazo, pero crea turbulencias en los mercados a corto plazo.

“El mecanismo es únicamente un instrumento y no ayudará al mercado a hallar su verdadero valor”, aseguró a AFP Shen Zhengyang, de Northeast Securities. “Lo que más me inquieta es que la aplicación del sistema va a afectar la liquidez del mercado. Los inversores que quieren vender no pueden hacerlo y los que quieren comprar, tampoco. Los intercambios se van a reducir si estas suspensiones prematuras se producen con demasiada frecuencia”, explica. Y lo sucedido podría ser claro reflejo de su mal funcionamiento. “El nuevo sistema de interrupción del circuito ha exagerado la situación dado que los inversores han acelerado la salida antes de que los mercados cierren debido a que los precios bajan demasiado rápido”, asegura Hans Bevers, economista senior en Degroof Petercam. Para Gaud, el ambiente de confusión se debe también" a diversos organismos reguladores comunican de manera torpe, descoordinada y pobre". 

"Ya que el final de la prohibición de seis meses para que los grandes accionistas con más de un 5% de una compañía puedan vender sus acciones se acercan, las preocupaciones acerca de que se produzcan fuertes ventas eran inminentes. Los pequeños inversores chinos sobre-reaccionaron. De hecho, no ha habido mucha venta de estos grandes accionistas. Sin embargo, la Comisión Reguladora de Valores de China (CSRC) dio marcha atrás de nuevo al prohibirles vender más de 1% en 3 meses, una medida que sólo acentúa la confusión y ha fracasado hasta ahora para tranquilizar a los inversores", asegura el experto. Pero… ¿qué ha desencadenado el desplome del mercado chino? Las gestoras consideran que la respuesta se encuentra en la divisa.

La clave podría estar en el yuan

El tipo de cambio offshore del renminbi (CNH) ha caído a su nivel más bajo frente al dólar desde finales de 2010. La diferencia entre el tipo de cambio offshore y onshore del renminbi llegó a niveles record en determinados momentos. En Amundi creen que la depreciación del renminbi ha sido el desencadenante clave de la corrección que estamos viviendo. “Si analizamos los últimos movimientos, identificamos ciertas pautas que conviene tener muy presentes. En primer lugar, el banco central chino (el PBoC) ha ido depreciando el tipo de cambio medio del yuan continental (CNY) durante ocho sesiones seguidas desde el 28 de diciembre de 2015. El yuan extracontinental (CNH) –que cotiza en Hong Kong– se ha sumado a esta tendencia, superando incluso la depreciación experimentada por el CNY. El PBoC está usando este periodo –cierre de 2015 e inicio de 2016– para depreciar la divisa hasta el nivel deseado, salvaguardando sus reservas en divisa extranjera”.

“Se trata de una política macroeconómica que se demostrará acertada cuando la revisemos dentro de unos meses. Si analizamos cómo se han comportado las divisas mundiales tras el aumento de tipos aprobado en diciembre por la Fed, el movimiento del CNY es coherente con el de otras monedas y ofrece al PBoC una buena ventana de oportunidad para actuar ahora en vez de dejarlo para más adelante”, afirman. Coinciden con Aberdeen en su creencia de que la debilidad del renminbi ha de entenderse dentro del contexto de una continua liberalización de la divisa más que como una evidencia de que se está llevando a cabo una devaluación de la divisa. Algunos observadores argumentan que el país está entrando en una guerra de divisas para tratar de apuntalar el crecimiento económico impulsando las exportaciones y que la depreciación monetaria que está por llegar será mucho mayor. Esto se produciría en un entorno de valoraciones que, según Rahul Chadha, codirector de inversiones de Mirae Asset, están caras.

Los inversores entran en modo pánico

Para Nicholas Yeo, director de Renta Variable China en Aberdeen, los inversores han entrado en modo pánico. “Dos cosas les han asustado: el aumento de las expectativas de que las autoridades permitirán que el renminbi se deprecie frente al dólar -una decisión que podría desestabilizar la economía y provocar reacciones de represalia en otras partes de la región- y las preocupaciones sobre el impacto que podrá tener sobre los precios el levantamiento por parte de los reguladores de las restricciones sobre la venta de acciones. Se trata de dos cuestiones diferentes, pero que se han unido en la mente de los inversores nerviosos, aumentando las preocupaciones ya existentes sobre la salud de la economía china”, asegura. Mike Shiao, director de inversiones de Invesco en China, asegura que este año será importante seguir de cerca los cambios que experimente el país en los contribuidores a su crecimiento, los progresos que se hagan en las reformas estructurales y los cambios en la composición de los índices MSCI.

¿Qué medidas de intervención ha puesto en marcha Pekín?

El regulador chino anunció una nueva norma que reemplazará la prohibición actualmente en vigor de venta de participaciones por parte de los accionistas mayoritarios. A partir del 9 de enero, estos accionistas podrán vender sus participaciones, siempre y cuando las ventas no excedan el 1% de las acciones de la compañía en los próximos tres meses. Además, tendrán que hacer público su plan de ventas al menos con quince sesiones de antelación. Claramente, esta nueva norma se ha diseñado para limitar el volumen de ventas por parte de los accionistas mayoritarios. “Dado el elevado nivel de nerviosismo que registra ahora mismo el mercado, no estamos seguros de que la nueva norma consiga calmar la situación. Por eso, es muy probable que el regulador apruebe medidas adicionales para estabilizar el sentimiento en los próximos días y semanas”, indican desde Nordea Markets.

Y, ahora… ¿qué esperar?

La cuestión ahora es si el mercado chino ha tocado suelo. Según Mark Mobius, gestor de Franklin Templeton, "en este punto no podríamos decir que la bolsa china está cerca de su suelo. Las oscilaciones han sido violentas e irracionales debido a la alta especulación derivada de las acciones del gobierno para influir en la dirección del mercado". Todo eso no quiere decir, sin embargo, que el presidente de Templeton Emerging Markets haya dejado de confiar en su mercado. "Los fundamentales siguen siendo excelentes. El mercado está turbulento porque China está experimentando un cambio dramático de una sociedad rural a urbana", afirma. Por su parte, Rüttimann cree que “hemos vuelto a la casilla de salida. Esperamos que el MSCI China y el HSCEI sigan resintiéndose en las próximas semanas. El mercado chino acabará encontrando su camino. El sentimiento no podría ser más negativo, por lo que prevemos que el mercado se va a resentir” .

Para Fabrizio Quirighetti, economista jefe de SYZ AM, el mayor peligro ahora es que las crecientes tensiones en los mercados conduzcan a un pánico generalizado similar al que ocurrió hace unos años. El contagio ya es un hecho, sobre todo en Europa, donde las principales plazas europeas acumulan fuertes pérdidas anuales. Con los descensos de más del 1% registrados en la sesión del jueves, las pérdidas del DAX de Frankfurt en 2016 superan el 7%, las del EuroStoxx 50 el 6% y las del DAX, el CAC 40, el FTSE 100 y el Ibex 35 rondan el 5%, en cada caso. En EE.UU. el Dow Jones también registra pérdidas anauales del 5%.

“El efecto que se observó en las bolsas mundiales probablemente fue un acto reflejo de inversores nerviosos y preocupados por el crecimiento en China. Este hecho pone de relieve la importancia de adoptar un enfoque riguroso, sosegado y a largo plazo a la hora de invertir, especialmente en China, donde esperamos que la volatilidad continúe durante todo 2016. Este enfoque ha demostrado su valía en el pasado y nos ha sido útil como inversores en la bolsa china. Si los inversores no mantienen el rumbo en China, corren el riesgo de perderse lo que perfectamente podrían ser algunas de las mayores historias de éxito del mundo durante los próximos años.”, explican desde Fidelity. Lo que muchos tienen claro es que estos episodios se repetirán. "La volatilidad ha llegado para quedarse y testar los nervios de los inversores en 2016, lo que por otro lado puede ofrecer interesantes oportunidades para los gestores activos", señala Giordano Lombardo, director de inversiones de Pioneer Investments.

¿Cuál es el riesgo de contagio para el resto de la región y para el mundo?

Más allá de las repercusiones psicológicas que el desplome de las bolsas chinas ha tenido en otras plazas del mundo, en Nordea Markets creen que la situación no tiene consecuencias directas para la economía mundial. “Asia es la región que se verá más afectada. Las correcciones bursátiles en China podrían provocar fugas de capital en toda la región que, en el peor de los casos, podría acabar desencadenando una crisis de deuda en algunos de los países asiáticos donde la deuda privada ha crecido más en los últimos años, como Malasia, Tailandia o Corea del Sur”. Otro riesgo de contagio para Asia podría estar relacionado con la depreciación del yuan. “Las divisas asiáticas que más han sufrido desde finales de noviembre, cuando la divisa china empezó a depreciarse, corresponden a aquellos países más dependientes de la exportación de manufacturas que compiten con China, como Corea del Sur, Singapur y Taiwán”, señalan desde la firma nórdica.

“China es obviamente una preocupación y esto se debe principalmente a la pérdida de credibilidad del gobierno. Las reacciones de pánico que han estado produciendo desde el verano pasado han arrojado algunas dudas sobre la capacidad real de Pekín para controlar la situación, y no a los últimos ajustes sobre el yuan”, defiende Quirighetti. Desde Vontobel ahondan en esta idea al poner el acento en que “las intervenciones masivas durante el verano de 2015 dirigidas a la estabilización de precios de las acciones locales no han logrado restablecer la confianza, y están aumentando los problemas de credibilidad de las autoridades chinas. Además, China ha abandonado de facto la suave paridad de su moneda con el dólar estadounidense al ampliar la referencia a una canasta de monedas, lo que ha alimentado la incertidumbre”, afirman.

Ramificaciones de la crisis china a otras economías y mercados

La situación que vive China podría tener importantes efectos sobre otras economías y mercados. Según Vontobel, la menor demanda de China ha provocado una espiral descendente de los precios de las materias primas que pone a los productores y los mercados emergentes bajo mayor presión, lo que da como resultado un deterioro de la calidad crediticia y la devaluación de las monedas locales de los mercados emergentes. “La desaceleración del crecimiento chino y los precios de las materias primas provocan un menor crecimiento global, una reducción de la inflación, que las ganancias corporativas globales sean más bajas, pero una bonanza para el consumidor occidental”. El barril de crudo Brent, de referencia en Europa, ya cotiza por debajo de los 35 dólares, cuya cotización también se está viendo presionada por la crisis que se está viviendo en Oriente Medio.

Para Nicolas Robin, gestor de fondos de materias primas en Columbia Threadneedle Investments, este entorno de precios bajos supone una fuerte tensión tanto para las petroleras como para los países productores, que probablemente sigan sufriendo y tengan que enfrentarse a tensiones sociales al obligarles las caídas en los beneficios provenientes de la extracción de crudo a recortar en ayudas domésticas. En su opinión, “lo que con el tiempo situará de nuevo los precios del petróleo por encima de los 60 dólares por barril será la combinación de presiones financieras -que obligarán a reducciones de inversión de capital en las empresa y, por tanto, una reducción en su futura producción- la amenaza de inestabilidad social en los países productores, así como una mayor demanda de crudo debido a los bajos precios del petróleo”.