¿No tenemos que hacer un mayor esfuerzo por formarnos en behavioral finance?

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En los últimos años, ha habido una explosión de las aplicaciones del behavioral finance en el mundo de las finanzas. Como sabemos, el behavioral finance es un modo de enfocar la realidad financiera que pone un especial énfasis en las implicaciones del mundo de la psicología en las finanzas, de ahí el matiz behavioral o conductual.

Los individuos somos racionales, pero no “tan racionales” como predicen las teorías financieras, por lo que a la hora de tomar decisiones de inversión y de desinversión nos enfrentamos a diferentes limitaciones. Por ejemplo, tenemos sesgos que nos hacen desviarnos de la racionalidad perfecta: somos aversos las perdidas, aversos al arrepentimiento, seguimos un comportamiento de manada, nos quedamos sólo con la información más familiar (obviando la información más compleja o más estadística en muchos casos), o con la más accesible, esto es la última que hemos recibido, movemos demasiado las carteras, tenemos una contabilidad mental que nos lleva a fragmentar nuestras inversiones y no ver “el todo”, o tendemos a una diversificación simplista, entre otros. Y reaccionamos emocionalmente dejándonos arrastrar por nuestro estado de ánimo o por percepciones, lo que nos lleva a sobrerreaccionar en muchas ocasiones acelerando los movimientos del mercado.

A pesar de que, en general, ya son muy conocidos estos sesgos y se sabe de diversos modos para mitigar sus efectos en las carteras, nos encontramos con que los profesionales de los mercados españoles han recibido muy poca formación en behavioral finance. De acuerdo con las respuestas recibidas en febrero de 2015, muchos profesionales piensan que esta “variante” de la formación financiera es relevante pero los conocimientos no están unificados y son difíciles de adquirir.

Es interesante, en este sentido, observar que un 34% de los profesionales piensa que el efecto manada, que constituye uno de los sesgos de comportamiento más documentados, está detrás de las decisiones de inversión. Y un 22% piensa que son los sesgos emocionales lo que mueve el mercado. Si sumamos ambos, más de la mitad de los profesionales piensan que los condicionantes conductuales juegan un papel clave en las decisiones de inversión, frente a un 37% que aboga por la racionalidad de los participantes en los mercados.

A la vista de estos resultados ¿no tenemos que hacer un mayor esfuerzo por formarnos en behavioral finance?

 

Para participar en la Encuesta de marzo sobre Behavioral Finance e Índice de Confianza del Inversor Institucional (ICII) español, puede hacerlo a través del siguiente enlace. El plazo para contestar expira el miércoles 16 de marzo.