No hay que perder la Fed

Nuevo post del blog de María Folqué y Montserrat Formoso de Funds People.

Janet ya tiene plan para abril de 2015. Eso sí que es una agenda. Seis meses, se le escapó ayer, entre que termine el programa de compras de activos (QE), que irá disminuyendo 10.000 millones de dólares al mes siguiendo el guión, y la primera subida de tipos. Stanley Fischer te viene pisando los talones Janet. Así que a lo mejor le hacéis el trabajo al Banco Central Europeo en lo que al euro se refiere, pero vete tú a saber que a lo mejor vamos camino de 1,45 y resulta que no se puede hacer nada. Pobre Europa, que nunca puede hacer nada. Aunque puede ser que sí, depende de lo que quiera claro.

Tras el visto y no visto de Crimea, quizás a la Unión Europea le interese ayudar a la economía ucraniana, antes de que Vladimir Vladimirovich siga con su gusto por los hechos consumados y el oropel imperial. El Banco Mundial parece animado, aunque con la condición de que haya un gobierno más o menos estable que haya salido de las urnas, lo que no será inmediato. Pro-rusos o no, las autoridades de Kiev se han caracterizado más bien por tener una relación “extractiva” con el dinero público (bueno, y con el gas de las tuberías rusas).

Echamos de menos que hoy en día nadie pueda poner el toque literario al asunto. En 1854, durante la mítica Guerra de Crimea, el joven Conde Tolstoi vivió y relató el sitio de Sebastopol, y tras el primer ardor guerrero dejó constancia con desencanto de que a veces, lo que no resuelve la diplomacia tampoco mejora mucho cuando se derrama sangre. Y en ese mismo año se produjo la carga de la brigada ligera en la batalla de Balaclava, un episodio desastroso para la caballería británica que por culpa de un enfrentamiento entre dos oficiales que eran cuñados, terminó con la crema de la crema de la juventud británica en la boca de los cañones rusos. Lord Alfred Tenysson, con esa cosa tan poco española de hacer algo épico de la derrota, lo plasmó en su balada sobre “el valle de la muerte”.  Con relato o no, mejor no llegar a tanto. 

Y de la literatura a la primavera, que siempre han ido un poco de la mano, por ser época de reconciliación con la naturaleza en la que florecen noviazgos. ¿Se acuerdan de esos “y qué habrá querido decir con”, “le habrá parecido mal que”, etc, etc? Para aquellos que añoren esas incertidumbres están de enhorabuena, porque la Reserva Federal ha vuelto. La reunión de ayer permite mantener esa tensión mercados-Fed viva, como el primer día. De ella salieron varias ideas: el QE finalizará a finales de este año o principios del próximo, y los tipos de interés  seguirán en estos niveles “por un tiempo prolongado ”. Vaya novedad dirán ustedes, cierto, pero lo emocionante llegó cuando Janet Yellen fue preguntada qué consideraba por “periodo prolongado”. Seis meses, señaló Yellen. Seis meses empezó a repetirse en la sala de prensa, en los corrillos financieros, en las mesas de trading… Seis meses. ¿Pero para qué?, ¿Para que empiecen a subir los tipos de interés después de que termine el QE?,¿o para que empiecen a subir los tipos de interés una vez que los objetivos de inflación y desempleo se alcancen -(2% y 5,2%-5,6%, respectivamente)? Esta última interpretación, más favorable a los mercados, daría a las palabras de Yellen un matiz de “descuido”. Los analistas no lo tienen claro y las interpretaciones no han hecho más que empezar, mientras, de fondo suena una canción, la que se pregunta si Janet, nuestra Janet, no será realmente un halcón disfrazado de paloma.    

Porque a día de hoy, la sutileza de las palabras y los gestos de la Fed cobran más importancia. Vivíamos “tranquilos” con una tasa de paro elevada en EE.UU. sabiendo que no se hablaría de subir los tipos hasta que ésta no alcanzase el 6,5% de desempleo. ¿Y qué pasa al llegar al 6,7%? Pues que nos entra el nervio, la emoción del directo, y no ayuda el forward guidance inventado basado en una mezcolanza de indicadores del mercado laboral, expectativas de inflación y variables financieras varias. Pasamos de tener un referente cuantitativo y nos regalan uno aleatorio y discrecional.

Por si acaso, han llegado dos economistas, Andrew Filardo y Boris Hofmann, que hace unas semanas publicaron un articulo sobre la eficacia de la política de los principales bancos centrales y su forward guidance. Algunas de sus ideas recogen lo que en algún momento ha pensado usted (seguimos hablando de política monetaria). Dicen que la efectividad de los bancos centrales depende del compromiso en su política y la claridad en su comunicación, y que una excesiva complejidad o condicionalidad puede confundir al personal (la traducción es libre), derivando en interpretaciones y discusiones continuas entre los propios bancos centrales y los agentes del mercado. Y eso no es bueno.

Así en frío las subidas de tipos no gustan a los mercados. Para la renta variable supone una amenaza en tanto que se reduce su atractivo, y además, aumenta los costes de financiación para las empresas. Pero no nos rasguemos las vestiduras. Al final, detrás de todo esto está la mejora de la economía. Ah, y evitar alimentar nuevas burbujas financieras.

Buena semana.