Nathan Gibbs (Schroders): “Los principales drivers del mercado japonés son la política monetaria y, sorprendentemente, la política”.

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Joel Filipe (Unsplash)

Japón vuelve a estar en el punto de mira de los inversores por dos motivos: la reciente celebración de elecciones y la fuerte apreciación del yen, al refugiarse los inversores en la divisa tras el Brexit. Nathan Gibbs, responsable de producto de renta variable japonesa de Schroders, explica el punto de vista del equipo del Schroder ISF Japanese Equity, calificado como Blockbuster. De hecho, en la firma piensan que “los principales drivers del mercado son la política monetaria y, sorprendentemente, la política”.

Gibbs admite que “la fortaleza del yen ha vuelto incierto el entorno económico nipón en el corto plazo”, dado su impacto negativo sobre las previsiones de beneficio y la consecuente cascada de revisiones a la baja de los analistas. La postura de Schroders es que el impacto será inferior al previsto por el consenso: “Se suele ver este tipo de reacciones cuando la divisa ha registrado movimientos muy rápidos; si el yen se aprecia lentamente, las compañías son buenas realizando sus ajustes y el impacto no es tan negativo. Además, en los últimos cinco a diez años muchas compañías niponas han desplazado su actividad fuera de Japón, por lo que la sensibilidad al yen es inferior a la del pasado”, detalla.

Gibbs considera muy improbable que el BoJ intervenga la divisa para frenar la escalada de las últimas semanas. Ve más realista que incremente las compras de ETF y de bonos: “Se trataría de la continuación de una política ya muy agresiva. El BoJ ya tiene el equivalente al 80% del PIB nipón en su balance, y éste va a seguir expandiéndose al ritmo actual”. El especialista cree que el BoJ hará algún anuncio en esta dirección en una de sus dos próximas reuniones. Otra posibilidad sería que profundice en los tipos negativos: “La medida ha tenido una acogida muy mala, aunque en realidad no tiene impacto sobre la población porque los bancos no están aplicando los tipos a las cuentas corrientes. Sí afecta a la banca comercial, que ha asumido esta penalización”, aclara Gibbs. Éste considera que la credibilidad de Haruhiko Kuroda, gobernador del BoJ, ha descendido tras la aplicación de tipos negativos, pero también piensa que “parte del daño es un poco injusto, porque sus acciones han sido coherentes”.

El experto también constata que los mercados han estado pendientes de las elecciones celebradas el pasado 10 de julio, algo inusual en Japón. El resultado ha sido muy positivo para Shinzo Abe y el Partido Democrático Liberal, al conseguir dos tercios de los escaños. “Con este respaldo, Abe será capaz de aprobar casi cualquier reforma que se proponga, la implementación hasta ahora ha sido más lenta porque no disponía de tantos apoyos”, explica Gibbs. “Queremos ver más reformas en política fiscal y monetaria y reformas estructurales en campos como el mercado laboral, el sistema impositivo o la inmigración, aunque vemos improbable el último caso. El mercado debería poner en precio estos cambios en los próximos años”, declara el especialista, que también cree que “los inversores subestiman el impacto de las reformas”. El equipo de Schroders espera “un anuncio fuerte por parte de Abe en los próximos tres meses”.

Un ejemplo de reforma subestimada a ojos del experto es la del gobierno corporativo, que la ve como “un gran éxito para Shinzo Abe”. Gibbs explica que parte del proceso de inversión del equipo del Schroder ISF Japanese Equity consiste en reunirse con compañías, y han observado que “cuando hablamos con los directivos, especialmente de las compañías grandes, nos estamos dando cuenta que las conversaciones están siendo muy diferentes. Ahora las empresas entienden mejor los ROE y que los accionistas tienen derecho a acceder a información sobre la gestión de las compañías”.

Esta tendencia ha tenido impacto directo sobre el dividendo: si en 2009 la rentabilidad media era inferior al 1%, ahora es del 2%. “Se pueden encontrar compañías de calidad con dividendos del 3% ó 4%. Estando los tipos a cero, es una rentabilidad muy atractiva”, subraya el especialista. La suma del pago de dividendos y de recompra de acciones está en máximos históricos. Aún así, “los ROE de Japón son estructuralmente bajos, no porque el crecimiento del beneficio sea un problema, sino porque hay muchas acciones en circulación. La recompra de acciones está ayudando a mejorar los ROE”. La visión de Schroders es que la tendencia seguirá al alza, pues aún presenta niveles muy bajos frente a EE.UU. y Europa.

El experto alaba la mejora de la calidad de los consejos de administración: “Solía ser muy mediocre. Ahora se han incorporado a miembros independientes a los consejos de administración. Esta tendencia es definitivamente buena para Japón porque aporta más transparencia a las compañías y ayuda a que sean más fáciles de entender por los accionistas”, resume.

En términos de valoración, en Schroders piensan que el mercado está ligeramente barato, que ha recuperado algo de atractivo en los últimos meses y que también está barato respecto a otros mercados. “Vemos un buen ritmo de crecimiento del beneficio por acción (BPA), que es el segundo que más crece después del de EE.UU., y pensamos que seguirá siendo razonable en los próximos doce meses”, indica Gibbs.

Construcción de la cartera

“Entre las cosas que buscamos en una compañía está la calidad de su equipo directivo, su posición financiera, lo buena que es la compañía realizando predicciones sobre sus beneficios, su independencia (si tiene sólo un gran cliente o un mix de clientes) y su gobierno corporativo. No obstante, el factor clave sigue siendo su perfil de crecimiento en el largo plazo, queremos saber si presenta un modelo de negocio sostenible”, resume Gibbs.  

Dentro del proceso bottom up, se ha desarrollado un modelo de análisis que ayuda a detectar qué empresas están infravaloradas y presentan buenas perspectivas de crecimiento. La reunión con compañías poco cubiertas por analistas es muy importante: “Tenemos 12 analistas en Tokio que están visitando constantemente compañías. Pensamos que así añadimos más valor para los partícipes que pronosticando la macro”. El especialista recalca que “la cartera es una cosa de equipo, la visión de los analistas tiene mucha influencia sobre las decisiones finales de los gestores”.

La cartera suele contener entre 85 y 90 valores, que son una mezcla de gran y pequeña capitalización, pero Gibbs aclara la asignación a small caps está en línea con el índice. La rotación de activos es baja, generalmente entre el 25% y el 30%, porque el horizonte de inversión es a tres años vista.