Muzinich: preferencia por Europa y duraciones cortas

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GotCredit, Flickr, Creative Commons

Considerada como una de las firmas de referencia en el segmento de renta fija corporativa, Muzinich es una firma independiente acaba de cumplir 30 años desde su creación y tres años desde la apertura de oficina en España. Con un volumen gestionado 36.200 millones de dólares (diciembre de 2017) exclusivamente en crédito,  la entidad americana está especializada en deuda de alto rendimiento (high yield). 

En la gestión de sus fondos mantienen un perfil conservador orientado a preservación del capital y tratar de minimizar la volatilidad ante un entorno de caídas. "Si miramos todas las crisis que ha habido hemos destacar el buen comportamiento de nuestros fondos frente a los índices y fondos de la misma categoría", señala Rafel Ximénez de Embún, responsable para Iberia y Latam. Y aunque los últimos 30 años han sido agradecidos con la inversión en renta fija, estamos al final del ciclo de crédito. "Más que nunca hay que ser conservador", afirma. Este enfoque encaja con el perfil defensivo del inversor español medio obligado a aumentar el riesgo si quiere lograr una rentabilidad atractiva. El cliente demanda productos flexibles y de duraciones cortas, elementos que caracterizan su fondo más vendido en España, el Muzinich Enhancedyield Short-Term Fund, y que al igual que el Muzinich Short Duration HighYield Fund, cuentan con el sello Funds People por su calificación de superventas.

Punto de inflexión.

El mercado de renta fija ha tenido un punto de inflexión en 2017 en el mercado en el que asistimos a una sincronización del crecimiento en los bloques desarrollado y emergente. Así lo explica Erick Muller, responsable de estrategia y producto de la firma, y en 2018 serán dos los temas clave. Por una parte, el recorte de impuestos de Trump que supondrá un aumento de la demanda agregada en una región concreta y en un aumento de expansión económica. "Nunca ha habido en EE.UU. una política fiscal procíclica", señala. El segundo factor es el rediseño de la política comercial de Trump aumentando la incertidumbre en ciertas empresas y, por extensión, al crédito. Y frente a EE.UU. está el resto del mundo que no guarda la misma forma física que la economía americana. Asistimos, por tanto, a un incremento de las divergencias entre la política fiscal, la política monetaria y la situación financiera y crediticia de EE.UU. frente a los principales bloques económicos.

De esta visión del mercado señalan dos ideas de inversión. La primera, que no les gusta la duración, especialmente en EE.UU. inclinándose por los bonos flotantes. "En un proceso de normalización los primeros en sufrir son los bonos de gobiernos", señala Muller. Esto nos lleva a la segunda idea, la preferencia geográfica por Europa, porque aunque las divergencias monetarias entre ambos bloques ofrecen, a priori, unas rentabilidades más atractivas en EE.UU., el coste de cubrir el cambio de dólar a euro erosiona  dicha prima: si el bono americano ofrece un 3%, un inversor europeo tendría que pagar un 2,8% en cubrir el riesgo cambiario. Otro argumento que respalda su preferencia por el mercado europeo viene del lado de la oferta, puesto que el inversor institucional japonés también le sale más a cuenta invertir en Europa que en EE.UU.