Mercer: desigualdades en la competencia por el talento y los bonos

Europa y Estados Unidos están tomando enfoques regulatorios distintos en el sector financiero lo que está teniendo como consecuencia principal una serie de desigualdades en este campo, según un informe de Mercer. Los bancos europeos se posicionan en desventaja competitiva a la hora de atraer el mejor talento. Esto supone que dichos bancos tendrán que pagar más en su búsqueda de talento y superar así algunas de las restricciones a las que se enfrentan en comparación con sus competidores estadounidenses.    

 

Estados Unidos ha establecido unas líneas de actuación sobre lo que se espera de las compañías, ofreciendo así una mayor flexibilidad a la hora de interpretar y aplicar dichas líneas. En Europa sin embargo, las medidas son más prescriptivas, ya que los organismos reguladores han establecido de manera estrícta como debe de ser la estructura de pagos diferidos y los instrumentos de compensación que pueden utilizarse. Por otro lado, países como Suiza, China, Japón y Australia, también han adoptado su propio enfoque ligeramente diferente. 

 

“A nivel mundial, existe una disparidad de enfoques en la regulación de la compensación del sector financiero. Nuestro estudio sugiere que se están creando situaciones de desigualdad y el objetivo pretendido con las reformas no se está alcanzando. Por una parte, el enfoque europeo tiene más consistencia en cuanto al diseño de programas de compensación. Pero por otra, propicia una serie de cambios que tendrán un mayor coste para las empresas, sin que necesariamente ayuden a gestionar el desempeño y los riesgos”, afirma Rafael Barrilero, socio de Mercer.  

 

Las desigualdades entre Estados Unidos y Europa vienen motivadas por los diferentes enfoques de los bonos diferidos. Estos, se plantean como freno a los riesgos que implican los incentivos a corto plazo, como parte de las reformas tras la crisis financiera. Hay una parte de los bonos que se pospondrán, o diferirán, por al menos tres años.

 

En un estudio realizado por Mercer Planes de incentivos para directivos del sector financiero a nivel mundial, en el que han participado  63 empresas multinacionales desde bancos hasta aseguradoras, se señala también cómo la mayoría de bancos europeos han introducido condiciones asociadas a los resultados con la idea de reducir o bien eliminar los bonos diferidos si ha habido pérdidas o no se han alcanzado los objetivos. Por el contrario en el país norteamericano no se han introducido esta serie de medidas para la compesación diferida. El informe de Mercer señala que el 88% de las compañías europeas tienen incentivos a largo plazo dependientes de los resultados, frente al 50% de las organizaciones estadounidenses.  

 

Estados Unidos ofrece más posibilidades de recibir bonos      

 

“En otras palabras, ahora mismo tienes más posibilidades de recibir tu bono en Estados Unidos que en Europa. Aunque la mayoría de los bonos diferidos se pagan en acciones, en Estados Unidos todavía se basan el tiempo de servicio prestado por parte del empleado, de manera que con que un empleado permanezca en la compañía tres o cuatro años, recibirá sus acciones. Esta situación puede cambiar, especialmente en los bancos más grandes, a la luz de la nueva regulación todavía pendiente”, comenta Barrilero.  

 

Otro de los aspectos que pone de manifiesto el estudio Mercer es como las nuevas normas podrían no responder a su propósito inicial. Los datos muestran que el 75% de las empresas que liga la compensación diferida a resultados, lo lleva a resultados de la compañía, y por otro lado un porcentaje menor de empresas asocia la compensación diferida a los resultados de la unidad de negocio (32%) o a resultados individuales no financieros(29%), con lo cual, los bonos individuales tendrán menos impacto debido a la mayor amplitud de miras que implican los resultados de la empresa.    

 

Aparentemente estos cambios podrían fomentar el interés por los resultados del negocio más a largo plazo, también cabe la posibilidad de que den como resultado una subida de la compensación total en el sector bancario. Esta podría convertirse en la temida y no deseada consecuancia como concluye el socio de Mercer.