Mercados frontera: qué son y por qué no están hechos para cualquier perfil inversor

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Calum Lewis, Unsplash

Mucho se habla de mercados desarrollados en contraposición a los emergentes, pero como en la vida a la hora de invertir no todo es blanco y negro. Hoy explicamos qué son los mercados frontera, otro nicho de inversión al que prestar atención, pero que no están hechos para cualquier perfil de inversor.

Los mercados frontera son aquellos que, a pesar de tener un nivel de desarrollo menor al de los emergentes, presentan las potencialidades de estos últimos. Este término fue utilizado por primera vez a principios de la década de los noventa por la economista india, Farida Khambata. Estos mercados, heterogéneos entre sí, presentan características similares a la hora de invertir. Estamos hablando de economías que cuentan como catalizadores de su crecimiento unos costes laborales competitivos y abundantes recursos naturales. Su nivel de deuda en relación al PIB suele mostrarse en niveles bajos y, además, su demografía juega a su favor: cuentan con una clase media creciente y un índice de población joven en aumento. No obstante, estos países también suelen tener una accesibilidad limitada, baja liquidez y suelen entrañar inestabilidad política y financiera. Sin olvidar que pueden sufrir fluctuaciones en divisas, ineficacia de las operaciones comerciales y aumento de la volatilidad.

Con estas características no hace falta ni decir que estos mercados conllevan un mayor riesgo a la hora de invertir que el pueden tener los desarrollados y/o emergentes. Sin embargo riesgo no es sinónimo de números rojos, y en estos tiempos en los que los inversores están ávidos de retornos, incluir en la cartera este tipo de mercados puede ser fuente de rentabilidades positivas. Lo que sí es cierto es que estos mercados no están hecho para inversores con aversión al riesgo. El principal atractivo para los inversores son las perspectivas de alto crecimiento a largo plazo y la posibilidad de diversificación de su cartera.

Valoraciones de los mercados frontera

Los mercados fronteras no son inmunes a la crisis que está ocasionando el COVID-19. De hecho, la pandemia junto a los precios de las materias primas, en especial el petróleo, son los puntos débiles en estos momentos de las economías fronteras. Amundi, en sus perspectivas para el segundo semestre del 2020, señalaba que la deuda externa de estos mercados ha aumentado al haber estado captando capital de las economías más avanzadas. En un escenario normal no tendría por qué ser motivo de preocupación. Sin embargo, la gestora explica que “la disminución de los precios del petróleo, la lenta demanda mundial, el endurecimiento de las condiciones financieras y el aumento de los tipos de interés podrían perjudicar su capacidad para pagar su deuda, lo que daría lugar a una crisis de la deuda soberana”. En la misma línea se sitúa BofA Global Research, que apunta a los precios del crudo como el problema de la vulnerabilidad de varios países como Venezuela, Líbano, Bahrein, Omán e Irak. En este caso advierte del "hecho de que muchos mercados fronterizos requerirán un importante alivio de la deuda por parte de los acreedores oficiales y privados en los próximos años”.

Ser activos en los mercados frontera

Morningstar en un reciente post señalaba el enfoque activo como la mejor manera de aproximarse a estos mercados. Lo argumentaba explicando que los últimos cambios que ha llevado a cabo MSCI, uno de los principales proveedores de índices,  “afectarán a la liquidez, la valoración comparativa y el mandato de inversión de los fondos de mercados emergentes/frontera”. ¿Por qué? Porque países con gran peso en el índice MSCI Frontier Markets han sido reclasificados en los últimos tiempos por lo que los gestores, especialmente los que están limitados de alguna forma por su índice, se ven obligados a entrar en países significativamente menos líquidos y menos desarrollados, explican.

Ante esta nueva casuística el enfoque activo es la mejor forma de beneficiarse de estos mercados ya que son los gestores activos los que saben sacar provecho de las ineficiencias del mercado y la diversificación. Morningstar añade que invertir de forma pasiva en esta clase de activos es muy difícil debido a “la dificultad de rastrear estos mercados relativamente poco líquidos, así como los altos costes de seguimiento”.