Mar de fondo

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Imagen cedida

La mar de fondo puede definirse como el movimiento de las olas u oleaje que se propaga fuera de la zona donde se ha generado, llegando a lugares muy alejados. Las olas del mar de fondo se caracterizan por su periodo regular y sus crestas suaves y son, sin embargo, capaces de producir un gran mareo al más experimentado de los marineros.

Ya en tierra, en el cada vez más amplio estrato de los fondos de inversión, estamos asistiendo a una cierta preocupación en relación con la posible iliquidez de éstos en momentos de estrés. Algunas de las soluciones aplicadas a los efectos de la crisis financiera han podido crear nuevos problemas y desequilibrios que conviene resolver antes de que sus consecuencias sean de más seria consideración.

Así, en el origen de los remolinos que pueden acabar dando lugar a una auténtica mar de Fondo, pueden señalarse la regulación bancaria y la expansión cuantitativa.

Los esfuerzos para hacer más seguro el sistema financiero se han centrado en aumentar las ratios de capital de los bancos y penalizar las actividades consideradas de mayor riesgo con mayores costes de capital. En consecuencia, se estima que los bancos han reducido el tamaño de sus carteras de trading hasta en un 34% en el periodo 2011-2014.

Los programas de expansión cuantitativa a los que se han lanzado los bancos centrales han disparado una búsqueda de rentabilidad por parte de los inversores, que se han aventurado a comprar activos que den algo más de rendimiento sin medir el riesgo adicional de estos instrumentos por la mayor dificultad para hacerlos líquidos y la menor seguridad que ofrecen.

El actual Gobernador del Banco de Inglaterra y Presidente del Consejo de Estabilidad Financiera (FSB), Mark Carney, ha lanzado una advertencia respecto de cómo la persecución de un mejor rendimiento en un entorno de tipos ultra bajos ha reducido la prima de riesgo de liquidez en todos los mercados, en un contexto de reducción de la actividad de los creadores de mercado por los motivos expuestos. Mr Carney ha subrayado que el tiempo que lleva ahora  liquidar una posición es siete veces más elevado que en 2008.

El Banco de Pagos Internaciones de Basilea (BPI) ha alertado también de los riesgos en los que incurren los inversores por la ilusión de liquidez permanente y previene que los mercados no serán líquidos cuando más se necesite la liquidez.

Y ahí encontramos la relación con los fondos de inversión. Se estima que cerca de la mitad de los activos bajo gestión en el mundo están en fondos que ofrecen la posibilidad de reembolsos inmediatos. Los fondos invierten en activos que les reportan una mayor rentabilidad pero que gozan de una menor liquidez. Aumenta así el riesgo en caso de una salida masiva de los inversores de los fondos.

Algunas de las gestoras de mayor tamaño ya están tomando medidas para proteger los niveles de liquidez.

Diversos expertos proponen algunas soluciones. Así, Gene Frieda, de Moore Capital, sugiere, entre otras cosas, que debería actualizarse la definición de lo que constituye un activo líquido para un fondo de inversión.

Adrian Hull, de Kames Capital, recomienda al inversor preguntar a su gestor si el fondo tiene un tamaño adecuado al mercado en el que opera, si dispone de una estrategia de venta y otra de compra de activos, y si considera que está pagando un precio realista por los bonos que compra.

Esperemos que las advertencias de los organismos reguladores y los consejos de los expertos nos guíen en nuestra travesía de inversión y nos permitan a llegar a buen puerto, superando sin el más ligero mareo esta nueva mar de Fondo.