Madera de Boj

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Juan Carlos Montero

Estos últimos tiempos en los mercados da la sensación de ir subidos en una locomotora a vapor junto a Groucho Marx que no deja de gritar su célebre ¡Más madera! ¡Es la guerra!. Los agentes de la reinventada economía monetaria parecen no saciar su sed de liquidez de la misma manera que la locomotora de película de los hermanos Marx Go West devoraba madera en su persecución.

Parece que una reactivación económica ya no tiene otra herramienta que no sea el aumento de la masa monetaria, política catalogada como error histórico cada vez que se ha utilizado con cierta fruición ( Alemania tras la primera guerra mundial, Hungria 1946, Turkia años 70, Latinoamérica en los 70 y 80, etc). Sin embargo el efecto hiper inflacionista de esta política parece que ahora es controlable y en ciertos casos parece que ha funcionado como en el caso americano. El encontrarnos en un mundo globalizado y abierto beneficia que la liquidez no quede retenida en las fronteras y se extienda por todas las latitudes, sino ¿como explicamos las bajos repuntes de inflación con las políticas expansivas llevadas a cavo por la Reserva Federal y el Banco de Japón?

La pregunta parece clara: ¿Dónde está yendo toda esa masa monetaria? Parte, lógicamente, reactiva las economías locales pero ¿el resto, la mayor parte?, efectivamente a los activos financieros de todo el mundo que, en mi opinión representan unos valores inflados y poco acordes con los activos reales y tangibles a los que deberían representar.

Todos los beneficios acumulados desde 2008 hacen que cualquier activo, ya sea renta variable o fija, sean demandados como refugió de capitales que a su vez exigen su rentabilidad aunque sea simplemente a costa de una hiper inflación de sus valores. Presiona el inversor para que se tomen medidas no convencionales, que aumente la masa monetaria porque su patrimonio se revaloriza respecto a los bienes tangibles de la vida cotidiana. Pero cuanto puede durar esta escalada...

El siguiente en mover ficha va a ser el Banco de Japón (BOJ) con la compra de deuda pública más grande en la historia de la economía mundial, con una previsible pérdida de valor del yen. Parece que esto solo va a afectar a los japoneses porque sólo el 9% de la gran cantidad de deuda emitida por Japón está en el exterior. Sin embargo su mayor tenedor, el fondo de pensiones de Japón ya anunciado que la sustituirá por otros activos, también extranjeros. Me temo que la liquidez llegara nuevamente a los activos financieros del resto del mundo, con la nueva madera de BOJ. 

En la película de los hermanos Marx la madera que se utilizaba era el propio tren que iban despedazando y cuando llegaron a la máxima velocidad se dieron cuenta que el tren que arrastraba la locomotora estaba desecho...

¿Tendremos en el futuro que construir un nuevo tren? ¿Tendremos entonces madera para ello?