Macro sondeo de Fidelity sobre cómo están adoptando la tecnología los inversores institucionales

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infocux Technologies, flickr, creative commons

Los inversores institucionales prevén que la tecnología cambiará considerablemente el panorama del sector de la inversión de aquí a 2025, pero un elevado porcentaje todavía no se ha lanzado a probar las tecnologías novedosas, según la última edición de la Encuesta internacional a inversores institucionales de Fidelity. El sondeo, que es el mayor de su clase gracias a las respuestas que envían 905 entidades (fondos de pensiones, aseguradoras y entidades financieras) en 25 países que gestionan un volumen de activos de 29 billones de dólares, revela que los inversores institucionales de todo el mundo esperan que los mercados y la toma de decisiones se caractericen por una mayor rapidez, precisión y eficiencia a medida que se vayan consolidando las nuevas tecnologías.

El 62% de los inversores cree que los algoritmos de negociación y los modelos cuantitativos sofisticados harán que los mercados sean más eficientes y el 80% considera que el blockchain y las tecnologías similares cambiarán profundamente el sector. Las entidades reconocen los efectos que podría tener la inteligencia artificial y muchas prevén recurrir a ella para aspectos como la optimización de las asignaciones de activos (69%), la supervisión y evaluación del riesgo y los resultados de gestores/carteras (67%), e incluso la creación de carteras personalizadas sin ayuda de gestoras de activos (39%). Sin embargo, solo una de cada diez (10%) ha integrado totalmente la inteligencia artificial en su proceso de inversión a día de hoy y la mayoría (66%) no utiliza la inteligencia artificial actualmente, aunque algunas expresaron su interés en estudiarla en el futuro.

Según Paras Anand, director de Gestión de Activos para Asia Pacífico de Fidelity International, la tecnología sigue evolucionando con rapidez y pone a disposición de los equipos de inversión nuevas fuentes de datos ingentes y accesibles. “Las implicaciones para las asignaciones de activos y la construcción de carteras serán de gran calado, pero no se debería confiar ciegamente en los datos. Resulta tentador suponer que la velocidad, la eficiencia y la reducción de las fricciones propician mercados más precisos y seguros, pero no es necesariamente así, ya que en muchos casos las ineficiencias simplemente aumentan”.

A su juicio, “la inteligencia artificial no es lo suficientemente fuerte como para tomar decisiones de inversión correctas por sí sola, y la multiplicación de los datos puede aumentar el riesgo de tomar el simple ruido por información valiosa. Sin embargo, los inversores pueden utilizar la inteligencia artificial para mejorar sus ofertas si la abordan cuidadosamente”.

El estudio de Fidelity sugiere que los inversores parecen estar en una encrucijada en lo que respecta a su comprensión de las relaciones futuras entre el hombre y la máquina. El sondeo revela que más de la mitad (53%) de los inversores institucionales cree que la tecnología reemplazará los puestos de inversión tradicionales, pero muchos señalaron la importancia de la conexión humana; así, la mayoría de los encuestados (60%) creía que la inteligencia artificial crearía más puestos de trabajo, en lugar de reemplazarlos.

Un aspecto importante es que las entidades seguirán valorando la experiencia y conocimientos especializados que aportan sus socios de inversiones, incluidas sus perspectivas sobre cuestiones no relacionadas directamente con la inversión, como la psicología del mercado, las nuevas oportunidades, la estrategia y la resolución de problemas.

“Prepararse para aprovechar las nuevas tecnologías de la forma correcta supone un reto para todo el sector. Las gestoras de activos que aportan experiencia y trabajan con un enfoque asociativo para ayudar a los clientes a entender y aprovechar sensatamente estas nuevas tecnologías siempre serán las que generen más valor añadido”, afirma Anand.