Los sesgos cognitivos del selector de fondos

bombilla
Suarez Leandro, Flickr, Creative Commons

Ser selector de fondos no es una tarea sencilla. Existe una gran cantidad de información que debe ser procesada, filtrada, analizada y valorada tanto desde un punto de vista de análisis cuantitativo como cualitativo. Los selectores, como cualquier otro actor que opere en el mercado, no son ajenos a sufrir sesgos cognitivos, que pueden hacerles errar en sus análisis u operar de manera irracional en el proceso de toma de decisiones. No hay que olvidarse nunca de que operamos en entornos de racionalidad limitada en la toma de decisiones. Los sesgos más frecuentes que afectan al proceso de selección son cinco:

Sesgo de anclaje. El inversor tradicional tiende a materializar rápidamente plusvalías cuando gana y soportar pérdidas cuando pierde. En el caso de los selectores de fondos, quizás sucede justo lo contrario. Cuando un fondo se comporta mal con respecto a sus competidores, el dinero suele salir a ex puertas. Si se confía en la capacidad del equipo gestor, tal vez lo más indicado sería hacer todo lo contrario, ya que la historia demuestra que se suele producir una reversión a la media en los resultados del gestor con respecto a su índice de referencia. La reacción de salir ante los malos resultados introduce el problema de la pérdida de confianza.

Sesgo de representatividad. Esto es, hacerse con pocos datos la foto entera del fondo, dándola por buena cuando realmente está trufada. Centrarse en determinados aspectos de un fondo y descuidar otros puede resultar un claro error. Esto va muy ligado con el sesgo de disponibilidad: lo primero que se viene a la cabeza es lo verdaderamente importante. En realidad, esto no tendría por qué ser así. La primera impresión no debe ser el factor de mayor peso a la hora de elgir. También está el sesgo de confianza, es decir, confiar ciegamente en la capacidad de un gestor para obtener los resultados esperados pasando por alto determinadas señales que apuntan a lo contrario.

Sesgo de statu quo. Una vez que un fondo entra en la lista de recomendados, la tendencia es a no cambiarlo. Es un sesgo que afecta a la capacidad analítica del selector. Esto hace referencia a un cierto ‘enamoramiento’ por el producto. Normalmente la lista recomendados del selector suele a ser estática. De hecho, es probable que un fondo que ha ido mal se cambie en carteras gestionadas/asesoradas, pero se mantenga un tiempo mayor en la lista de fondos recomendados. Lo que sí es cierto es que la lista es más dinámica de lo que pudiera parecer y va variando de año en año (leer artículo que saldrá publicado en la revista de Funds People de febrero).