Los sentimientos encontrados que han mostrado los inversores tras el Brexit

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JaulaDeArdilla, Flickr, Creative Commons

Pese a la mala reacción inicial a la decisión de Reino Unido de salir de la UE, la recuperación del shock ha sido sorprendentemente rápida. No obstante, los gestores alertan de la desigual distribución de las inversiones debido al dominio del sentimiento sobre los fundamentales, por lo que las decisiones presentes pueden tener un impacto negativo sobre las rentabilidades futuras.

“Los inversores pueden esperar ser bombardeados por datos opuestos, nuevos riesgos y fuertes oscilaciones de los precios. La macro, funcionando ya bajo un crecimiento plano, puede volver a tropezar”, indica David Lafferty, estratega jefe de mercado de Natixis Global AM. Éste se encarga de recordar que “la volatilidad en los precios de los activos suele ser una reacción excesiva a los fundamentales económicos subyacentes, que evolucionan más lentamente”.

Lafferty considera las últimas sesiones como un test a la tolerancia al riesgo, pero al mismo tiempo recomienda “revisar carteras y reevaluar las oportunidades que pueda destacar el voto al Brexit”. Lafferty recomienda efectuar preguntas del tipo “¿puedo vivir con este nivel de volatilidad?” o “¿tengo suficiente estómago para esto?”. “Este tipo de auto evaluación en tiempo real sólo se puede hacer durante periodos de pérdidas. No se puede simular en un laboratorio o deducirlo de los libros de texto”, advierte el estratega.

Lafferty termina con unos consejos para ayudar a los inversores a mantener la calma: “Las repercusiones políticas, económicas y financieras de largo plazo del voto a favor de la salida son incalculables en este punto. Pero los mercados se adaptan. Los políticos hacen ajustes. Las empresas cambiarán su rumbo mientras que siguen buscando beneficios. Los precios se actualizarán. Emergerán oportunidades. La volatilidad que ha traído el histórico Brexit de Reino Unido no es una excusa para desvincularse de la planificación de la cartera”.

“Pienso que este es un momento para la reflexión. Un momento para reflexionar filosófica y políticamente, pero también sobre en qué clases de activos se puede invertir y en cómo devolver la atención a los retornos ajustados al riesgo”, indica por su parte Pilar Gómez-Bravo, gestora de MFS.

La experta asevera que “cuando eres un gestor global y tienes estrategias globales, es un poco más fácil, porque puedes moverte. Puedes encontrar oportunidades de largo plazo en las partes del mercado donde los activos se han dislocado”. En el caso de los inversores que se centran en su mercado nacional, Gómez-Bravo comprende que el reto es mayor y está por ver qué efecto tiene a lo largo de los próximos meses sobre la confianza al consumidor y la confianza empresarial. En este sentido, la gestora pronostica que “podríamos ver mayores paradigmas y ajustes en la manera en la que los inversores piensan en cómo asignar los activos, sobre los riesgos y sobre cómo conseguir retornos realistas en un entorno de tipos bajos cuando tienes riesgos geopolíticos al alza”.

Russ Koesterich, responsable de asignación de activos de BlackRock, afirma que la recuperación de los mercados en las semanas posteriores al Brexit “ha sido un poco inusual”, dado que se ha notado sólo en áreas específicas del mercado: “Hubo una corrección de la renta variable y los inversores rotaron sus carteras hacia divisas consideradas como refugio, bonos estadounidenses y oro”.  Esta reacción podría entrar no obstante dentro de la normalidad. El giro inesperado a ojos de Koesterich es que “la demanda de activos refugio, que típicamente se venden durante los rallies “risk on”, se ha mantenido fuerte. A pesar de que la recuperación de la renta fija sigue siendo popular, con los rendimientos ahora en mínimos o cerca de mínimos históricos, el oro está a unos dólares de máximos de dos años”.

Koesterich cree que la insistencia de los inversores en haber conservado la demanda de activos refugio antes, durante y después del Brexit se puede atribuir a cuatro factores fundamentales, en concreto al tres y al cuatro. El primero, que probablemente los inversores compraran acciones con el efectivo disponible en sus carteras, en vez de rotar activos. El segundo, que el rally posterior al Brexit tuvo mucho que ver con las coberturas sobre posiciones cortas: “Los valores con mayor tasa de posiciones cortas se recuperaron fuertemente durante el rebote”, aclara Koesterich.

La tercera razón que esgrime el experto es de tipo psicológico, pues sostiene que “los inversores están felices de perseguir un rally de corto plazo, pero en realidad no confían en él”. Cree que ha tenido gran influencia en este punto la decisión de la Fed de volver a posponer en junio una subida de tipos: “Basándose en la perspectiva de más dinero fácil, los inversores sólo estaban demasiado felicies de participar en un rebote rápido, pero no se estaban preparando para permanecer más tiempo”. En opinión del experto, respalda esta afirmación el hecho de que el volumen de negociación fuera considerablemente más elevado en el momento de subida que en el momento de bajada.

En último lugar, Koesterich opina que “los altos precios de los bonos y la baja rentabilidad representan una capitulación sobre el crecimiento global”. En concreto, el estratega cree que, “a pesar del rebote inducido por los bancos centrales, este último shock geopolítico puede haber convencido a los inversores de que nunca escaparemos las arenas movedizas del bajo crecimiento”.

La suma de estos factores llevan al estratega de BlackRock a reflexionar lo siguiente: “Después de todo, no sólo han permanecido bajos los tipos de los bonos, sino que las acciones con un comportamiento similar al de los bonos, como las utilities, subieron junto con el resto de los mercados. Si los inversores estuvieran convencidos de que el Brexit fuera un incidente breve y que el crecimiento se fuera a acelerar, habría sido más probable que las utilities hubieran arrastrado en vez de liderar el mercado”.