“Los Quantitative Easing han sido un regalo que no sabemos cuánto va a durar”

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Foto cedida

“El triple techo del S&P 500 no debe disuadir al inversor de mirar a la bolsa americana, ya que las valoraciones siguen siendo atractiva”. Así lo cree Diane Jaffee, directora ejecutiva del Grupo TCW y gestora del Amundi Funds Equities US Relative Value, quien afirma que, a pesar de los máximos históricos alcanzados por el índice americano, existen algunos ratios muy relevantes a tener en cuenta que apoyan su visión del mercado. “El PER de la Bolsa americana se mueve actualmente en torno a las 13,8 veces, frente a las 15,3 de su media histórica, mientras que su precio/valor en libros está en las 2,34 veces, todavía por debajo de su promedio histórico (2,9)”, afirma.

En una presentación celebrada en Madrid, la experta se mostraba convencida de que la situación de la economía americana ha mejorado. Entre los factores que han motivado este comportamiento está la política mantenida por las autoridades en materia monetaria. “Los Quantitative Easing han sido un regalo que no sabemos cuánto va a durar. Los balances de las compañías se han visto reforzados y las valoraciones son atractivas”. Parte de esta recuperación económica también se está viendo sustentada en la revolución que supone el gas pizarra. “Muchos sectores se están viendo beneficiados, en especial refinerías e industriales, que van a ver aumentar su competitividad al tener que hacer frente a unos menores costes energéticos”.

Tras 30 años de experiencia en la industria y 10 al frente del fondo, Jaffee defiende una filosofía de inversión basada en la valoración y la compra de acciones baratas que empiezan a tener una visibilidad importante en el crecimiento de los resultados o que puedan beneficiarse de un catalizador para conseguir aumentando sus beneficios. “Eso sí: esta identificación tiene que hacerse antes de que lo haga el mercado”. Y, el primer paso para ello es hacer un análisis fundamental de unas 400 compañías en el que, al menos uno de estos ratios -precio/flujo de caja, el precio/ventas, el precio/valor en libros y el precio/beneficios-, tiene que ser igual o inferior al mercado. El quinto ratio de valoración es tener una rentabilidad por dividendo igual o superior al mercado.

A partir de ahí se inicia una segunda fase de análisis fundamental de unas 100 compañías en el que se trata de identificar las ventajas competitivas de cada compañía y evaluar cuáles son los catalizadores que pueden empujar el precio de la acción. “En esta parte del proceso se valora la mejora y fortaleza de los flujos de caja de las empresas, sus bajos costes estructurales, el hecho de que se abran a nuevos mercados o lancen nuevos productos y la robustez de su nueva estrategia de gestión”. Si el retorno por acción no es superior al mercado, una nueva gestión debería ser uno de los catalizadores. La compañía debería ser capaz de ofrecer sorpresas positivas en sus resultados.

Una vez hecho esto el objetivo es crear una cartera concentrada, de entre 30 y 50 compañías con el mejor perfil para beneficiarse de las ventajas competitivas de las que disfrutan, lo cual debería reflejarse en su cotización a largo plazo. “Lo importante es minimizar el riesgo de cada valor”. Cada posición en la cartera no puede superar el 5% y, además, cuenta con un precio objetivo. “Cuando la compañía ha dejado de ser atractiva por valoración, hay que vender. También es momento de hacerlo cuando algo en la historia de crecimiento de la empresa ha variado o se han producido cambios significativos en el entorno”, afirma. “Conviene ser muy disciplinado en la política de venta”, señala.

También existen limitaciones sectoriales. De hecho, un sector no puede estar representado en el fondo un 50% menos de lo que lo está en el índice. Actualmente, el equipo gestor, formado por siete analistas sectoriales, sobrepondera las compañías vinculadas al ciclo económico, principalmente financieras (representan el 20,6% de la cartera), compañías de consumo discrecional (14,3%) e industriales (15,4%). Este posicionamiento puede variar según un filtro “bottom up” de las compañías. Diane Jaffee tiene la responsabilidad de tomar la decisión final. “En 2008, en plena crisis de los mercados, nuestra apuesta era el consumo. Fue una decisión muy controvertida pero resultó ser acertada. Supimos reaccionar rápidamente”, revela.

La política de retribución al accionista también es un factor que, según Jaffee, conviene tener en cuenta. “El dividendo es una señal de buena gestión”, asevera. La actual rentabilidad por dividendo del S&P 500 es del 2,1%, lo que representa un ratio de pay-out del 36%. De hecho, la experta recuerda que los dividendos suponen el 40% de la rentabilidad total a largo plazo. Pfizer, General Electric, State Street son las primeras posiciones en un fondo con una baja rotación de la cartera y una beta de 1,14, que ha logrado batir al índice en 13 de los últimos 16 años, protegiendo el capital en periodos de corrección del mercado.