Los  planes de estímulo puestos en perspectiva en un solo gráfico

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Annie Sowards on Unsplash

Las tres últimas grandes crisis que se recuerdan, la crisis financiera de 2008, la de deuda de la eurozona de 2012 y la actual crisis desatada por la conversión del COVID-19 en pandemia han tenido en común el apoyo que han recibido por parte de los bancos centrales en forma de programas de compra de deuda y de recortes en los tipos de interés hasta niveles del 0%. Pero no ha sido hasta la crisis del COVID cuando los Gobiernos han echado el resto en forma de política fiscal con un claro objetivo de limitar al mínimo periodo de tiempo la recesión en la que ya está inmersa el mundo.

Para poner en perspectiva la avalancha de estímulos que se han puesto marcha en esta crisis, la consultora McKinsey ha publicado un gráfico en el que compara los estímlos de diferentes Gobiernos aprobados en esta crisis con los  que se llevaron a cabo en la Gran crisis financiera de 2008 y la imagen habla por si sola.

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“Los gobiernos asignaron 10 billones de dólares para el estímulo económico en sólo dos meses y, para algunos países, su respuesta como porcentaje del PIB fue casi diez veces superior a la de la crisis financiera de 2008-2009”, afirman desde McKinsey. Y eso que en sus cifras solo tienen en cuenta los estímulos anunciados hasta el mes de junio, por lo que no se incluyen los 100.000 millones del plan de estímulo extra anunciado por Francia ya en septiembre que según Allianz Research supone un 4,3% del PIB, el plan de recuperación europeo Next Generation que pone sobre la mesa otros 700.000 millones de euros o el  esperado nuevo paquete de estímulos que se espera que llegue de EEUU y que implique como mínimo 1 billón de dólares más.

Este último paquete es precisamente en lo que más se están fijando ahora los inversores sobre todo tras el resultado de las elecciones de EE.UU, que dejan un Cámara de representantes dividida entre republicanos y demócratas. “Va a ser algo en el rango de 500.000 millones de dólares a 1 billón, a diferencia de un estímulo de 2.5 o 3 billones de dólares bajo un escenario de ola azul, por lo que no es tan positivo como el estímulo de crecimiento a corto plazo que había empezado a ver en algunas acciones", afirma Scott Glasser, Co-CIO de ClearBridge Investments. “Aunque existe el riesgo de la incertidumbre general en sí misma, la pregunta más importante es si esa incertidumbre retrasa en última instancia el estímulo fiscal mucho más allá de las elecciones o incluso hasta 2021, lo que probablemente perjudicaría a la economía y haría más difícil una recuperación", afirma Darrell Spence, economista de Capital Group,