Los países occidentales endeudados comparten malas perspectivas de crecimiento en 2011, según el IEB

China y Latinoamérica copan de nuevo las mejores previsiones para el próximo año, con un crecimiento que ronda el 8% en el caso del gigante asiático y del 4% de media al cono sur americano, mientras el IEB prevé cierto empeoramiento en aquellos países occidentales que presentan una excesiva acumulación de deuda privada, como Irlanda, España, Reino Unido o Estados Unidos. Alemania, Francia, Países Nórdicos, Australia o Canadá sufrirán menos. Además, el IEB apuesta por incrementos por debajo del 5% para los índices americanos y europeos, con la excepción del Ibex que puede tener un recorrido algo mayor (por debajo del 10%) debido a su exposición a Latam.

Para hacer frente a la severa recesión de 2008 y 2009, los diferentes países occidentales implementaron una política monetaria y fiscal expansiva. Como consecuencia, se ha evitado una profunda recesión económica, y el consumidor estadounidense y europeo, tras la ayuda al consumo de bienes duraderos y compra de casas, ha mantenido una tasa razonable de crecimiento del consumo privado, lo cual ha favorecido la aceleración de las áreas emergentes, y el aumento del comercio mundial. Pero aquí aparece la primera contradicción: el origen de la crisis, el sobreendeudamiento, no sólo no se ha corregido en la implementación de los rescates bancarios, sino que se agranda con el incremento del endeudamiento del sector público. Resumiendo, aumenta aún más el endeudamiento de las economías occidentales, origen de la actual crisis sistémica (Irlanda Deuda/PIB alrededor del 100%; Reino Unido Deuda/PIB alrededor del 500%; Estados Unidos Deuda/PIB alrededor del 370%, España Deuda/PIB alrededor del 390%).

De este análisis surge el actual problema de Occidente: ¡Preocupación por la deuda!, que está “obligando” a duros ajustes fiscales (véase Grecia, Irlanda, España, Reino Unido, Alemania) y deflacionando precios y salarios, lo cual hace, bajo nuestra creencia en el dominio del efecto renta (demanda efectiva) frente al efecto sustitución (costes relativos-oferta), que se empeoren las expectativas de ciclo económico de medio plazo.

En este contexto, alguno de los jugadores en los mercados financieros han encontrado un auténtico filón, debido a la débil respuesta de gobiernos como el alemán, inglés o estadounidense: los ataques a la deuda soberana y privada de países muy endeudados. Estos ataques generan un efecto retroalimentación: sube la carga financiera pública y privada de dichos países, lo que hace más insostenible su situación económica, efecto que se amplifica por la implementación de duros ajustes fiscales y salariales hacen que aún disminuya más el crecimiento futuro.

La respuesta de los gobiernos debería ser rotunda, según defiende el IEB. Va a ser necesaria una actuación coordinada a nivel global, no individual, de cara a garantizar la solvencia del sistema bancario internacional. Sólo se establecen garantías sobre los depósitos. No todos los bancos sobrevivirán. Los débiles desaparecen o se fusionan. Se implementará un stress test serio para ver qué bancos podrían sobrevivir. El equipo gerencial del banco intervenido o rescatado, obviamente, debe irse a la calle. Se fuerza a los bancos a hacer un write-down de todos sus malos préstamos o créditos, y a su vez el banco emite warrants que compra el Gobierno conforme empiece a recapitalizar. Se elimina a los acreedores privados, transformándose los bonos en capital. Los accionistas y bonistas empiezan a perder sus inversiones a la misma proporción y velocidad que el Gobierno provee fondos a los bancos vía warrants. El Gobierno podría -a la vez que iba recapitalizando a los bancos, y/o comprándoles activos tóxicos, o avalando la compra o financiación de dichos activos- inducirles a reducir el valor facial de las hipotecas a un nivel que los propietarios de casas pudieran permitírselo, evitando ejecuciones de hipotecas, lo que implicará reducir la deuda de las familias. En resumen, los accionistas y bonistas no están cubiertos por las garantías del Ejecutivo, y perderán sus inversiones en el mismo grado que el Gobierno tuviera que apoyar a sus bancos. A su vez, a las entidades financieras no les queda más remedio que sacar toda la porquería. El objetivo último es reducir la deuda privada, y en menor grado la pública, de las principales economías occidentales a niveles razonables, sobre el 150% del PIB, frente a los niveles actuales del 1000% de Irlanda, alrededor del 500% de Reino Unido, o del 400% de España y Estados Unidos.

Frente a la dinámica de los países occidentales endeudados, aquellos que optaron por producir, y no endeudarse, y su ciclo está más ligado al comercio mundial o Asia sufrirán menos: Alemania, Francia, Países Nórdicos, Australia, o Canadá

Frente a esta dinámica de Occidente, las áreas emergentes presentan mejores perspectivas económicas: cuentas privadas y públicas saneadas, acumulación de reservas, mejora espectacular en los niveles de formación, crecimiento demográfico que apoya cada día más un mayor crecimiento del consumo privado interno. En este contexto pueden surgir repuntes de inflación que fuercen a políticas monetarias restrictivas. Prevemos que China continúe creciendo por encima del 7%, y Latinoamérica alrededor del 4%. Además de la política monetaria, y, sobretodo, el mayor riesgo para Asia y Latinoamérica procede de un parón no esperado en Estados Unidos y otros países occidentales endeudados

Disparidad en la zona euro

El PIB de estas zonas geográficas evolucionará de forma muy dispar. La zona euro, en agregado, podría registrar tasas de variación positivas pequeñas, alrededor del 1%, aunque su disparidad será muy grande. Los países que podrían aportar crecimiento serán de nuevo Alemania y Francia, pero en cambio España (-1% o -2%, o el Reino Unido 0% o -1%), serían las economías más lastradas. Italia, Bélgica y Grecia también aportarán decrecimiento, mientras que los países nórdicos aprovecharán mejor sus ventajas comparativas en sectores productivos. EEUU también podría arrojar cifras muy bajas de crecimiento, por insostenibilidad de expansiones fiscales adicionales (deuda pública sobre PIB superior al 100% en 2012, y deuda total rozando el 400%). Se prevé un crecimiento inferior al 1%. Por contra China rondará el 8% de crecimiento y América Latina, como región, un 4%, destacando sobremanera Argentina, Chile, Colombia, y Perú.

En el apartado de desempleo, los países con peores perspectivas son España (alrededor del 20%), Reino Unido (8%-10%) y EEUU (9%-11%). Esta variable, que es retrasada al ciclo, no mejorará globalmente ya que no hay perspectivas de crecimiento dinámico, ni subidas en rentas del trabajo, ni crecimiento de la riqueza. Además, la industria, algunos servicios y la construcción, mantendrán la atonía actual, lo cual dificultará a corto plazo la recuperación de la actividad. Por tanto, solo cabe esperar a que la población activa se retraiga, dado su carácter procíclico, lo cual mitigará en parte el crecimiento de la tasa de paro. En Asia, la situación seguirá siendo mala en Japón, inmerso en una deflación muy profunda, mientras que en China, las perspectivas son que el paro se mantenga o baje ligeramente. Lo mismo podría ocurrir en América Latina, donde hay países como Brasil que podrían llegar a los mínimos en materia de desempleo.

Desde una óptica fiscal, el año 2011 será un año de consolidación fiscal, tras los duros ajustes de 2010, que podrían continuar en 2011 como consecuencia del efecto retroalimentación aumento carga financiera - ajustes fiscales y salariales -menor crecimiento. Conviene hacer una excepción: Estados Unidos, que sigue implementando una política fiscal expansiva, lo cual mantiene el consumo privado en tasas de expansión razonables, alrededor del 2,5%, pero aumenta la insostenibilidad futura. En este contexto, los déficit fiscales de España o Reino Unido podrían superar ampliamente el 6% del PIB y en Estados Unidos el 10%.

Con este panorama en materia de crecimiento, y con la inflación estable, y la subyacente en mínimos históricas, los tipos de interés oficiales se mantendrán estables en EEUU o Europa, ahora en el 0% y 1%, respectivamente, lo mismo que en Japón), mientras que en China y Latinoamérica podrían subir por el recalentamiento de su demanda interna y la traslación a inflación.

 

En materia de mercados bursátiles, en 2011 prevemos ciertas correcciones a la baja en los precios. ¿Por qué? Por un lado, hay cierta sobrevaloración bursátil, según nuestros modelos estratégicos (“overvalued”); por otro lado, ha habido un comportamiento relativamente positivo para la actual situación del ciclo económico, con un sentimiento alcista (“overbullish”), y una dinámica interna positiva (“overbought”). Estas correcciones afectarían tanto a las bolsas occidentales como a las emergentes relevantes.

El petróleo se mantendrá por encima de los 80 dólares por barril, por la demanda de áreas emergentes, y el comportamiento de cierta oferta.

Sectores y productos

Los sectores que pueden liderar el crecimiento van a estar centrados en energías renovables, servicios sociales, envejecimiento, biomedicina, bioagricultura e industrias aeronáuticas.

Con este panorama económico y financiero se puede decir que hay muy poco recorrido en inversiones bursátiles a medio plazo, para un inversor de perfil medio de riesgo, lo mismo que en fondos monetarios. La deuda pública soberana va a estar sometida a una fuerte volatilidad, por el riesgo que se cierne sobre el rating de algunos estados, que podrían tener un impacto sobre los spreads y sobre el rendimiento de carteras. En el campo inmobiliario no se vislumbra ninguna mejoría por lo que habría que estar muy corto en este tipo de activos.

Las crecientes necesidades de infraestructuras de áreas especialmente emergentes (Asia y Latam), junto a las energías renovables, les hace ser sectores atractivos, especialmente empresas de España, EE.UU y Alemania, que liderarán este proceso.