Sasha Evers: "Los gestores de carteras conservadoras están entre la espada y la pared"

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Desde que hace 16 años BNY Mellon IM abriese oficina en España, la gestora ha ido adaptándose a las necesidades de los inversores. Lo refleja la evolución de los activos gestionados por la entidad en el mercado español, que ha ido cambiando en función de las demandas de sus clientes. Antes de la crisis el 50% de los activos estaba en renta variable. Entre 2009 y 2011 ese porcentaje lo ocupó la renta fija. Hoy, la mitad de los 3.000 millones de euros que la gestora tiene en Iberia (200 millones corresponden a Portugal) lo absorben las estrategias de retorno absoluto. Su modelo multiboutique, que le permite contar con entidades especializadas en cada una de las distintas clases de activo, ha sido determinante para que en el primer trimestre del año BNY Mellon IM haya logrado cerrar con entradas netas positivas, de aproximadamente 80 millones de euros.

Según explica Sasha Evers, director general de BNY Mellon IM para Iberia, en una entrevista concedida a Funds People, el mayor interés que están registrando los fondos de retorno absoluto durante los últimos tres años se debe principalmente a la elevada correlación que actualmente existe entre los activos de riesgo. “Históricamente, los inversores utilizaban la deuda pública de alta calidad para cubrir sus carteras. Hoy existe un riesgo asimétrico en esos activos y los inversores prefieren diversificar sus carteras a través de las estrategias de retorno absoluto, cuya correlación con los activos tradicionales es más baja”, afirma. Evers revela que el inversor suele utilizar este tipo de productos para reducir el peso de la renta fija, clase de activo que se ha vuelto muy asimétrica. “Es el movimiento más común, aunque también hay inversores que han incluido estrategias de retorno absoluto en sus carteras para reemplazar posiciones de renta variable”.

En general, considera que actualmente sus clientes se sienten más cómodos con su exposición a renta variable, aún a pesar de ser este un activo de mayor riesgo. “Las preocupaciones se centran en la renta fija y, especialmente, en qué hacer en las carteras con perfiles conservadores y moderados. Los gestores de estas carteras están entre la espada y la pared. Aumentar el riesgo puede resultar peligroso, ya que son estrategias montadas para inversores que tienen poca tolerancia a correcciones fuertes en los mercados. Al mismo tiempo, tienen que proveer cierta rentabilidad. Están en una disyuntiva y esto es consecuencia de las políticas monetarias que están aplicando los bancos centrales, que están distorsionando los precios en los mercados financieros”. En renta fija esto ha sido muy evidente. A este respecto, Evers ve clientes más sensibles al riesgo de duración. Otros, al potencial riesgo de episodios de iliquidez en los mercados de  crédito... También hay clientes que se sienten intranquilos por ambas cuestiones.

Una opción es reemplazar parte de las posiciones en renta fija por estrategias de retorno absoluto. El experto admite que no todos los fondos de retorno absoluto de renta fija que potencialmente podrían ejercer este rol han funcionado bien y que la dispersión entre los resultados obtenidos por las estrategias que integran esta categoría es muy elevada. A pesar de ello, defiende la conveniencia de ser pacientes con ellas. “La perspectiva de que van a conseguir un resultado positivo todos los meses es una quimera. Ha sido un inicio de año complicado porque las rentabilidades de los bonos de gobierno han caído de forma muy abrupta y han entrado en terreno desconocido. Muchos gestores no se esperaban esto. De todos modos, lo verdaderamente importante es medir la calidad de las ideas generadas por el equipo de gestión a lo largo del tiempo y que destacan en la gestión de riesgos. Para hacerlo, necesitas un track record muy extenso, más que en fondos tradicionales. Todo se centra en si el equipo tiene una historia en la que ha demostrado ser capaz de generar alfa de forma consistente”.

Para Evers, en este tipo de estrategias no sirve que las entidades encomienden la tarea de gestionar estos productos a profesionales que nunca hayan desempeñado esta tarea, por muy buenos que hayan sido los resultados obtenidos en su labor. “No hay ninguna relación entre la habilidad de un gestor para gestionar un fondo tradicional y un long short. Es mejor seleccionar entidades especializadas en ese terreno, que cuenten con las herramientas adecuadas y un enfoque más detallado en la clase de activo. Vamos a un mundo más especializado en ese sentido, que debería favorecer nuestro modelo multiboutique. El inversor quiere que el fondo activo aporte valor. Los gestores deben probar que están ofreciendo rentabilidades positivas netas de comisiones frente a sus índices o frente al efectivo de forma consistente, en el caso de las estrategias que no cuentan con un benchmark tradicional. Hay mucha presión por parte de los clientes en esto, pero también por parte de los reguladores, como demuestran las investigaciones llevadas a cabo en Suecia sobre los closet trackers”.

Aunque los factores coyunturales que han favorecido el crecimiento de la industria se mantienen, como por ejemplo los tipos de interés en mínimos, algunos tienen ahora menos fuerza dado que buena parte del camino está recorrido, como el traslado del depósito al fondo. Por ese motivo, de cara al futuro, Evers cree que el sector dependerá más del crecimiento orgánico. “La industria crecerá a un ritmo más lento y habrá lucha por ganar cuota de mercado. Las gestoras competirán en calidad de producto, teniendo que justificar muy bien sus comisiones”. El objetivo de la oficina española de BNY Mellon IM es crecer a un ritmo anual del 10%. También seguir trabajando en prestar un buen servicio al cliente y en ahondar en la parte didáctica, con iniciativas de thought leadership como el Think Tank, foro en el que se reúnen expertos de banca privada para hablar sobre estrategias y tendencias de la industria, o las conferencias formativas sobre la regulación MIFID II, que la entidad realiza en distintas ciudades españolas.