Los gestores de bolsa española optan por una actitud de vigilancia y disposición a comprar

Los gestores de fondos de renta variable española llevan días sufriendo una crisis que ha llevado al Ibex a romper el soporte de los 7.500 puntos y que hace pensar en nuevos mínimos, pese a la tregua de las últimas horas. En un contexto en el que la continuidad de la volatilidad parece la única certeza, los profesionales reaccionan de forma dispar: aquellos a los que la caída ha pillado con altas posiciones de liquidez, desenfundan sus bazas compradoras, con la idea de aprovechar la situación para ir entrando en entidades con valoraciones muy atractivas, si bien otros gestores han optado desde el principio por mantener su exposición a renta variable a la espera de que la tempestad amaine.

 

Entre los primeros está Gonzalo Lardiés, gestor de renta variable de BPA, convencido de que, después de lo ocurrido en agosto del año pasado, la situación defensiva por excelencia es la liquidez, el único salvamento en un contexto de ventas indiscriminadas. “Además, en momentos de pánico da la opción de comprar compañías que han sido especialmente castigadas en relación con sus fundamentales”, dice. De hecho, ha tenido bastante liquidez en las últimas semanas y confiesa estar mirando con el objetivo de empezar a hacer alguna compra. Por ejemplo, asegura que, si se aclara el tema del déficit de tarifa eléctrico, podría haber oportunidades interesantes en el sector de cara al medio plazo. Esa vigilancia y disposición a comprar, dice, es lo que se puede hacer mientras se espera a que el mercado enderece, algo que confía ocurrirá “más pronto que tarde. Al menos en los últimos días hay algunos valores defensivos que están aguantando más o menos bien y las caídas son menos indiscriminadas”, asegura.

 

En esta misma línea, Iván Martín, director de renta variable y gestor de Aviva Gestión, cree que lo primero es no perder la calma, y lo segundo, “aprovechar las irracionalidades del corto plazo para entrar en buenos valores a muy buenos precios. Estamos mirando algunos valores que conocemos, nos gustan y han caído mucho para posiblemente incrementar exposición”, asegura. La misma postura que tiene el equiop de gestión de BMN Gestión de Activos: "Todos estos movimientos bruscos del mercado no afectan a nuestro estilo de inversión, sino que nos favorecen al poder comprar compañías extraordinarias a precios razonables. En renta variable española y europea, seguimos el estilo de inversión propio de calidad y crecimiento a precios razonables", indican. En el mercado español, dado que el universo de valores es mucho más pequeño que el europeo, mantienen una cartera concentrada de 12-15 valores, con Amadeus, CAF, Fluidra, Tubos Reunidos, Cie Automotive, Acerinox, OHL o Prosegur, entre ellos. "Pensamos que lo mejor que puede hacer un gestor de renta variable española es conocer bien las empresas en las que invierte para no dudar de ellas cuando el mercado esté en modo pánico y aprovecharse en estos momentos para aumentar la exposición a estas compañías o construir nuevas posiciones", apostilla.
 

 

También lo está haciendo, pero con cautela, Alfonso de Gregorio, director de gestión de Gesconsult, teniendo en cuenta la volatilidad que vaticina para los mercados, tanto de renta fija como variable. “La crisis nos ha pillado con carteras más defensivas, con menor porcentaje de inversión, de en torno al 80%”, asegura. Así, el 20% restante que tiene en liquidez está listo para entrar en oportunidades cuando considere oportuno. De hecho, su postura de gestión es activa, pues hace unas semanas se deshicieron de posiciones en sectores regulados y susceptibles de sufrir recortes, como Red Eléctrica o Enagás, así como de los bancos. Ahora, Gesconsult empieza a emplear esa liquidez disponible en sus carteras bursátiles para ir entrando en valores sólidos y a bajos precios. Quitando el sector financiero y el regulado, De Gregorio se plantea las alternativas que existen en el mercado español y está apostando por una concentración en valores de segunda fila, hablando en términos de capitalización bursátil, pero ajenos a los problemas de España y con una gran exposición al exterior, como CAF, Vidrala o Pescanova. También está entrando poco a poco, aunque no en bloque, en valores sólidos que ya tienen descontado en precio los problemas, como ACS. Apuestas en línea con las señaladas a principios de año.

 

Todo tiene un precio

Incluso mayor es la convicción compradora de Natalia Domínguez, directora de renta variable de Bansabadell Inversión, que también a principios de año decidió evitar el riesgo doméstico y de cambio regulatorio, con el fondo Bansabadell BS España Bolsa fuera de eléctricas, bancos domésticos y muy infraponderado en Telefónica. Una exposición centrada en firmas con balances sólidos y con negocios de crecimiento fuera de España (como OHL, Técnicas Reunidas, Ferrovial, Inditex o CAF) que les ha permitido limitar sus caídas frente al Ibex en la actual crisis. Pero las últimas bajadas abren la puerta a oportunidades de inversión; de hecho, en los últimos días empezaron a comprar Telefónica (reduciendo su infraponderación desde 10 a 3 puntos), Iberdrola y Repsol. “La bolsa ha corregido en exceso y vemos oportunidades de inversión en valores donde el riesgo ya está descontado. Todo tiene un precio, afirma.

 

El caso de Gesiuris es algo distinto. Albert Parés, gestor del fondo Annualcycles Strategies, se ha mantenido y se mantiene altamente invertido en bolsa, pues cree que las tensiones son más cortoplacistas. “Las turbulencias en los mercados son poco agradables para los inversores, pero tienen que ver más con el corto y medio plazo que con el largo. Por tanto, en términos generales, Gesiuris seguirá manteniendo posiciones importantes en renta variable, especialmente en el mercado europeo y americano”, indica, pues dice que el grado de optimismo con que percibe las inversiones en bolsa a largo plazo no se ha alterado.

 

¿Guión preestablecido, sentimiento o razones estructurales?

Con respecto a las razones de las recientes caídas, también hay disparidad de opiniones. Lardiés no cree que la reacción del mercado se deba a ningún tema en concreto y dice que los movimientos alcistas de la prima de riesgo y la huida a la calidad suponen una repetición del guión que seguimos desde hace tiempo. “Los bonos americanos pasaron unos días malos hace un par de semanas y no se pueden permitir que las rentabilidades se vayan demasiado. Eso, unido a la sobrecompra que había en algunos mercados, creo que puede ser una explicación de la caídas de los últimos días”, indica.

 

Según Martín, “los mercados en el corto plazo tienen un comportamiento maníaco-depresivo, y cualquier noticia relacionada con el déficit público, el sector financiero o las comunidades autónomas será recibida con mucha volatilidad, generalmente a la baja. Eso es lo que podemos esperar en el corto plazo. En el largo plazo, para períodos de diez años, creemos que es un momento ideal para hacer una buena cartera de valores a futuro”, afirma. Una visión coherente con la mantenida desde el inicio de la crisis. A pesar de los difíciles últimos meses del año, la mayoría de gestores españoles de bolsa optaban por huir del ruido macro y recurrir al tiempo como aliado principal.

 

En esa misma línea, De Gregorio acude a una explicación basada en los recortes anunciados por el Gobierno español y su impacto en el crecimiento. “Tenía ciertas esperanzas en que la concreción de las medidas en los Presupuestos Generales del Estado pudiera funcionar, pero no ha gustado al mercado y las posiciones bajitas han vuelto instalarse en la bolsa y podrían quedarse una temporada”, afirma, convencido de que el mercado ha puesto las reformas en cuarentena hasta ver un buen dato de déficit y creerse su efecto. De hecho, hay signos de que los inversores de fuera desconfían de que sirvan para reducir ese déficit, en la medida en que en un contexto de desapalancamiento del sector privado, los recortes en el público llevarán a una caída o estancamiento del crecimiento mayor a lo esperado, y por ende, a un incumplimiento del objetivo de déficit. “Los mercados aún tardarán tiempo en digerir las medidas”, apostilla De Gregorio, comparando la situación con Italia una vez se aprobó el Gobierno tecnocrático: un hecho seguido de caídas bursátiles pero de una posterior recuperación.

 

Se muestran de acuerdo en BMN Gestión de Activos, donde hablan de desconfianza: “El problema actual parece centrarse en la desconfianza de los inversores en que, sobre todo, España sea capaz de cumplir con los objetivos de déficit público, dado que las medidas que está adoptando van en contra el crecimiento económico del país a corto plazo. La economía española presenta múltiples riesgos como son el elevado desempleo, el aumento del endeudamiento privado, la burbuja inmobiliaria, la reforma financiera y la financiación de las autonomías. Aunque no hay que olvidar que el Ibex 35 no es representativo de la economía española, dado su fuerte componente de mercado emergente, cercano al 40% del índice, que en algún momento el mercado debería de poner en precio", comenta el equipo de gestión.

 

Para Domínguez, la interpretación se centra en el sentimiento y no en razones estructurales: “No ha habido un cambio sustancial pero el mercado podría estar percibiendo decisiones políticas algo precipitadas, improvisadas y sin mucho desarrollo, tomadas en un contexto ya de por sí difícil. Aunque sintonicen con Bruselas, las medidas han provocado por ello nerviosismo”, explica, llevando a ventas irracionales e indiscriminadas incluso en empresas con limitada relación con el mercado español. Por eso cree que hay soporte para el Ibex en los niveles de 7.500 puntos y confía en una vuelta a valoraciones más razonables. Eso sí, sin perder de vista la volatilidad: “La situación es delicada y cualquier elemento desestabilizador puede dar lugar a episodios de este tipo, pues las primas de riesgo bursátiles no se han relajado”. Aunque la confianza no se recupera de la noche a la mañana y el PIB decrecerá en España, cree que la normalización de la situación económica y de mercado es cuestión de tiempo y descarta episodios como los de 2008.

 

Con una interpretación distinta, desde Gesiuris se muestran sorprendidos por “la extrema lentitud con que el Gobierno español introduce reformas y aprueba medidas”.