Los gestores de activos pueden ayudar a los clientes institucionales a abordar sus desafíos actuales

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Cedida por UBP

TRIBUNA de Nicolas Faller, Co-CEO de Gestión de Activos de Union Bancaire Privée. Comentario patrocinado por UBP.

Los clientes institucionales de los gestores de activos, independientemente de cuál sea su perfil – compañías de seguros, fondos de pensiones, carteras propias, fondos estatales de inversión o family offices – deben hacer frente actualmente a un número de desafíos antes nunca visto. Las dificultades derivadas de éstos son especialmente importantes, ya que implican cuestiones clave, tales como las regulaciones y los tipos de interés, históricamente bajos.

La magnitud de las nuevas normas implantadas tanto por los reguladores nacionales como supranacionales en los últimos años ha influido sobre las actividades de los inversores institucionales de diversas maneras. Las compañías de seguros y los fondos de pensiones han tenido que ajustarse a las restricciones por las que se rige ahora la utilización que hacen de ciertos instrumentos financieros. Las reglas transnacionales que componen la reforma de solvencia Solvency II en seguros y reaseguros, junto con los requisitos de capital impuestos al sector bancario por Basilea III, han provocado un cambio considerable en un panorama dominado por la prudencia. También han hecho que se incremente en gran medida el coste del cumplimiento normativo (compliance), arrastrando a la baja los márgenes operativos en un momento en el que la banca y las aseguradoras tienen que destinar muchos fondos para mantenerse al día en la actual revolución tecnológica.

Mientras tanto, la inusual estructuración de los mercados financieros, con los tipos de interés manteniéndose en niveles históricamente bajos, es una incógnita para los fondos de pensiones. Algunos fondos son incapaces de generar rendimientos suficientes utilizando los instrumentos tradicionales, haciendo que aumenten las dudas respecto a su capacidad para cumplir con sus compromisos.

La tercera categoría de restricciones está relacionada con la necesidad de transparencia, teniendo como resultado unos requisitos de información más complejos y la necesidad cada vez mayor de nuevas competencias específicas.

Además, los comités de inversión de los fondos de pensiones quieren adoptar un enfoque de gestión que cumpla con los criterios de inversión responsable.

No obstante, esta gran cantidad de requisitos no significa necesariamente que los inversores institucionales tengan sus manos atadas, y que estén condenados a conseguir rendimientos insignificantes y márgenes bajos.

Existe una solución para cada uno de los problemas que deben afrontar, siempre que la busquen en el lugar correcto. En el sector de la gestión de activos, los participantes más ágiles siempre han sido capaces de hacer frente a los retos que afrontaban sus clientes. Además del asesoramiento que puedan proporcionar, los gestores profesionales de activos pueden aportar juntos soluciones para responder a las necesidades financieras de cada cliente, así como a sus limitaciones legales y reglamentarias.

Por ejemplo, en el actual entorno de bajos tipos de interés, un gestor de activos puede adoptar un enfoque proactivo y ayudar al cliente a invertir en clases de activos con las que podrían no estar familiarizados pero que ofrecen rendimientos esperanzadores.

Un ejemplo de ello son los ILS (valores vinculados a seguros) como los bonos de catástrofes (bonos cat), que presentan un atractivo perfil riesgo/rendimiento. Los fondos de crédito hipotecario, los bonos convertibles y los CDS (permutas de riesgo de crédito) pueden ser también buenas alternativas si se utilizan de forma sensata.

Tras varios años de alzas en los mercados, las valoraciones de la renta variable son ahora elevadas, por lo que también podría tener sentido para los inversores institucionales recurrir de nuevo y en mayor medida a las inversiones alternativas, en particular los hedge funds, que podrían sustituir algunas inversiones en acciones y bonos de sus carteras, a la vez que se reduce su volatilidad. Un enfoque renovado de los hedge funds está particularmente justificado puesto que el fin de las políticas monetarias no convencionales de los bancos centrales seguramente traerá oportunidades de arbitraje, en las que prosperan estos fondos.  Aunque gran parte de las entradas de liquidez que hemos visto en los últimos años se han destinado a inversiones pasivas, la normalización monetaria de los últimos 18 meses significa que está plenamente justificado que los inversores adopten de nuevo herramientas activas en la gestión de sus activos. Naturalmente, las inversiones activas tienen un precio, ya que, para añadir valor, deben adaptarse a las necesidades de los clientes y requieren conocimientos y aptitud.

El consejo de buscar un socio de confianza también puede ser útil cuando el objetivo sea protegerse contra las turbulencias del mercado, bien utilizando los instrumentos tradicionales o soluciones dinámicas que impliquen derivados como las opciones. Esta segunda categoría de soluciones presenta el beneficio de proporcionar una cobertura aprovechando también la volatilidad y cualquier repunte del mercado. En el contexto de la inversión responsable, los gestores de activos pueden colaborar con los clientes institucionales ayudándoles a identificar compañías, sectores y productos que no sólo cumplan criterios de responsabilidad social, sino que también presenten un potencial de crear valor financiero en el medio a largo plazo.

Debido a la agitación en el ecosistema de la inversión institucional, al big bang regulatorio y a los movimientos inusitados en los mercados a los que hemos asistido desde la crisis de 2008, los gestores de activos se han visto forzados a reinventarse. Aunque el tamaño y la rentabilidad continúan siendo criterios fundamentales para los clientes institucionales a la hora de elegir al mejor socio, la amplia gama de problemas a los que se enfrentan y la necesidad que tienen de encontrar soluciones adaptadas significan que, más que nunca, la agilidad tiene premio.