Los fondos tecnológicos ya nos son los más rentables del año: ¿quién les sustituye en el ranking?

Comparativa, competicion, clasificacion, ranking
Tim Gouw, Unsplash

El hecho de que la tecnología haya sido, junto con el sector de la salud, uno de los sectores que menos ha sufrido los efectos del coronavirus explica por qué las acciones tecnológicas no solo no han perdido valor en estos meses de pandemia sino que lo han incrementado con creces. Tanto que las conocidas como FAANG no solo acaparan ya el 25% de la capitalización del S&P500 sino también el 24% de los beneficios por acción del selectivo. No es por tanto casualidad que el Nasdaq se anote una rentabilidad del 40% en los últimos doces meses, frente al 3% que sube el Dow Jones o las caídas del 10% que registra en el Eurostoxx en el mismo periodo.

Sin embargo, en las últimas semanas se ha vuelto a hablar de burbuja en las tecnológicas  y de hecho, esta burbuja ya es el segundo mayor riesgo para los gestores de fondos tras el COVID-19, según la última encuesta de Bofa Securities, lo que ha encontrado  su réplica en las cotizaciones de este tipo de compañías provocando, por ejemplo, que el Nasdaq haya perdido perder el doble que el Dow Jones solo en el último mes.

Aunque el consenso dice que ese retroceso del sector no anula el potencial que sigue teniendo  a medio y largo debido, entre otras cosas, a la resilencia que siempre muestra en tiempos de crisis , las caídas de las últimas semanas han provocado lo que parecía imposible hace unos meses: que los fondos que invierten en el sector tecnológico ya no sean los que acumulan las rentabilidades medias más altas del año, ya que según los datos de rentabilidad por categorías que recoge Morningstar a partir de la oferta de fondos que se comercializan en España, hay otros dos tipos de fondos sectoriales que concentran las rentabilidades medidas este año: los fondos que invierten en energías alternativas y los fondos de mineras.

Captura_de_pantalla_2020-10-01_a_las_8

Fuente: Morningstar

El auge de los primeros obedece al impulso que  quieren dar desde los Gobiernos a la inversión sostenible incluyendo un componente de lucha contra el cambio climático en los planes de recuperación económica que se han aprobado a consecuencia del COVID-19.

Mientras que el buen comportamiento de los fondos que invierten en mineras reciben su rentabilidad de dos fuentes diferentes: el alza del precio de los metales preciosos, en la que influye también la debilidad del dólar, y la caída de la oferta de este tipo de metales. “Los precios del oro y la plata han subido con fuerza durante los últimos cuatro meses, hasta el punto que el precio del oro ha subido más de una cuarta parte y el precio de la plata casi ha duplicado debido a que los inversores han acabado desencantados con los bancos centrales y los gobiernos globales por su actuación con el dinero sólido”, afirma Ned Taylor, gestor de Jupiter AM.

 Y  esa demanda del oro  se produjo en un contexto previo de oferta a la baja, como explican desde OFI AM:  “En conjunto, la oferta del metal amarillo cayó un 6% en el primer semestre, al igual que la demanda. Es un aspecto importante a tener en cuenta. El hecho de que la producción disminuyera durante este periodo de escasa demanda evitó una acumulación masiva de existencias, contribuyendo a que los precios se recuperaran con mucha más fuerza cuando el consumo volvió a aumentar. Y lo mismo ha sucedido con los demás metales preciosos, en mayor o menor medida”.

Además, según explica Steve Lan, vicepresidente, gestor y analista de  Franklin Templeton, es previsible que esa recuperación de las mineras se mantenga a corto plazo. “Incluso con el precio del oro moviéndose hacia los máximos históricos, la mayoría de las compañías mineras han mantenido un enfoque en la mejora de la estructura de costos de sus operaciones, el pago de la deuda y la racionalización de los activos, lo que creemos que debería dar lugar a mejores negocios y a un mejor potencial de rendimiento de las acciones en el futuro”, afirma.