“Los convertibles resuelven las dudas actuales de los inversores”

Los bonos convertibles resuelven muchas de las dudas que ahora les surgen a los inversores de renta fija, como las preocupaciones sobre subidas de tipos que podrían estar más cerca de lo previsto, gracias a que cuentan con una menor duración. Además reducen a la mitad el riesgo de renta variable, ofrecen una menor correlación con los activos tradicionales, lo que reduce la volatilidad, y se benefician de esta última. En definitiva, permiten una exposición defensiva a la renta variable en un entorno de recuperación en el que aún persisten las dudas, con bajos tipos de interés y amenaza de nuevas subidas.

Hart Woodson, director de gestión de convertibles en Advent Capital Management y gestor del fondo de convertibles global de Oyster, señala que se trata de un activo algo desconocido y que, mientras los gestores estadounidenses lo han incorporado a sus carteras con entre el 5% y del 10% de exposición durante los últimas tres décadas, en los portfolios europeos está más olvidado y desaprovechado, y por eso ahora hay oportunidades en países como Alemania, Francia o España, cada vez más familiares con esta clase de activo.

Precisamente, eso es lo que cree que son los convertibles. “No se trata de un mero híbrido entre renta fija y variable, sino de un activo en sí mismo que funciona mejor que una cartera equilibrada entre acciones y deuda”, comenta, pues no requiere la toma de decisiones sobre cambios en la asignación de activos, que se produce de forma automática si suben las bolsas, en la medida en que aumenta la sensibilidad de los bonos convertibles a las acciones. “El cambio es automático y en nuestro fondo long-only que gestionamos para Oyster solemos tener una delta por debajo del 40% y con un límite del 50%”, apostilla Woodson. Y todo ello, sin olvidar la convexidad, que permite aprovechar el potencial de la renta variable durante las rachas alcistas, captando gran parte de las subidas, a la vez que ofrece protección frente a las bajistas, con bajadas más comedidas.

Imprescindible cuando la diversificación se complica

Por eso considera al activo clave para diversificar el portfolio. “Con la crisis, la correlación entre todos los activos ha aumentado y con ella, las dificultades de diversificación”, apostilla. El gestor considera que habrá nuevas emisiones en el mercado debido a su atractivo de refinanciación frente a otras alternativas como a las acciones (obligadas en algunos casos a ofrecer altos dividendos), su posible utilización como moneda de cambio en procesos de fusiones o incluso de privatizaciones, pues “muchos gobiernos utilizan este mecanismo para aliviar su déficit fiscal con compañías estatales”. Por eso, muchos inversores de renta fija tradicional se interesarán por este tipo de bonos, teniendo en cuenta, además, sus atractivas valoraciones.

“Tras las ventas masivas de 2008, cuando el 75% de la industria estaba en manos de hedge funds -frente al 50% actual-, se abarataron y en los últimos años han vuelto a subir”, indica el experto. Por eso la cuestión es determinar si es demasiado tarde para apostar por este activo. La respuesta es negativa, debido a ese nuevo mercado de emisiones, “aún a precios atractivos en sectores como el financiero” que ofrecerán rentabilidades de un dígito pero cercanas al 10% a través de varias vías: cupones de entorno al 3%-5% anual; revalorización del precio del bono del 0,5% anual (debida al desplazamiento de los flujos de capitales del crédito al a renta variable, entre otras cosas); además de la posibilidad de estrechamiento de diferenciales (actualmente la media de su cartera, con rating BBB, cuenta con spreads de 200 puntos, que cree se podrían reducir a la mitad, traducido en un retorno del 0,7% anual), y el beneficio ante las revalorizaciones bursátiles (de en torno al 4%).

Aprovechando las oportunidades tras la crisis

El fondo Oyster Global Convertibles, un producto UCITS con activos de 150 millones de euros, incluye bonos convertibles tanto con grado de inversión como high yield, con entre 80 y 100 posiciones con un peso máximo del 5% y sectorial del 25%, cubriendo la exposición a divisas distintas del euro. Actualmente sobrepondera EEUU, donde invierte más de la mitad de la cartera en firmas como Ford o Hologic; Europa (donde invierte el 30% al ver “interesantes oportunidades tras la crisis, sobre todo en empresas medianas con buenos cash flows o historias de adquisiciones”, como la gestora Aberdeen, Tui Travel o Sainsburty) y Asia, mientras infrapondera Japón. El consumo discrecional lidera la división sectorial.

Advent Capital se caracteriza por un proceso de inversión distinguido por un análisis crediticio fundamental y value, así como una estrategia centrada en nichos de mercado y enfocada hacia los valores infraponderados y a contracorriente. “Invertimos en empresas temporalmente impopulares”, comenta Woodston, con una disciplina específica de compra y venta (consistente en comprar bonos negociados dentro de un 20% por encima del valor mínimo del bono y en vender cuando se negocia a más del 30% de dicho valor mínimo). Su enfoque también es en ocasiones oportunista, identificando catalizadores de alzas superiores, como el vertido de petróleo de BP en el Golfo de México el año pasado o los problemas actuales en Egipto, así como procesos de refinanciación de deuda o potenciales fusiones.

En toda su historia nunca han tenido defaults, y sólo en 2008 cerraron en negativo. Advent gestiona 5.800 millones de dólares (de los que el 80% son bonos convertibles y el resto otros activos de renta fija) para una amplia gama de clientes institucionales, entre productos long-only, hedge funds y mandatos independientes, como es el caso de Oyster, con equipo de 25 profesionales. Entre ellos, hay un equipo de analistas que permiten incluir en cartera del fondo que gestionan para Oyster un tercio de valores sin calificación.