Los cinco factores que están cambiando la forma de invertir en renta fija

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David Leduc, director de inversiones de Standish, la filial de BNY Mellon IM, ha estado dedicando mucho tiempo últimamente para preparar a los inversores a la manera en la que cree que se va a gestionar renta fija en el futuro. En una entrevista concedida recientemente a Funds People utilizaba el concepto “renta fija oportunista” para describir la manera en la que Standish está desarrollando nuevas estrategias dentro de este universo de inversión. Ahora, dedica un informe a profundizar sobre los aspectos que van a contribuir a un cambio de mentalidad en los gestores de renta fija y da las claves en las que tienen que fijarse los inversores que quieran adentrarse en ella. 

Leduc empieza enumerando los factores que están contribuyendo a replantear la inversión tradicional en la renta fija. Además del encarecimiento del dinero, también expone los siguientes: nuevas regulaciones bancarias, el envejecimiento de la población y el crecimiento de los mercados fuera de Estados Unidos. “No sorprende que los gestores hayan sugerido a los inversores alejarse de las estrategias tradicionales vinculadas a índices, a favor de enfoques oportunistas de renta fija dirigidos a generar habilidades positivas en todas las fases del ciclo de mercado”, puntualiza el experto. Asimismo, Leduc cree que las nuevas estrategias “están mejor equipadas para buscar rentabilidad en un universo mucho más grande de mercados de crédito y de deuda a nivel global, y pueden emplear un abanico más amplio de herramientas para rotar con agilidad entre sectores a medida que van cambiando los riesgos y las oportunidades disponibles”.  

¿Qué está cambiando?

“El periodo más reciente ha permitido a numerosos enfoques oportunistas generar rentabilidades positivas a partir de una selección sectorial bastante sencilla, concentrada en áreas de mayor riesgo del universo de renta fija, como por ejemplo el crédito high yield”, continúa. Sin embargo, en Standish han identificado al menos cinco grandes cambios que podrían disminuir “la efectividad de un enfoque de selección sectorial tan poco sofisticado”, en palabras de Leduc. El primero de los cambios es el final del QE3 previsto para finales de año. “Ello significará una menor liquidez de mercado y unos tipos de interés potencialmente más altos”, señala. El segundo factor está vinculado a este primero: la retirada progresiva de la liquidez probablemente traerá volatilidad al mercado. 

El tercer factor viene del estrechamiento de los diferenciales; Leduc constata que “los spreads ya se han reducido considerablemente en muchos sectores de renta fija”. El cuarto vuelve a tener la liquidez en el punto de vista: a medida que los efectos de las regulaciones de Basilea III y la norma Volcker comiencen a sentirse, el marcado descenso de las existencias de los intermediarios podría afectar a la liquidez del mercado minorista de renta fija.

El último factor con influencia sobre la renta fija que han detectado en la gestora es el cambio demográfico: la generación de los baby boomers está empezando a jubilarse, y en Standish consideran que esto podría traducirse en “una mayor competencia por unos activos de renta fija más escasos”.

¿Qué receta proponen desde la filial de BNY Mellon IM? “En este entorno tan incierto, creemos que la selección de valores será más importante si cabe que una rotación sectorial inteligente. Por consiguiente, pensamos que comprender en profundidad la capacidad de un gestor para capturar oportunidades en valores individuales, así como los factores que afectan a dicha capacidad, será un aspecto esencial a tener en cuenta por los inversores durante los próximos años”, afirma David Leduc.

Grande no significa mejor

Al experto le preocupa el tamaño de las emisiones de renta fija, puesto que considera que las estrategias con bases de activos muy grandes podría dificultar la captura de oportunidades individuales en las áreas más recónditas de ciertos sectores y regiones. De hecho, entiende que este factor es una restricción que no se debe ignorar tanto para el high yield como para los bonos de titulización subprime: “Una nueva emisión en el mercado high yield, por ejemplo, podría tener un volumen de tan solo 300-500 millones de dólares, y la asignación a gestoras específicas podría limitarse a 20-50 millones”, explica. Esto lleva a Leduc a concluir que “una base de activos de menor envergadura podría ayudar a tomar posiciones más significativas en áreas de oportunidad frente a enfoques con mayores bases de activos”.

El director de inversiones de Standish también analiza cómo el tamaño de un activo dicta la forma de gestionar en los mercados globales de renta fija y de crédito. Recuerda que “a partir de cierto tamaño, resulta más difícil operar directamente en los mercados de renta fija”. Por ello constata que “las gestoras de mayor tamaño podrían verse obligadas a obtener exposición a ciertas partes del mercado a través de contratos de derivados, lo cual introduce riesgos adicionales de contraparte y de iliquidez que es necesario gestionar”. 

Aunque Leduc y su equipo creen que los derivados pueden ser herramientas útiles para gestionar riegos, consideran que es importante que el inversor sepa dos cosas: en qué medida los derivados forman parte de su cartera; y para qué utilizan derivados los gestores, si para gestionar riesgos o para potenciar la rentabilidad, ya que uno u otro enfoque tiene implicaciones distintas para la gestión de cartera. De hecho, en Standish van más lejos: “A medida que más y más inversores se plantean adoptar estrategias oportunistas como un componente esencial de sus carteras de renta fija, consideramos importante que comprendan no solo en qué invierten sus gestores, sino cómo logran dicha exposición. En el caso de estrategias con un uso intensivo de derivados, los inversores deben elevar sus conocimientos sobre el papel que juegan estos instrumentos en sus carteras, y de qué modo se gestiona el riesgo adicional que pueden añadir a las mismas”, señala el experto.