Los argumentos a favor de la renta variable europea son cada vez más sólidos

Andrew_Craig
Imagen cedida

Las acciones europeas se enfrentaron a un trasfondo de inversión poco favorable en 2012. Los temores de una ralentización económica paneuropea y los problemas estructurales de la eurozona dominaron los titulares, pero al terminar el año, las bolsas se habían anotado una sólida rentabilidad del 19,73%. Ello demuestra que los desafíos económicos a los que se enfrenta Europa no se traducen necesariamente en caídas de las empresas europeas, ya que muchas de éstas no dependen exclusivamente de la economía de la región. Los inversores deberían tener en cuenta que en Europa existen muchas compañías de talla mundial, capaces de generar buenos niveles de rentabilidad a largo plazo y cuyas valoraciones frente a la renta variable de los mercados desarrollados siguen siendo atractivas.

Se beneficia de los mercados externos

Aunque el débil panorama macroeconómico de la Europa continental suele figurar de forma prominente en la prensa, muchas empresas cotizadas de la región son verdaderos actores globales que generan alrededor de la mitad de su volumen de negocio fuera de Europa. Por consiguiente, un gran número de ellas continúan anunciando subidas de ventas y buenos márgenes de beneficio, y en algunos casos, hasta poder de fijación de precios. A través de estas acciones, el inversor tiene acceso a negocios globales y probados a menor precio que los de sus homólogos de otras regiones. Según datos de Eurostat, de 2009 a 2011 la exportación realizó la mayor contribución al crecimiento del PIB europeo. Hemos identificado a unas 60 empresas europeas consideradas como los líderes globales de sus respectivos mercados. En la actualidad, los mercados emergentes representan la mayor parte de ese 50% de ventas que generan las empresas europeas de gran capitalización fuera de Europa. De hecho, muchas de las marcas a las que aspiran los consumidores emergentes (como, por ejemplo, coches y artículos de lujo) son europeas. La economía europea lleva tiempo aquejada de debilidad crónica, con lo que las empresas de la región han tenido tiempo para dominar el arte de aprovechar el crecimiento de la demanda extranjera. De este modo, y en comparación con sus homólogas de otras regiones desarrolladas, las empresas europeas son las que mayor exposición tienen al crecimiento en los mercados emergentes.

Atractivo frente a la deuda

La renta variable europea destaca en un mundo donde resulta cada vez más difícil encontrar clases de activo líquidas y susceptibles de generar rentabilidades reales positivas. La renta variable de la región parece atractiva frente a la deuda: la brecha entre las rentabilidades de dividendo y las rentabilidades reales de los bonos se halla cerca de su mayor nivel en cuarenta años. Además, las valoraciones de las acciones europeas son más bajas que las de sus homólogas estadounidenses o japonesas. El PER medio estimado para 2012 de las compañías del índice MSCI Europe es uno de los más bajos de entre los principales indicadores globales: 10,7 veces el beneficio proyectado a doce meses, frente a múltiplos de 12,7 para el S&P 500 y de 13 para el Nikkei 225. Si tomamos la relación precio/valor contable, las acciones de la Europa continental también parecen baratas y ocupan las últimas posiciones de los gráficos de comparación global. Sin embargo, estas valoraciones no se deben a las expectativas de bajo crecimiento: un análisis de la relación entre PER y crecimiento muestra que las compañías europeas gozan de buena salud y presentan niveles sólidos de beneficio potencial.

Altos niveles de liquidez

Pese a la crisis, las empresas europeas continúan generando beneficios robustos y muchas de ellas cuentan con abundantes reservas de liquidez, lo cual les permite un amplio margen de maniobra para reducir su endeudamiento, realizar adquisiciones, elevar su dividendo o realizar compras de autocartera.

Dada la fortaleza de los balances de situación y los sólidos niveles de tesorería que estamos viendo, creemos que las empresas europeas seguirán pagando dividendos elevados. Sus rentabilidades de dividendo son casi el doble de las de las acciones de Norteamérica, y los analistas anticipan que el coeficiente de reparto se mantendrá durante 2013. En un mundo dominado por la búsqueda de rentabilidad, esto constituye un argumento de peso a favor de la renta variable europea.

Por otra parte, la brecha entre las rentabilidades de la deuda privada y la rentabilidad de dividendo no había sido tan baja en 15 años. Muchas empresas europeas –como, por ejemplo, BMW, Philips y Siemens– continúan ofreciendo mejores rentabilidades en sus acciones que en sus bonos, algo indudablemente excepcional. Es más, en aquellos casos en que la rentabilidad de dividendo supera a la de la deuda pública y el diferencial de los seguros de riesgo de crédito (CDS) es inferior a dicha diferencia, parece que la renta variable europea parece "más segura que la renta fija".