¿Llegó el lobo feroz?

¿Llegó el lobo feroz?

Miguel de Juan Fernández- A bordo del ARGOS 8 Agosto 2014

En los últimos días estamos asistiendo a una serie de recortes continuados en los mercados, en concreto el español con su selectivo Ibex35 que ha perdido gran parte de lo ganado en el año. Dado que generalmente los “inversores” siguen la evolución no ya diaria sino intradía de los mercados como algo habitual, semejante al proceso de respirar y parece que no pueden vivir sin conocer en tiempo real lo que está haciendo y cómo están evolucionando los precios de sus cotizadas, quizás sea conveniente hablar algo al respecto. Tranquilos, que no llore nadie, no os alarméis que sigo sin tener dotes de predicción.

Como sabéis aquellos de vosotros que leéis mis Cartas del Argos, desde el principio he venido comentando que no me preocupa el mercado ni su evolución, en el sentido de que, reconociéndome incapaz- y creo que esa incapacidad no me alcanza sólo a mí- de predecir la evolución del mercado en el corto plazo, considero que mi tiempo está mejor empleado en otros menesteres, como por ejemplo estudiar las empresas y analizar más a fondo aquellas en las que piense que existe suficiente margen de seguridad. La evolución del mercado por tanto, suele quedar fuera de los quehaceres diarios de un inversor value.

Y sin embargo, a lo largo de estos años he venido advirtiendo a los argonautas- ya sabéis, “reyes, príncipes y héroes”- de que era importante mantener la disciplina en el proceso de inversión, es decir, olvidarnos de si el mercado (medido por la evolución de alguno de sus índices bursátiles) subía mucho o bajaba mucho, simplemente ceñirnos a lo que podíamos conocer: las empresas que incorporásemos a la cartera. El motivo de la advertencia, que os hago extensible a todos vosotros, es que desconociendo si el mercado se daría la vuelta o no y sobre todo, cuándo lo haría, tenía claro que cada vez existía menos margen de seguridad en él, fuera en bolsa o en renta fija,…lo que me hacía ser prudente en tanto no encontrara compañías a las que hincarles el diente.

En la última Carta del Argos insistía en comentar que no sabía si estos recortes- que han continuado- serían el inicio del tan temido crash del mercado o si simplemente serían tormentas veraniegas. Pero las tormentas parece que arrecian y lo que hace un mes parecía mar en calma, brisa suave y cielo azul y nadie se planteaba la posibilidad de que algo fuera mal, en un momento se encapotó el cielo y parece que está desplegando día tras día su poder. Quizás.

Lo que comentaba en la Carta es que, ni siquiera merece la pena “hacer algo” si viene un crash; me explico, si tenéis el convencimiento al 100% de que el crash va a venir y en qué momento,….¡y acertáis! Entonces, por supuesto que merece la pena “hacer algo”, pero si no es así, el resultado esperado de no hacer nada es mejor incluso que hacerlo, según el profesor Damodaran.

Desde mi punto de vista, lo sensato es no dejarse arrastrar por los vaivenes del mercado, sean en el sentido que sean, y no vender vuestras empresas si consideráis que están bien valoradas. No hablo por hablar,…yo no lo estoy haciendo. Lo que en mi caso se ve facilitado porque desde hace tiempo he venido acumulando suficiente liquidez para poder aprovechar las gangas que ofrezca el mercado.

Pensad que en mi caso, citando a Buffett en la alegoría, es como Noé que empezó a construir el arca cuando no llovía, no se puso a hacerse con la madera para arcas cuando cayeron las primeras gotas, por lo que de hacer algo, había que haberlo hecho en su momento. Si vuestras empresas son sólidas- y viene el crash- lo superarán, si no lo son, no deberíais haberlas comprado salvo que su precio fuera de derribo. Mientras tanto, mientras sigan los recortes o si finalmente llega el crash, vuestras empresas seguirán haciendo negocios- por ejemplo Ferrovial trabaja todos los días de la semana, gracias a sus autopistas y aeropuertos, OPAP lo mismo ya que el juego parece que nunca duerme…- y de esos negocios, a diferentes ritmos, seguirán obteniendo rentabilidad que irá a incrementar vuestro valor.

Cuando los mercados caen todos se preocupan de la volatilidad, pero ésta en sí no supone riesgo; al contrario, si tenemos liquidez hecha de antemano, cuanto más caigan las bolsas más barato podremos comprar y por tanto, menor riesgo real estaremos asumiendo.

Insisto que no sé si el lobo feroz estará rugiendo o si aún está en la espesura,…pero dónde esté el lobo no importa; lo que importa es que nosotros no estemos ni en la casita de paja ni en la casita de madera, sino en la de ladrillo y cemento. Ya conocéis la canción de misa: “El hombre sabio sobre roca edificó y la tempestad llegó…” Buscad por tanto una buena casa de ladrillo y cemento, que la tormenta o el lobo feroz no puedan derribar y manteneros tranquilos mientras arrecia la tormenta. Ya amainará,…siempre lo hace.

Lo bueno de construir el arca antes del Diluvio es que, como ha mostrado históricamente el Argos, permite evitar grandes desplomes y mejorar la evolución del mercado en dichas caídas. Esperemos que siga siendo como hasta ahora.

Un abrazo a todos y hasta el próximo artículo.

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