Las tendencias de mercado que ha dejado tras su paso el COVID-19

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Cedidas por entidades; Lanju Fotografie, Unsplash

Vivir una experiencia como la que los inversores padecieron tras el estallido de la pandemia en marzo y el posterior y brusco rebote, todo ello en un contexto de extrema volatilidad y tipos de interés en mínimos, tiene que dejar huella, tanto en las tendencias subyacentes de los mercados como en el comportamiento de los propios inversores. Varios selectores analizan estos cambios y cómo pueden afectar a la asignación de activos de las carteras en un desayuno organizado por FundsPeople y patrocinado por AllianceBernstein

“En marzo lo que percibimos fue que los inversores están cada vez más acostumbrados a convivir con momentos volátiles. Es cierto que hubo algo de pánico, pero también que la educación financiera en España va calando; es bastante satisfactorio observar que no malvenden o no venden en el peor momento de la crisis”, explica Antonia Conde, responsable de Gestión de Activos de Renta 4. Una vez que el susto pasó y llegó el rebote, lo que se instaló, según explica, fue el apetito por la renta variable, principalmente. Y destaca que “como los sectores que mejor se están comportando en el año son el tecnológico y el de salud ha habido, además, dentro de la renta variable cierta tendencia en cuanto al posicionamiento hacia la renta variable global, y ya no tanto por regiones, y más sesgado hacia temáticos”.

En el caso de la renta fija, Jorge González, director de Análisis de Tressis SV, explica que la tendencia no ha cambiado, que no es otra que la de que todo está dominado por los bancos centrales, “incluso se acelera, lo que marca mucho la evolución del mercado más allá de la volatilidad”. Considera que antes no había grandes oportunidades, y ahora tampoco las acaba de ver: “Pensamos que el riesgo es superior a lo que podemos ganar, por lo que hay que tener mucho cuidado”. Respecto a la renta variable, comenta que a principios de año tenían unas tendencias muy definidas: “Pensábamos que era el momento de la revolución tecnológica, la sostenibilidad y los cambios demográficos a nivel global, y, además, teníamos una apuesta por el sector inmobiliario. Las tres primeras se han mantenido, e incluso se han acelerado, no así el inmobiliario, que es una tendencia que no sé si se mantendrá o no, pero que no queremos tener en cartera. Ese ha sido el gran cambio de asset allocation que hemos tenido”.

Enrique Castro, director de Inversiones de Abanca, destaca las consecuencias del cambio en el patrón de comportamiento de los consumidores, más centrado ahora en la parte baja de la pirámide de las necesidades, lo que está afectando al sector servicios. Explica que algunos de esos cambios serán de corto plazo, “pero otros muchos serán de largo plazo y habrá que estar preparados para capturarlos”. También pone sobre la mesa la creciente importancia del tema de la sostenibilidad: “Creemos que el inversor final y el consumidor lo están poniendo en valor”. Y en relación a las megatendencias, confía “en aquellas que son capaces de modelizar factores humanos, a las que estamos dando forma a través de nuestras estrategias Alpha de gestión discrecional de carteras”. Desde el punto de vista de los activos, comenta que desde el año pasado están infraponderados en renta variable porque veían las valoraciones excesivas, y todavía mantienen esa posición, por lo que, aunque cree que empezará a haber claras oportunidades de inversión en los próximos dos trimestres, considera que “mantener la aproximación prudente en renta variable es razonable”.

El punto de vista institucional lo aporta Miguel Luzárraga, director de AllianceBernstein en España, que cuenta que la flexibilidad desde una gestora internacional es importante: “Hemos cambiado la planificación que teníamos para este año. Hemos visto unas tendencias de flujos de entradas en fondos de terceros durante todo este ejercicio muy distintas a las que esperábamos”. Entre otras cosas, destaca que se han apreciado importantes entradas hacia los fondos de las temáticas de sostenibilidad, salud y tecnología: “Tres factores importantes a tener en cuenta no solo como consecuencia de las menores caídas que han sufrido en esta crisis sino con la vista puesta en el futuro, sobre todo en el caso de la sostenibilidad, tanto en las carteras de renta fija como de renta variable”. Además, también hace hincapié en otra tendencia a vigilar, la del creciente proteccionismo de las economías.

Cambios en la forma de seleccionar fondos

Estos son los cambios y las tendencias, pero ¿cómo implementarlos en las carteras? Antonia Conde (Renta 4) coincide en que los consumidores son ahora más locales, “lo que nos lleva a hablar de inversiones desde un punto de vista mas regional”. Cuenta que siempre hay una parte estructural que sigue guiada por donde están las compañías domiciliadas, al margen de tendencias, sectores y modas, pero, además, esta aproximación tiene que ser complementada con tendencias globales: “Las experiencias que estamos viviendo marcan nuestra tendencia de consumo o de estilo de vida, y eso abarca no solo un sector o un subsector, como podría ser el de la tecnología hardware, sino, por ejemplo, a todo lo relacionado con la salud, desde una residencia a empresas que fabrican mascarillas o un aparato para tratar algo en concreto. Esas tendencias son como mininichos de fondos globales, con gente muy especializada seleccionando compañías de ese estilo de consumo o de vida. Creo que con esta crisis eso se ha reforzado, el mirar a las inversiones de esa forma”.

“A nosotros los clientes no nos preguntan si un determinado fondo tiene más peso en EE.UU. o en Europa, si no qué tienen sus apuestas”, afirma Jorge González (Tressis SV), quien destaca que le ha sorprendido la gran cantidad de peticiones de ETF sectoriales: “Antes se apostaba más por megatendencias como inteligencia artificial, robótica o consumo, mientras que ahora el inversor es más oportunista y quiere, por ejemplo, aprovechar un posible rebote del precio del petróleo”. También ha apreciado una forma diferente de trasladar información hacia los asesores, que son luego los que se la comunican a los clientes. “Antes no pedían tanta transparencia a nivel sectorial, a nivel activo final, sobre lo que hay por debajo de cada una de las líneas que tienen las carteras”.

Todo ello tiene una consecuencia directa, el incremento de los datos. Enrique Castro, director de Inversiones de Abanca, pone un ejemplo a raíz de las últimas presentaciones de resultados empresariales: “Las diferencias entre EE.UU. y Europa quedaron patentes, pero curiosamente si se baja más al detalle en EE.UU. se aprecia que las empresas locales perdían más que las internacionales. Y es esa dislocación que se está produciendo en los datos, en la valoración, lo que acelera la cantidad de datos que tenemos en el mercado”. Esto, a su vez, tiene repercusiones en la tarea del selector de fondos. “Aquí entra la tecnología en juego a efectos de nuestro trabajo. Desde hace unos años nosotros hemos ido implementando la tecnología en el proceso de selección porque creíamos que esa dislocación o esa dispersión va a generar muchísimos más datos”. Añade que la incorporación del machine learning a la toma de decisiones y a la identificación de tendencias, e incluso ineficiencias, “nos está permitiendo que el capital humano se centre en analizar a los gestores de los fondos internacionales y en hacer el test a sus modelos de inversión”.

Miguel Luzárraga cuenta lo que han estado haciendo en estos últimos años. “Hemos hecho cambios a lo largo de la historia y hemos evolucionado. Igual que vosotros habéis cambiado las tendencias en las carteras, nosotros a la hora de seleccionar las compañías hemos incorporado tecnología y herramientas para intentar generar más valor añadido, ser más diferenciadores”.

En renta fija, explica que los gestores “se han estado preparando para una situación de iliquidez en el mercado desde la última crisis para lo que crearon un sistema de liquidación de órdenes, Alfa, que lo vendimos a todo el mercado para que pudiese beneficiarse de la tecnología desde el punto de vista de liquidar mejor las carteras. Eso nos llevó a tener cinco años de datos diarios, a razón de cinco millones al día de ordenes en renta fija para poder ser más eficientes a la hora de gestionar la deuda dentro de nuestras carteras”. Y desde el punto de vista de la renta variable explican que han añadido varias tecnologías al análisis, desde las palabras más buscadas en Google a un modelo para ver cómo medir los contagios epidemiológicos o el análisis de las encuestas públicas. “Todo esto lo centralizamos gracias a una alianza con el Instituto del Clima de la Universidad Columbia que firmamos el año pasado para formar a nuestros analistas en el ámbito del clima”.