Las razones de BlackRock por las que el resultado de las elecciones en EE.UU. será clave para los mercados

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Michael Vadon, Flickr, Creative Commons

El estado de Iowa ha protagonizado el arranque oficial de la carrera hacia la presidencia de EE.UU., en un escenario elevadamente atípico por la presencia de outsiders como Donald Trump, en competición con veteranos como Hillary Clinton. En un momento en el que se puede constatar el incremento del riesgo político en Europa, los inversores se están preguntando si la situación será extensible a EE.UU. “Para los inversores, la pregunta clave es si alguno de los candidatos marcará la diferencia para los mercados. Mi punto de vista es que el resultado de las elecciones sí importará, aunque quizá no en la forma que muchos anticipan”, opina Russ Koesterich, estratega jefe de BlackRock

El experto aclara que “aunque la identidad política o la composición del gobierno pueda no ser particularmente relevante para las bolsas estadounidenses en general, los inversores no están equivocados al centrarse en la elección. Las elecciones tienen consecuencias sobre los mercados  los inversores, dado que la dirección de la política estará afectada fundamentalmente por las elecciones de los votantes”. A continuación, Koesterich se fija en algunas de las reformas clave que deberá afrontar la siguiente administración y cuya implementación va a depender mucho de quién es el candidato electo: la reforma fiscal, sobre el comercio, sobre la sanidad pública, sobre políticas medioambientales, los avances en regulación financiera e incluso sobre el futuro de la Reserva Federal. “Aunque no es probable que ninguna de estas políticas sean grandes impulsoras del mercado en general, tendrán un impacto significativo sobre ciertos segmentos como las utilies, las compañías energéticas, los servicios financieros y los proveedores de productos y servicios sanitarios”, sentencia el experto. 

A continuación, Koesterich hace un poco de política ficción para obtener una aproximación sobre cómo se desarrollarán los acontecimientos en el caso de ganar republicanos o demócratas. “En mi opinión, bajo una administración republicana, que probablemente coincida con un Congreso republicano, es más probable que se produzca un alivio fiscal a las personas físicas y que se apoyen acuerdos comerciales”, indica en primer lugar. 

En el caso de ganar los demócratas, “presumiblemente con Hillary Clinton”, entonces el estratega cree que “la reforma fiscal sobre las empresas todavía sería posible”. En cambio, considera que la reforma a los impuestos sobre las personas físicas, aunque todavía tuviera posibilidad de salir adelante, podría ir vinculada de alguna manera a un mayor alivio fiscal para las corporaciones para satisfacer a los republicanos, que con muchas probabilidades seguirían controlando el Congreso y quizá también el Senado. “Al mismo tiempo, una administración Clinton probablemente estaría dispuesta y sería capaz de emprender una reforma migratoria y realizar ajustes modestos sobre el programa Affordable Care Act (más conocido como Obamacare)”. 

Koesterich resalta la importancia del resultado electoral sobre las finanzas, empezando por la Fed: “Es probable que una administración republicana podría dar como resultado una Fed cuyos miembros sean más simpatizantes de un acercamiento un poco más sistemático a la política monetaria”, comenta. Asimismo, opina que la elección de uno u otro candidato tendrá un gran impacto sobre el liderazgo de las agencias regulatorias clave, especialmente sobre la SEC, la CFTC (comisión estadounidense que regula la cotización de futuros sobre materias primas) y el departamento de Trabajo, “que se está mostrando cada vez más activo en la regulación de productos para la jubilación”, aclara el estratega. 

El elefante en la habitación

Koesterich señala que está encima de la mesa una cuestión que ninguno de los candidatos se atreve a tocar, y que sin embargo sería clave sobre los tipos de interés y el dólar: “En la campaña actual, ningún partido está demostrando mucha disposición a una reforma de los subsidios en el largo plazo y la reducción del déficit asociada”. El estratega encuentra poco sorprendente esta situación, dado que opina que “los catalizadores obvios de una reforma fiscal están ausentes”: el déficit ha estado reduciéndose, los tipos de interés siguen bajos y la rentabilidad de los treasuries sigue pareciendo atractiva si se los compara con la deuda soberana de otras partes del mundo. “En ausencia de un catalizador, la historia sugiere que los políticos esperarán hasta que el daño se vuelva más grave y plantee un riesgo político real”, concluye.