Las pymes, un valor oculto en el panorama de inversión francés

De manera un tanto discreta, las pequeñas y medianas empresas francesas (pymes) podrían convertirse en el futuro en una inversión altamente rentable para los inversores extranjeros. Históricamente, los inversores se han mostrado reacios a invertir en pymes francesas y generalmente han preferido invertir en otros países más atractivos como los EE.UU., Inglaterra o Alemania. Sin embargo, ahora que los inversores se están preparando para una esperada recuperación económica en 2010 (si bien esta aún no se ha materializado por completo), la situación podría cambiar en el momento en que reevalúen sus estrategias de inversión y busquen oportunidades potenciales en Francia. Los inversores que contemplen la diversificación deberían considerar que el mercado de las pymes en Francia es altamente competitivo y combina innovación con unos productos de alta tecnología que se benefician de la reputación del saber hacer francés en todo el mundo, además de un amplio talento en el campo de la investigación y el desarrollo. Francia cuenta con aproximadamente 2,6 millones de pymes que dan trabajo a 14,3 millones de personas. Una serie de empresas chinas e indias ya han invertido en pymes francesas descapitalizadas que representan buenas oportunidades de inversión como resultado de la recesión económica.

Con el fin de estimular este sector y atraer capital extranjero, el Gobierno francés ha adoptado varias medidas recientemente para facilitar la inversión extranjera en el país.

Por ejemplo, la ley aprobada el 21 de agosto de 2007 relativa al trabajo, el empleo y el poder de compra (TEPA) instauró un paquete de medidas para pymes que incluía nuevos incentivos para que los empleados aceptaran trabajar horas extras (es decir, por encima de las 35 horas semanales que marca la ley). La compensación por horas extras se deduce de la contribución a la seguridad social y el impuesto sobre la renta, y las reducciones en las contribuciones de los empleados podrían alcanzar un total de 21,5% de su salario total.

Otra de las medidas recogidas en la TEPA es una reducción del impuesto sobre el patrimonio (ISF) equivalente a un 75% de las inversiones realizadas por un contribuyente en pymes no estatales hasta un máximo de 50.000 euros.

Además de la TEPA, la ley francesa para la modernización de la economía (LME) introducida el 4 de agosto de 2008 está dirigida a estimular el crecimiento económico y la creación de empleo e incluye varias medidas aplicables a pymes.

Además, y lo que es aún más importante, la LME lleva aparejada una ley de la pequeña empresa (pacte PME France) basada en el modelo americano del 30 de julio de 1953, un paso que los gobiernos anteriores llevaban mucho tiempo prometiendo y la MEDEF (la patronal francesa) mucho tiempo esperando. El pacte PME France, aplicable al mercado de alta tecnología de la investigación y el desarrollo y a estudios tecnológicos sobre trabajos, suministros o servicios que cumplan determinadas condiciones en relación con su nivel de innovación estipula, entre otras cosas, que de manera experimental y durante un periodo de cinco años, las administraciones públicas pueden reservar parte (hasta un 15%) de sus acuerdos de contratación pública a pymes innovadoras u otorgarles un trato preferente con respecto a otras ofertas equivalentes.

La ley de finanzas francesa de 2009 (Loi de finances pour 2009) también suprime de manera gradual —en un periodo de tres años— el impuesto sobre sociedades mínimo anual (imposition forfaitaire annuelle), que anteriormente tenían que abonar todas las empresas sujetas a este impuesto, pymes incluidas, siempre que su facturación fuera igual o superior a 400.000 euros.

Otro incentivo fiscal reside en la ampliación del alcance de la deducción fiscal por investigación y desarrollo (crédit d'impôt recherche) implantada en Francia el 1 de enero de 2008 y según la cual las empresas innovadoras, bajo ciertas condiciones, se benefician de una deducción del 30% de sus gastos de investigación y desarrollo (hasta una cantidad de 100 millones de euros) durante el primer año. Bajo esta ampliación, los instrumentos jurídicos a disposición de las empresas también incluyen nuevos gastos a los que ahora puede aplicarse la deducción fiscal por investigación y desarrollo, como por ejemplo ayudas concedidas a fundaciones de utilidad pública. Francia también creó el estatus de empresa innovadora de reciente creación (jeune entreprise innovante) en 2004, permitiendo así que estas empresas se beneficiaran de exenciones fiscales y de cotización a la seguridad social, además de la deducción fiscal por investigación y desarrollo.

Asimismo, a 1 de enero de 2010, la ley de finanzas francesa de 2010 (loi de finances pour 2010) abolió el impuesto local a empresas sobre inversiones productivas (taxe professionnelle), al que anteriormente se acusaba de representar una traba a la inversión. Esta eliminación, aplicable tanto a nuevos flujos de inversión como a inversiones actuales, reducirá considerablemente la presión fiscal en el sector y hará a las pymes francesas más competitivas en lo que respecta a inversiones que requieren mucho capital. El impuesto local a empresas ha sido sustituido por un impuesto alternativo que no está basado en la inversión, una contribution économique territoriale dividida en dos partes: la cotisation foncière des entreprises, que se calcula en función del valor de alquiler de los inmuebles, y la cotisation sur la valeur ajoutée des entreprises, calculada según el valor añadido.

Asimismo, inspirada por el sistema de transferencias del Reino Unido que contribuyó a reforzar el atractivo de la City, la LME fomentó el establecimiento en Francia de impatriados, es decir, ejecutivos extranjeros que ocupan un puesto en una empresa domiciliada en Francia y que no se han convertido en residentes franceses por motivos fiscales durante los cinco años anteriores a su llegada a Francia. De manera temporal, es decir, hasta el 31 de diciembre de su quinto año de empleo y sujetos a ciertas condiciones, los impatriados están exentos, entre otras cosas, del pago del impuesto sobre la renta sobre cualquier remuneración adicional («bonus de expatriación») que perciban por sus actividades en Francia.

Igualmente, a fin de competir con el mercado alternativo bursátil británico (AIM), Francia creó el mercado Alternext en 2005, diseñado para convertirse en una fuente alternativa de financiación para las pymes. Desde el momento de su lanzamiento, el mercado Alternext ha estado sujeto a varias modificaciones importantes con objeto de aumentar su atractivo, especialmente el decreto del 22 de enero de 2009 que, entre otras cosas, redujo la obligación de información permanente por parte de las empresas cotizadas.

Además, en noviembre de 2004 Francia introdujo el concepto de «centro de competitividad» (pôle de compétivité), que tiene por objeto contar con empresas, centros de formación y unidades de investigación en un mismo lugar para trabajar en proyectos internacionales e innovadores. Estos centros de competitividad, financiados mediante ayudas públicas que ofrecen exenciones fiscales completas durante los tres primeros ejercicios fiscales con beneficios y hasta un 50% en los dos siguientes ejercicios fiscales con beneficios, han atraído ya a más de 500 empresas extranjeras como Canon, Tata y Bombardier.

Desde el 1 de enero de 2007, Francia también se ha unido a la mayoría del resto de países de la OCDE en eximir de todo tipo de impuestos las plusvalías originadas por la transferencia de acciones mantenidas durante al menos dos años.

Finalmente, el 2 de agosto de 2005, la legislación francesa creó el título de «empresa de patrimonio vivo» (entreprise du patrimoine vivant), que puede ser solicitado por aquellas empresas que cuenten con un bagaje industrial o tradicional ancestral o único. Las empresas con esta denominación no reciben ayudas económicas pero se benefician de ventajas fiscales, incluidas deducciones por innovación y aprendizaje derivadas de su reconocimiento tanto nacional como internacional.

Todas estas medidas, dirigidas a aumentar el atractivo de las pymes francesas, constituyen una tendencia reciente en Francia para facilitar las inversiones extranjeras. La suma de estas actividades debería contribuir a apaciguar definitivamente las inquietudes de los inversores extranjeros y ayudarles a recuperar la confianza en el mercado francés. Así pues, los inversores extranjeros deberían dejar atrás sus tendencias históricas y tener en cuenta al mercado francés mientras duren las oportunidades.