Las perspectivas de baja inflación llaman a replantearse las carteras

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La tasa de inflación en la zona euro seguirá siendo muy baja durante algún tiempo. Aparte de que los flujos de crédito están estancados por parte de los bancos comerciales, las condiciones económicas reales para un fuerte aumento de la inflación no se han cumplido. En efecto, las presiones por el lado de la demanda siguen siendo extremadamente débiles y la inflación salarial está baja. Además, la presión sobre los precios mundiales de la energía ha caído recientemente. Con todo esto, es muy probable que la tasa de inflación se mantenga por debajo del objetivo de estabilidad del BCE del 2% durante bastante más tiempo. 

Por lo tanto, un cambio rápido en los tipos de interés es poco probable también, aún más tomando en cuenta que los riesgos políticos siguen presentes -como la incapacidad de atenerse a los objetivos de reducción del déficit- y que el crecimiento en la zona euro es muy débil. Esto hace muy posible que los bancos centrales continúen con su política de dinero barato durante todo el año 2013 y, posiblemente, más allá. 

Contra este telón de fondo, los inversores deberían reconsiderar su asignación de activos dado que los bonos del gobierno luchan por ofrecer retornos atractivos contra la inflación. En concreto, la renta variable debería ser añadida a la cartera como inversión adicional. Las empresas que operan a nivel internacional -así beneficiándose de un mayor crecimiento global- y nombres con un dividendo alto y estable son de particular interés. Además, los países en rápido crecimiento en Asia y América Latina son buenas opciones. Lo mismo es cierto para los productos de seguros de vida. Gracias a sus capacidades profesionales de inversión, las compañías de seguros pueden invertir en activos con mayores retornos que los bonos del gobierno. También son capaces de acceder a los segmentos de mercado de mayor rendimiento, normalmente reservados solamente para los inversores institucionales.