Las gestoras mueven ficha ante una guerra comercial que se alarga

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Nadie pensaba que una guerra comercial sería fácil, pero pocos se imaginaban que el conflicto entre dos potencias tan grandes como Estados Unidos y China seguiría tan tenso incluso en una fase avanzada. Gestoras como PIMCO reconocen que el pivote duro la semana del 6 de mayo y la decisión de Trump de incrementar los aranceles de los productos chinos han sorprendido a todos, ellos incluidos. ¿Qué puede pasar ahora? Las firmas internacionales se plantean las consecuencias a largo plazo y comienzan a ajustar sus carteras.

Hasta hace unas semanas el mercado descontaba un acuerdo bilateral antes de junio, pero las posibilidades de ello se han deteriorado, lo que ha desencadenado la corrección en los activos de riesgo y mercados emergentes. La paradoja, que señala Ewout van Schaick, responsable de multi-activos de NN IP, es que ambos lados parecían dispuestos a llegar a un entendimiento tras la caída de las bolsas y débil crecimiento mundial el año pasado. Es posible que la mejora del momentum económico y la fortaleza de la renta variable este año hayan dado un colchón para que ambos adopten una postura más firme en materia comercial.

Para Dennis Shen, analista de Scope Ratings, China es el más vulnerable de las partes. Si bien tiene palancas alternativas en el desacuerdo comercial, como la devaluación del renminbi, se ve restringida en el uso de tales instrumentos debido a las presiones de depreciación existentes sobre el yuan (-2,6% desde mediados de abril; actualmente 6,9 por dólar), y los riesgos asociados a la estabilidad del sector externo y financiero. “Las herramientas para amortiguar el golpe para los exportadores -como las rebajas de impuestos- se enfrentan a limitaciones eventuales debido a un amplio déficit fiscal – previsto en el 6,1% del PIB en 2019 por el FMI, desde el 4,8% en 2018 y sólo el 0,9% a partir de 2014-”, explica. Además, el efecto multiplicador que China tiene como mayor acreedor extranjero de EE.UU. es menos una herramienta de negociación de lo que se podría presuponer. “Mientras que la venta de los bonos del Tesoro de EE.UU. podría hacer que los tipos de interés de los préstamos estadounidenses subieran, la caída de los precios de la deuda estadounidense reduciría el valor de los restantes bonos americanos que China posee”, recuerda.

Pero es que el contexto ha cambiado mucho desde que el presidente estadounidense iniciase este duelo. En 2018 Estados Unidos tenía un déficit comercial con China de 419.000 millones de dólares, según datos que recopila Philippe Waechter, economista jefe de Natixis IM, mientras que las compañías americanas sufrían por exportar a China. El otro lado de la balanza es que ese superávit por parte de China era una vía de financiación para la economía estadounidense vía la compra de Tesoro americano. La clave está en que este equilibrio se ha movido, en que la contribución china a la financiación americana ha caído, por lo que Estados Unidos no puede tener la misma influencia que en el pasado.

Tiffany Wilding, economista, y Libby Cantrill, responsable de políticas públicas de PIMCO, ven que las condiciones siguen siendo inhóspitas para un acuerdo. Tanto porque Trump cree que los aranceles aumentan su poder sobre sus socios negociadores, como porque años de negociación con China han dejado cicatrices en Washington. Años de promesas de concesiones seguidas de retrocesos cuando llegaba el momento para que China cumpliese. Eso explica que Trump tenga ahora poca tolerancia y prefiera ser más directo.  

Van Schaick coincide en que su nuevo escenario base es que la incertidumbre se alargará y esto pesará mucho en la confianza empresarial e inversora. Además, la limitada transparencia de las negociaciones añade un reto. “No sabemos cuáles son los problemas concretos ni dónde han chocado ambos lados”, insiste.

Impacto en las carteras

Los inversores deben pensar en las ramificaciones a largo plazo de este conflicto en sus carteras. Como señala Van Schaick, la vuelta a la volatilidad significa que los datos manufactureros en China y sus proveedores asiáticos van a permanecer débiles los próximos meses. “Esto hará que sea difícil para que el momentum de crecimiento de los emergentes se recupere”, explica el experto de NN IP. Por ello, han decidido reducir riesgo en su asignación de activos táctico y, específicamente, han recogido beneficios en bonos emergentes en divisa local y renta variable emergente.

Pero incluso dentro de las correcciones hay oportunidades. “Por ejemplo, los aranceles sobre la soja están beneficiando enormemente a Brasil, ya que el país sudamericano es el mayor productor y ahora una de las principales fuentes de suministro de la codiciada materia prima”, apunta Dorothea Froehlich, gestora del MainFirst Emerging Markets Bond Fund Balanced.