Las gestoras internacionales analizan las implicaciones de una posible independencia de Escocia

El 18 de septiembre los escoceses decidirán en referéndum si quieren seguir formando parte del Reino Unido o independizarse. Funds People conversa con varias gestoras internacionales sobre las implicaciones económicas y políticas del 'sí' (o el 'no') de Escocia a convertirse en un estado independiente. Por el momento, la libra se ha depreciado con fuerza contra el dólar y el euro en tan solo una semana y varios valores vinculados a la tierra de William Wallace han sufrido ventas.

Azad Zangana, economista de Schroders, aporta cuatro conclusiones sobre las posibles implicaciones del referéndum. La primera, que el problema sobre una divisa futura para una Escocia independiente está lejos de ser resuelto. "Bajo nuestro punto de vista, los principales partidos políticos no están fingiendo que no acordarán una unión monetaria”. Dicho esto, el economista cree que “una Escocia independiente en una unión monetaria con el resto del Reino Unido tiene los mismos riesgos que causaron la crisis de la deuda soberana en Europa”. Asimismo, considera que una unión monetaria que no venga acompañada de una unión política y fiscal “puede llevar a un peligro moral, y también podría restringir severamente la libertad económica de Escocia”.

La segunda conclusión es que tampoco hay un programa claro sobre la política fiscal escocesa. “La sobre-dependencia del petróleo y el gas del Mar del Norte significa que los ingresos fiscales son muy volátiles, pero también que las previsiones para el largo plazo son pobres, y por tanto el pronóstico es que los beneficios caerán sustancialmente”, indica. Asimismo, las arcas públicas del Reino Unido acusarían la pérdida de los ingresos de los recursos del Mar del Norte, aunque en este punto el experto hace notar que la peor parte se la llevaría el déficit por cuenta corriente: actualmente equivale al 4,5% del PIB británico y podría incrementarse hasta el 5,5% ó 6,5% de producirse la independencia, “unos niveles asociados con una crisis de balance de pagos, lo que es muy probable que empuje a una abrupta depreciación del PIB”.

Desde el ángulo político, Zangana constata que podría producirse una debacle entre las principales formaciones del país. De hecho, cree que el Partido Laborista –que según las encuestas es el favorito de cara a las elecciones de 2015-, podría perder el 16% de sus escaños, lo que incrementaría las probabilidades de que el Partido Conservador ganase por mayoría. “Lo que no está siendo apreciado por los inversores de momento es que esto garantizaría casi seguramente un referéndum sobre la permanencia de Reino Unido en la UE, y sin la implicación de los votantes escoceses, es más probable que se vote por la salida de la Unión”, afirman desde Schroders. ¿Y qué pasaría si finalmente los escoceses votan no? “Si se produjese un voto negativo sin un margen significativo, es probable que permanezca el problema durante muchos años, lo que podría empujar a los inversores a pedir una prima de riesgo para tratar con las entidades escocesas”, concluye el economista.

Laura Sarlo, analista de deuda soberana europea en Loomis, Sayles & Company, gestora afiliada a Natixis Global AM, explica que la exposición más directa vía inversiones a este evento es a través de bancos y bonos británicos. “Vemos algo de margen para que los depósitos se muevan algo en el caso de que salga un voto positivo, pero no vemos un impacto material sobre los bancos. Vemos potencial para volatilidad adicional en el mercado de bonos soberanos británicos, pero no tenemos la visión de un voto a favor del si como un evento materialmente negativo para la deuda soberana”, explica, al tiempo que afirma que en la firma prevén que la deuda inglesa mantenga su rating AA. “Aunque las agencias de rating han indicado preliminarmente que la deuda de una Escocia independiente debería tener un rating A, necesitaríamos tener algo de sentido sobre cómo sería el naciente sistema financiero para poder asignar una calificación”, añade.

Sarlo también tiene unas palabras para evaluar qué impacto puede tener este acontecimiento sobre otros procesos independentistas, particularmente la consulta que pretende sacar adelante el gobierno de la Generalitat de Cataluña en noviembre. “Cataluña representa cerca del 20% del PIB español y el gobierno español ha mantenido una línea dura en las negociaciones con Cataluña que debería llevar más lejos los riesgos en torno a los activos españoles”, advierte.

¿Cómo puede afectar a las gestoras escocesas?

En este apartado se pronuncia Kames Capital, gestora escocesa con sede en Edimburgo. Su experto Adrian Cammidge aclara en primer lugar que la firma no tiene una posición política sobre el futuro de Escocia, aunque matiza que sí tienen un interés obvio por que los partícipes puedan comprender qué implicaciones puede tener este evento para las compañías de servicios financieros y sus clientes: “Nuestro objetivo en Kames Capital es asegurarnos de que continuamos ofreciendo nuestros productos y servicios sobre una base competitiva tanto para clientes existentes como para los nuevos en Reino Unido y Europa”.

Cammidge explica que Kames Capital es miembro del grupo de trabajo de empresas financieras escocesas (SFE) que integra la autoridad única del mercado británico para la industria de servicios financieros, en el se trabaja para identificar y analizar cualquier tipo de problema que puedan afrontar las empresas de origen escocés del sector en el caso de que la independencia obtenga la luz verde. “Este grupo no tiene una agenda política, pero tiene el compromiso de establecer los hechos y entender sus implicaciones para las gestoras de fondos y sus clientes”, indica el experto.

“La mayoría, que no todas las gestoras de fondos de Reino Unido tendrán clientes tanto en Escocia como en otras partes de Reino Unido. Por tanto, las consideraciones en torno a la independencia de Escocia son relevantes para todas las firmas británicas, no sólo para las que operan desde Escocia”, concluye Cammidge.