Las gestoras internacionales analizan las consecuencias de la victoria de Obama

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Barack Obama, Flickr, Creative Commons

Después de que las elecciones americanas se hubiesen convertido en foco de incertidumbre, una vez conocidos los resultados la atención se desplaza al modo en el que las autoridades políticas abordarán el principal riesgo que amenaza a su economía a corto plazo: el abismo fiscal. Por ahora, las gestoras internacionales se muestran convencidas de que, aún a pesar de que las negociaciones serán intensas y generarán volatilidad en los mercados, al final demócratas y republicanos llegarán a un acuerdo que, dado el juego de mayorías existentes en ambas Cámaras, resulta imprescindible para evitar que el país se vea obligado en enero a recortar drásticamente el gasto y subir los impuestos.

En base a que las elecciones en Estados Unidos mantienen el ‘status quo’, ambos partidos deberían ahora ponerse a resolver el problema del déficit presupuestario. Con el equilibrio de poderes inalterado, no hay excusas para el retraso. Dado que los puntos desde los que parten ambos partidos son completamente opuestos, Richard Lewis, director de Renta Variable Global de Fidelity Worldwide Investment, espera que las negociaciones antes de Navidad sean intensas. Los republicanos, que controlan la Cámara de Representantes, han dejado claro que bloquearán cualquier subida de impuestos, mientras que Obama ha manifestado que si no ve señales positivas en el partido Republicano considerará seguir adelante con el abismo fiscal.

“Tras mucho rechinar de dientes, creemos que se llegará a un acuerdo en la línea de la propuesta Bowles-Simpson, basada en un ratio de recortes de gasto frente a incrementos de impuestos de tres a uno”. En su opinión, el tema del presupuesto es muy importante puesto que ya hemos visto una ralentización muy significativa en el gasto empresarial mientras los máximos ejecutivos esperan que este problema se resuelva. “En consecuencia, los niveles de actividad del último trimestre del año serán bajos, lo cual se verá exacerbado por el impacto del huracán Sandy. Si se resolviera el problema antes del 1 de enero podemos esperar un regreso decente tanto en la actividad económica como en la confianza para comienzos de 2013”, afirma.

La probabilidad de que Bernanke sea relevado es menor

En este sentido, en Groupama Asset Management entienden que la reelección de Obama conlleva dos implicaciones económicas importantes. Por un lado, “buena visibilidad sobre la política monetaria futura, con la prolongación de las medidas acomodaticias aplicadas hasta ahora, algo que será beneficioso para la renta variable como clase de activo a medio y largo plazo”. Por el otro, “la perspectiva de los debates en la Cámara de Representantes sobre el precipicio fiscal, que sugieren una continuidad del estancamiento político que podría pesar sobre el mercado a corto plazo”. Sin embargo, esta bicefalia en el reparto de poder no habría cogido por sorpresa a los gestores.

“Una victoria de Obama y un Congreso dividido era nuestro escenario base y no se espera que tenga un fuerte impacto en la confianza del mercado”, afirma Valentijn van Nieuwenhuijze, economista jefe y director de estrategia y asignación de activos en ING Investment Management. Ya no hay riesgo de empate entre ambos candidatos ni dudas sobre qué política aplicaría Romney en caso de que llegase a la Casa Blanca. De hecho, la incógnita sobre la política monetaria ha sido despejada. “La probabilidad de que Bernanke sea relevado a principios de 2014 se ha reducido; la efectividad de su política se basa en su compromiso de mantener las tasas bajas hasta que la economía cobre impulso, una promesa que con la victoria de Obama se hace más creíble”.

Bernanke, un claro beneficiario del resultado de los comicios

En una línea muy similar se pronuncia Keith Wade, economista jefe de Schroders, al afirmar que “un claro beneficiario del resultado electoral ha sido el presidente de la Reserva Federal, que seguirá contando con el apoyo del presidente”. Desde este punto de vista, la experta considera que “los mercados pueden relajarse ya que la máquina de imprimir dinero seguirá en marcha”. Al igual que Nieuwenhuijze, Wade cree que demócratas y republicanos llegarán finalmente a un acuerdo en las negociaciones sobre el déficit fiscal, “ya que ninguna de las partes quieren ser los culpables de sumir de nuevo a la economía en recesión”.

Jim Leaviss, gestor de M&G Investments, cree que el país “no se puede permitir el lujo de sacar fuera de la economía estadounidense 600.000 millones de dólares”, más aún si se tiene en cuenta que “los cálculos del FMI apuntan a que el impacto de la política fiscal sobre el crecimiento económico pueda ser mayor del esperado (hasta 1,5 veces)”. En su opinión, la amenaza de una depresión como la vivida en los años 30 debe forzar a los políticos americanos a alcanzar un acuerdo. “El clima político, sin embargo, sigue polarizado. La falta de voluntad política para alcanzar un acuerdo es lo que llevó a S&P a quitarle a Estados Unidos la triple A el año pasado. Ese problema se mantiene. Nada ha cambiado en ese frente”.

Evolución económica con y sin abismo fiscal

Según Nick Cowley, gestor de renta variable americana de Henderson Global Investors, los efectos del abismo fiscal en el ámbito empresarial ya se habrían empezado a sentir. “Los últimos resultados trimestrales presentados por las compañías estadounidenses han puesto de manifiesto que el acantilado fiscal está frenando el proceso de toma de decisiones, lo que supone una rémora para el gasto y la creación de nuevos puestos de trabajo”, afirma. En su opinión, esto eleva el riesgo de descarrilamiento de la economía de Estados Unidos, dando al traste con los notables síntomas de recuperación apreciados tanto en su mercado inmobiliario como en la industria de la automoción.

“Evitar el abismo fiscal daría continuidad a estos progresos y sería un factor que serviría de apoyo para los mercados globales”, indican. Pero para ello es imprescindible el pacto de demócratas y republicanos. Según Didier Borowski, director de Estrategia y Análisis Económico de Amundi, “si hay acuerdo, la economía americana podría crecer un 2% en 2013; el porcentaje podría ser incluso mayor dado el apoyo que brindaría la recuperación del mercado inmobiliario”. Sin acuerdo, el colapso del consumo precipitaría a la economía americana en la recesión, afirman. “Los republicanos no pueden correr ese riesgo. Estamos convencidos de que el debate será intenso y que habrá volatilidad”. Lo mismo piensa Cormac Weldon, jefe de renta variable estadounidense de Threadneedle, quien considera que éstos seguirán volátiles a corto plazo, si bien a largo las acciones ganarán apoyo a medida que crezca la fortaleza de los fundamentales económicos.

Para AXA Investment Managers, el principal escollo que impide el pacto entre ambas partes es la propuesta de aumentar los impuestos a los ricos (ciudadanos que ganen más de 250.000 dólares al año). “Obama cree que esto debería ser así, mientras que los republicanos se han opuesto radicalmente argumentando que esto ahogaría la creación de empleo y el espíritu empresarial”. Según la gestora, el hecho de que en febrero el Gobierno vuelva a alcanzar el límite de techo de la deuda, como sucediera en el verano de 2011, hace necesario que en las negociaciones se incluya también la elevación del límite de deuda. “La incapacidad de los políticos para llegar a un acuerdo es una amenaza para la calificación de la calificación crediticia del país”, aseveran desde la firma.

La conclusión a la que llegan las gestoras internacionales sobre el impacto que tendrá la reelección de Barack Obama como presidente de Estados Unidos la sintetiza muy bien Simon Laing, director de Renta Variable estadounidense de Invesco Asset Management, quien afirma que “el resultado ha aclarado algunas incertidumbre para los mercados, lo cuál es siempre es positivo, pero el acuerdo sobre el presupuesto al que deben llegar demócratas como republicanos es más importante”. A fin de cuentas, esto es lo que –según el experto- determinará el comportamiento de la economía y de los mercados a partir de 2013.