Primeros análisis cuantificando el impacto del coronavirus en la economía mundial

Guantes de boxeo
Foto: Arisa Chattasa, Unsplash

Las gestoras empiezan a calibrar cuál será el impacto del coronavirus en la economía mundial. La dinámica económica resulta indudablemente desfavorable en el primer trimestre de 2020, si bien se desconocen la duración y la magnitud de los efectos del virus. “Las restricciones de viaje, la incertidumbre comercial y las perturbaciones en las cadenas de suministro representan claros obstáculos a corto plazo; la confianza, el gasto de capital y el consumo son ámbitos conexos que probablemente se verán sometidos a presión”, reconocen desde MFS Investment Management. Ahora, la cuestión es conocer cuáles serán los efectos concretos del Covid-19 en el PIB global en 2020.

De acuerdo con Anna Stupnytska, directora de macro global en Fidelity International, a medida que la propagación del coronavirus continúa y las posibilidades de contención se reducen, es probable que el impacto en la economía global sea considerable. “Si bien la relajación de la política monetaria ayuda al sentimiento, los bancos centrales no deberían actuar de manera aislada: los gobiernos deberían intervenir con medidas fiscales oportunas y bien diseñadas, apoyando a las economías que tienen problemas no solo por el virus en sí, sino también por la toma de medidas preventivas que, en algunos casos, han detenido su actividad productiva”, afirma.

Las estimaciones sobre el impacto en el crecimiento del PIB mundial varían. Un informe publicado en 2013 por el Banco Mundial calculó que una pandemia de gripe moderada reduciría el crecimiento 0,7 puntos porcentuales y una grave lo rebajaría 4,8 puntos porcentuales. La OCDE cree que una escalada del brote podría reducir a casi la mitad el crecimiento previsto en 2020, del 3% al 1,5%. Hasta el momento, las estimaciones de consenso sobre el crecimiento del PIB mundial parecen complacientes, incluso ahora que el virus se está extendiendo, y se han rebajado tan solo un 0,1% desde finales de 2019.

Aunque resulta imposible de predecir con mayor grado de convicción, la hipótesis de trabajo actual de Fidelity (con una probabilidad en torno al 60%) es una reducción entre 30 y 50 puntos básicos hasta un crecimiento mundial del 3% en 2020. "Nuestra hipótesis más optimista es una reducción entre 10 y 20 puntos básicos (con una probabilidad del 20%) y nuestra hipótesis más catastrofista es una reducción de alrededor del 1% (con una probabilidad del 15%, y una probabilidad del 5% de que dicha reducción sea aún peor)".

Las estimaciones de beneficios de la gestora también han cambiado desde enero, aunque sus analistas advierten de que muchos equipos directivos todavía desconocen la gravedad del impacto. "Todo depende en última instancia de cuánto perdure el virus, de la contundencia de la respuesta de las autoridades y de la magnitud del efecto dominó, desde el aumento del teletrabajo y las compras en línea hasta la cancelación de los Juegos Olímpicos", enfatizan.

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Para Jim Leaviss, director de Inversiones de renta fija de M&G, resulta indudable que el crecimiento del PIB de casi todos los países será considerablemente inferior a lo previsto, y que algunos se adentrarán en terreno recesivo y registrarán un descenso del empleo como consecuencia de ello. “Incluso si el coronavirus acaba teniendo un efecto menos perjudicial para la salud del que se teme, la economía mundial ya ha quedado dañada. El turismo y los viajes corporativos se han visto gravemente afectados, y la incertidumbre nunca resulta positiva para el consumo o la demanda empresarial. Por el lado de la oferta, las fábricas en China han interrumpido su actividad y el movimiento de bienes por el mundo se ha visto perturbado”, destaca.

Pero… ¿de cuánto menos crecimiento estamos hablando? En Schroders ya lo han calculado. El equipo de economistas de la gestora ha rebajado sus previsiones de crecimiento global del 2,6% al 2,3%. Tal resultado haría que este año fuera el más débil desde 2009, cuando se registró el pico de la crisis financiera mundial. Según Keith Wade, economista jefe de Schroders, “el coronavirus proyecta una oscura sombra sobre la economía mundial amenazando con hacer fracasar la reactivación del crecimiento que comenzó a finales de 2019. “Como mínimo, los esfuerzos por contener el virus pondrán en suspenso la incipiente recuperación que mostraban los datos”, añade Johanna Kyrklund, directora de Inversiones de la firma.

En este sentido, en la gestora ven probable que Italia y Japón entren en recesión, y que la producción en Estados Unidos se estanque en el primer trimestre. ¿Y qué pasaría después? En la entidad esperan que, posteriormente, suponiendo que el virus llegue a controlarse, la actividad mejore gradualmente en el segundo trimestre y se recupere con más fuerza a medida que las empresas empiecen a ponerse al día con la acumulación de pedidos. “El rebote se verá apoyado por una política más flexible con los bancos centrales de Estados Unidos, China y la eurozona recortando los tipos de interés y con un mayor aprovechamiento de la política fiscal en China”, auguran.

Por ahora, el escenario básico de Luca Paolini, estratega jefe de Pictet AM, es que el brote del virus reduzca alrededor del 0,3% el crecimiento del PIB de China este año, hasta el 5,6% y en el mundo alrededor del 0,15%, hasta el 2,6%-2,5%. "Sin embargo, la situación puede volverse mucho más grave si el coronavirus se convierte en pandemia. Una leve, como la gripe de Hong Kong de 1968-9 recortaría el crecimiento mundial en un 0,7%, mientras que una grave, como la española medio siglo antes, hasta en un 4,8%. Japón puede verse más afectado que China. En este sentido, no creemos que se haya reconocido todavía plenamente el riesgo de interrupción de la cadena de suministro, y Europa y Reino Unido pueden sufrir", concluye.

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