“Las energías alternativas representan un área de inversión estructural”

¿Es recomendable apostar por las energías renovables? ¿por qué?

Las energías alternativas representan un área de inversión estructural en el marco de las posiciones energéticas del siglo XXI. De hecho, se estima que la demanda energética mundial debería crecer un 50% de aquí a 2030. No obstante, parece evidente que las energías fósiles tendrán cada vez más dificultades para satisfacer esta demanda. Según la Agencia Internacional de la Energía, tres cuartas partes de las reservas mundiales (800 yacimientos) han alcanzado ya su pico de producción y están envejeciendo, con lo que su producción disminuiría un 7% anual, es decir, dos veces más rápido de lo previsto, y los países productores (que gestionan un 90% de las reservas conocidas) invierten cada vez menos. En cuanto a nuevos yacimientos no convencionales, como las arenas bituminosas de Alberta (Canadá), continúan siendo altamente contaminantes. Respecto a los cambios, la reducción de la dependencia de los países importadores de energías fósiles y la disminución de las emisiones de CO2 son estratégicas y deberían ser alentadas por el precio del petróleo, que se prevé se mantenga en un nivel elevado.

¿En qué medida han recibido un impulso institucional?

De manera general, podemos decir que las energías alternativas son objeto de un movimiento de concienciación mundial de los consumidores a favor del medio ambiente. Cara a esta presión de la opinión pública, estas energías se benefician de un apoyo político cada vez más sólido. En muchos países se ha impuesto el objetivo de utilización del 20% de energías alternativas de aquí a 2020. Este es el caso de Europa: en una propuesta de directiva con fecha de 23 de enero de 2008, la Comisión Europea desea imponer a cada Estado miembro un aumento en energías renovables a fin de incrementar la utilización de este tipo de energía del 8,5% al 20% a partir de 2020 en el mix energético de la Unión Europea. La conferencia de Copenhague, que tendrá lugar en diciembre de 2009 a fin de preparar el acuerdo que sustituirá al protocolo de Kyoto, demuestra que este apoyo político se corresponde con un compromiso duradero por parte de los gobiernos. Para los inversores esta es una buena noticia, porque contrariamente a la situación predominante hace 5 años, en la que el mercado estaba más centrado en países precursores como Alemania o España, estos cambios permiten que de ahora en adelante los inversores dispongan de un universo de inversión cada vez más amplio.

¿En qué países supone una mejor oportunidad de inversión y en qué sectores?

Para los inversores privados, las medidas de apoyo adoptadas por los gobiernos pueden tener un impacto muy positivo. Así, en el marco del plan de reactivación Obama, el gobierno americano ha anunciado recientemente la puesta en marcha de una subvención mediante créditos a tipo fijo de hasta el 30% de las inversiones realizadas para la implantación de centrales solares o eólicas, la cual sustituye al sistema de reducción de impuestos que prevalecía hasta ahora. Este tipo de mecanismo es muy positivo para los inversores puesto que participa de una reducción de los riesgos financieros asociados al desarrollo de semejantes proyectos. Vinculada a los mecanismo de recompra de la electricidad producida a un precio fijo, este tipo de subvención permite a los sectores solar y eólico ganar visibilidad. Estos elementos nos han conducido en el fondo Carmignac Innovation a adoptar posiciones en productores como el grupo español Iberdrola o el alemán Phoenix Solar, que gozan de unas perspectivas de crecimiento interesantes.

Sin embargo, la inversión siempre ha de ser selectiva. En el área de las energías alternativas, los diferentes sectores están lejos de haber alcanzado el mismo grado de madurez. En Estados Unidos el sector eólico es ahora tan competitivo como las energías convencionales en materia de producción eléctrica. Para las instalaciones eólicas on-shore, los costes de producción son del orden de 4 a 6 céntimos/kWh, es decir, sensiblemente inferiores a los del carbón (4 a 10 céntimos/kWh) o el gas (4 a 8 céntimos/kWh). Comparativamente, el sector solar lleva cerca de 5 años de retraso, pero los progresos realizados la convierten en una energía que no dista mucho de ser rentable. No obstante, el sector se enfrenta a un fenómeno de sobrecapacidad que entraña una bajada potencialmente rápida de la rentabilidad. En este contexto, la inversión en energías alternativas ha de ser selectiva. En Carmignac Innovation, nuestro proceso de inversión da mucha importancia a la selección de valores en función de su posicionamiento competitivo y tecnológico, el control de sus costes de producción y la solidez de sus balances. Privilegiamos a empresas líderes en sus mercados y que disponen de ventajas tecnológicas que las diferencian. Por ejemplo, hemos invertido en el fabricante danés de turbinas eólicas Vestas Wind System, que disfruta de una posición líder en términos de capacidades instaladas además de un balance sólido. En el sector solar estamos presentes en el grupo americano First Solar. Bien gestionada, esta empresa disfruta de una gran ventaja tecnológica en la producción de módulos solares (tecnología «thin film») que le aporta unos costes de producción muy competitivos.

Por otro lado, China acaba de anunciar el lanzamiento de un amplio programa de apoyo a la construcción de centrales solares. Este programa, denominado «Golden sun», prevé la instalación de 500MW de nuevas capacidades en dos o tres años, en las que las inversiones estarán subvencionadas a un 50% en zonas urbanas y un 70% en zonas rurales. Se trata evidentemente de un factor positivo para el fabricante de módulos solares chino Yingli, presente en nuestra cartera. Yingli es una empresa que dispone de uno de los mejores posicionamientos en términos de costes en su sector, lo que debería permitirle ganar cuotas de mercado, tanto a nivel nacional como internacional.

Respecto a otros sectores como el de la energía geotérmica o los biocarburantes, por el momento no hemos invertido en ellos por falta de oportunidades. Por contra, nos interesa el sector de las baterías eléctricas, especialmente las destinadas a coches limpios. Estados Unidos se interesa mucho por esta problemática y pretende dedicar dos billones de dólares en 2009 a subvenciones dirigidas a incentivar a los particulares para que sustituyan sus viejos vehículos contaminantes por coches limpios (tecnologías híbridas y eléctricas). Con estas perspectivas, recientemente hemos incorporado a la cartera de Carmignac Innovation al grupo francés Saft, especializado en el diseño y fabricación de baterías industriales, además del grupo E-one Moli, que acaba de abrir una fábrica en Taiwan.

¿Cómo se puede gestionar la elevada volatilidad de una inversión de estas características?

El hecho de invertir en distintos sectores (energías alternativas, tecnología, salud) nos permite diversificar la cartera y estructurar nuestras inversiones en torno a un núcleo más defensivo (especialmente en el sector de la salud).