Las elecciones presidenciales estadounidenses y su impacto en la inversión en infraestructuras

AitorJauregui
Foto cedida

TRIBUNA de Aitor Jauregui, responsable de Desarrollo de Negocio para España, Portugal y Andorra de BlackRock. Comentario patrocinado por BlackRock.

Estamos a punto de conocer los resultados de las elecciones presidenciales estadounidenses y los inversores valoran las repercusiones que las propuestas de los dos candidatos podrían tener en los mercados. Es indudable que en mitad de la ardua batalla electoral que se está librando, el gasto en infraestructuras es un argumento que está acaparando bastante atención.

Ha sido una cuestión recurrente para ambos partidos, e incluso para la Fed. Se trata de un excepcional punto en común entre los dos candidatos presidenciales, lo que sugiere que, gane quien gane, será un asunto relevante para el próximo gobierno. Además, este fenómeno no sólo se da en EE.UU., sino también en otros países desarrollados. ¿Se están alineando los astros de cara a un aumento considerable de los proyectos de infraestructuras? ¿Tendrá este hecho repercusiones para los inversores? Entre los motivos que sugieren que sí podría haber repercusiones, destacamos los siguientes:

Medidas de política monetaria

Las medidas de los bancos centrales han sido una de las mayores influencias en los mercados mundiales en los últimos años. No obstante, seguimos en un contexto de crecimiento reducido, lo que nos hace plantearnos la siguiente pregunta: "¿Ha alcanzado sus límites la política monetaria en el ciclo actual?". La ausencia de dinamismo en el crecimiento y la debilidad de los fundamentales en todo el mundo apuntan a una respuesta afirmativa.

Necesidad económica

En función del tipo de proyecto, las infraestructuras pueden generar un efecto multiplicador positivo en los mercados desde un punto de vista económico. A corto plazo, los proyectos de infraestructuras podrían fomentar el crecimiento del sector privado y del empleo, lo que podría dar lugar a una mayor recaudación tributaria e impulsar tanto la confianza de los consumidores como el propio consumo.

Costes de financiación reducidos

Los programas de compras de bonos a gran escala de los bancos centrales han llevado los rendimientos a mínimos históricos y, en muchos casos, a terreno negativo. Si bien esto ha generado desafíos para los inversores, en concreto para aquellos en busca de rentas periódicas, el contexto de tipos bajos supone que el coste de financiar proyectos de infraestructuras a través de deuda pública es muy inferior al observado en el pasado.

Este énfasis renovado en las medidas de política presupuestaria a más largo plazo, como aquellas centradas en infraestructuras, no se limita a EE.UU.. En julio, Japón anunció un nuevo paquete de estímulos de 28 billones de yenes, de los cuales 13,5 billones están destinados a diferentes iniciativas de política presupuestaria centradas en proyectos de infraestructuras, como la mejora de puertos y la construcción de nuevas plantas de procesamiento de alimentos que contribuyen a impulsar la exportación de productos alimentarios.

Del mismo modo, el Reino Unido, ante la posibilidad de una ralentización económica, parece preparado para incorporar medidas de estímulo de gran calado más allá de la política monetaria. Al igual que en EE. UU., en la última década se han asignado recursos públicos ínfimos a infraestructuras. La inversión privada en infraestructuras en el Reino Unido también está menguando como resultado de la incertidumbre derivada del brexit. El número de contratos relacionados con iniciativas de infraestructuras ha caído un 23% en el último año (fuente: Instituto Nacional de Estadística británico, Reino Unido, junio de 2016).

En resumen, gracias a una combinación de factores, existe un interesante argumento de inversión a favor del segmento de las infraestructuras. Si estas hipótesis se materializaran, las industrias y segmentos de la renta variable relacionados con las actividades de infraestructuras, como los títulos industriales o de transporte especialmente en EE.UU., podrían salir beneficiados. No obstante, aún está por ver cuándo y en qué medida se materializará este efecto. Es importante reconocer que la forma en que se financian los proyectos de infraestructuras puede mitigar algunos de los efectos multiplicadores. Concretamente en Estados Unidos, también hemos de reconocer que el candidato que gane las elecciones podría seguir enfrentándose a un gobierno dividido, lo que afectaría a la rapidez en la aprobación de proyectos de ley y a la envergadura de los mismos.