Las EAFI que se oponen la tramitación de órdenes creen que la operativa dañaría su independencia

Actualmente, la EAFI realiza una propuesta de cartera al cliente basándose en su perfil de riesgo y éste es en última instancia quien debe dirigirse a su banco o broker para comprar los productos/valores recomendados. Es decir, la ley no permite a los asesores independientes tramitar las órdenes. Frente a la opinión de aquellas entidades que, como Wealth Solutions, C2 Asesores Patrimoniales EAFI, Aspain 11 Asesores Financieros EAFI o Miramar Capital Asesores EAFI, son partidarias de poder realizar esta actividad porque creen que facilitaría la labor de ejecución de sus recomendaciones, otras entidades unipersonales como Juan Vicente Santos Bonnet o Ramón Díaz Zárate (de Ramón Diaz Zárate EAFI) son muy críticos: no sólo creen que no es una actividad necesaria para el negocio sino que además consideran que, de llegar a permitirse la tramitación de órdenes, la figura del asesor se acercaría a la de agente, con las negativas implicaciones que ello tendría para la propia independencia de la EAFI. En el punto medio están aquellas que, aunque no consideran a la actividad como una amenaza a la esencia de las EAFI, tampoco creen que sea clave para su negocio, como Profim Asesores Patrimoniales EAFI, ICapital, Salvador Cervilla o Ética Patrimonios. En este artículo se recogen los argumentos de estas dos últimas posturas.

 

Entre las entidades que creen que esta operativa acabaría limitando la independencia de las EAFI está Juan Vicente Santos Bonnet, que además no ve desventaja en no poder tramitar órdenes. También es muy crítico Ramón Zárate: “Los modelos en que se mezclan ejecución y asesoramiento han terminando confundiendo las figuras y, lamentablemente, se han decantado a favor de la ejecución, cobro de comisiones, y en contra de los intereses del cliente”, afirma. Zárate explica que su modelo de EAFI parte de la idea de facturar por el asesoramiento en sus diferentes modalidades, porque “no podemos hacer depender nuestro negocio de las actuaciones (ejecución de órdenes) de los clientes”, dice. “La recomendación de la EAFI debería tener un contenido suficiente para que cualquier plataforma pudiera ejecutarla, cuestión diferente es si las plataformas tienen sistemas que tengan en cuenta esta nueva modalidad de clientes, los de las EAFI. Por tanto, estamos a favor de plataformas que faciliten al cliente no profesional la ejecución de las recomendaciones de su EAFI”, asegura.

 

“Nuestra actividad se agota en el asesoramiento, las ayudas en la ejecución de nuestras recomendaciones de inversión a nuestros clientes las limitamos a recomendar plataformas de ejecución cuyos sistemas ya hemos contrastado su eficacia, en términos de simplicidad de ejecución y transparencia para el cliente”, dice, añadiendo que “no se puede recomendar, tomar la comanda y, posteriormente, preparar las viandas. Primero, porque en este desasosiego de ir y venir, probablemente no acertemos a conocer lo que realmente le apetece al cliente, y sí lo que hemos dejado a fuego lento o en los hornos a medio cocinar….. Segundo, porque los menús abiertos son imposibles de cumplir cuando uno lo hace todo. Y tercero, porque como se corra la voz entre los comensales del éxito de nuestro saber hacer, por el trato recibido y los platos degustados, no tendremos tiempo de tomar comandas y mucho menos de prepararlas, salvo que todos coman lo mismo y paguen a escote, pero para entonces ya no tendríamos un restaurante, sino lo que sería el principio de una cadena de distribución de comida rápida”, asegura Zárate.

 

Sin incompatibilidad pero de importancia limitada
Por su parte, Salvador Cervilla no cree que esa operativa sea incompatible con la esencia de una EAFI, pero tampoco creo que sea una herramienta de vital importancia pues los clientes lo entienden. Eso sí, dice que la tramitación de órdenes hace más cómodo el proceso de principio a fin de la operación ya que elimina también el último escalón. “No lo veo una cosa muy necesaria y tampoco lo veo como una desventaja”, afirma.

 

De esta forma, también lo ven como un servicio únicamente adicional en ICapital. “No creemos que sea un servicio incompatible con la figura de EAFI, pero sí es un servicio adicional que requiere de procesos, y sistemas específicos y que además implica responsabilidades adicionales. En el caso de que se permitiera a las EAFI realizar este servicio, debería de hacerse de manera voluntaria y aquellas que decidieran realizarlo se verían obligadas a contar con recursos y procedimientos para poder llevarlo a cabo, así como capital o seguro de responsabilidad superior para hacer frente al riesgo que supone el servicio, y auditoría de procesos para verificar la correcta ejecución”, comentan. Por eso, porque sería un servicio adicional, no lo ven indispensable para su negocio. “Las EAFI debemos asesorar con propuestas de inversión, pero la ejecución es decisión y responsabilidad del cliente. A día de hoy la mayoría de entidades cuentan con servicios de ordenes telemáticas o telefónicas que simplifican la vida de los inversores”, explica.

 

En esta línea, Víctor Alvargonzález, de Profim, Asesores Patrimoniales, EAFI cree que “no sería incompatible pero no es algo fundamental en la filosofía de una EAFI. Ni para su modelo de negocio ni como valor añadido para el cliente. Lo importante de una EAFI es el asesoramiento al cliente y no tanto ser su bróker”, por eso no lo ven muy necesario ni tampoco creen que la prohibición legal de tramitar órdenes suponga una desventaja.

 

Aspecto legal y práctico

“Vemos necesario que se facilite la burocracia/papeleo para preparar una tramitación de orden pero no buscamos poder tramitar la orden, preferimos que esto lo haga el cliente. No pensamos que sea una desventaja no poder tramitar la orden si se mejora la burocracia en la preparación de la tramitación”, dice Christian Dürr, director general de Ética Patrimonios. Con todo, reconoce que es un tema delicado y separa dos aspectos: el legal y el práctico.

 

“Desde el aspecto legal es mas ‘limpio’ que sea siempre el cliente el que tramita la orden a la entidad financiera, sea por vía tecnológica (internet), telefónica o presencial. Así el cliente nunca puede negar que no haya querido pasar esta orden. Si es la EAFI la que lo hace en lugar del cliente, dejas la puerta abierta a un posible conflicto, sobre todo si el nivel de confianza en la relación cliente-EAFI se encuentra en la fase preliminar. Además así obligas al cliente a reflexionar y a entender el porqué del asunto, cosa que conviene a ambas partes. En cuanto al aspecto práctico es evidente que a una EAFI se le quitaría un enorme trabajo de encima y se ganaría en eficiencia a nivel operativo. La solución tiene que ser una operativa que permite tener en cuenta todos los aspectos legales y que a la vez sea eficaz y con poco papeleo por en medio. Es decir que la EAFI se ocupe de asesorar y de poner todo a punto para que si el cliente está dispuesto a seguir el consejo solo tenga que hacer una llamada o pinchar sobre un botón de una herramienta tecnológica para confirmar la operación”, explica.