Las divisas hasta finales de año: ronda de expertos

Con la incertidumbre existente en los mercados ante la crisis de deuda en la eurozona, los bancos centrales de los países desarrollados luchan para evitar la recesión, adoptando más medidas de relajación cuantitativa. Mientras, los países emergentes y otros, como el suizo y el japonés, tratan de poner freno a la revalorización de sus divisas, abriéndose un nuevo periodo en la guerra de divisas. Las gestoras internacionales preguntadas por Funds People - Generali Investments, Ignis AM, JP Morgan AM, Nordea, Pionner Investments, Schroderes, Skandia y Standard Life – ofrecen sus previsiones acerca del activo de aquí a final de año.

Martin Wolburg, economista senior de Generali Investments, cree que, “atrapados entre la espada y la pared, vemos un potencial al alza para el dólar frente al euro”.

Para Stuart Thomson, economista de Ignis Asset Management, habrá una búsqueda creciente de refugios seguros. “Creemos que esto beneficiará el dólar de EEUU a pesar de la reciente rebaja de su rating por parte de Standard and Poors. Además, el entorno de bajo crecimiento afectará negativamente a la demanda de materias primas y divisas de mercados emergentes, lo que beneficiará aún más al dólar”. El experto considera que el Euro va a sobrevivir la crisis actual, pero a costa de una depreciación frente a otras monedas internacionales. Con respecto al franco suizo, comenta que “el Banco Nacional de Suiza ha intervenido de una manera rotunda para evitar el estatus de refugio seguro y preservar su abultado superávit por cuenta corriente y creemos que Japón se verá obligado a hacer lo mismo en los próximos meses”.

Manuel Arroyo, director de estrategia de J.P. Morgan AM para España y Portugal, explica que las cuatro tendencias que esperan para lo que resta de año en el mercado de divisas son: debilidad del euro, moderación de la caída del dólar frente a las principales divisas (G10), una libra que se mantiene estructuralmente débil, y buen comportamiento de las coronas noruegas.

Helge J. Pedersen, economista jefe global de Nordea,cree que la aversión al riesgo ha fortalecido divisas como el franco suizo o el yen, tendencia por la que luchan revertir sus respectivos bancos centrales a través de relajación cuantitativa e intervenciones en los mercados. Todo ello, combinado con las últimas medidas de liquidez de la Fed y el BCE, hace preveer un nuevo estallido de la guerra de divisas que estalló en otoño del año pasado. “Sólo cuando el vuelva el apetito por el riesgo a los mercados financieros, el franco suizo y el yen se debilitarán”, comenta. Sobre el dólar, asegura que se mantendrá firme frente a otras divisas porque la Fed “será más agresiva a la hora de subir tipos que el BCE”, razón por la que también cree que la libra se apreciará frente al euro, aunque el Banco de Inglaterra mantendrá su política de tipos baja por un largo periodo de tiempo.

Pioneer Investments sobrepondera el dólar estadounidense y el euro, mientras infrapondera el yen. La gestora cree que la actitud de los bancos centrales mantendrá fuertes tanto el dólar como el euro: así, el BCE ha subido tipos dos veces a lo largo del año, aunque cree que podría replantearse y retrasar más subidas debido a la situación económica y al posible impacto que podría tener en países como Italia y España. Por su parte, la Fed sigue comprometida con estimular la economía, algo que se compensaría con la debilidad del euro ante la crisis de deuda soberana. “El euro podría debilitarse frente las divisas emergentes, cuyos bancos centrales están centrados en combatir la inflación subiendo tipos”, dice la gestora. Con respecto al franco suizo, considera que el intento del Banco Central para debilitarlo es insignificante. Por su parte, las autoridades niponas siguen empeñadas en debilitar la divisa, comprando dólares.

Gregor Hirt, responsable de multi-activos para Europa continental de Schroders, tiene una visión positiva con respecto al dólar, también frente al euro. “Sigue beneficiándose de su estatus de activo refugio debido a las incertidumbres derivadas de la eurozona”, comenta, contando además con que el BCE no suba los tipos. Es más, incluso cree que podría recortarlos debido a la debilidad del crecimiento en la eurozona, lo que podría llevar auna reducción de los diferenciales de tipos de interés entre ambas divisas y beneficiar al dólar. Sobre las divisas emergentes, sobre todo en Asia, Hirt explica que, aunque han sido atractivas durante mucho tiempo, el aumento de la aversión al riesgo y la moderación de la inflación –y, por tanto, de las subidas de tipos- suponen un riesgo que podría desembocar en un debilitamiento de las divisas frente al dólar. Con todo, a largo plazo, la gestora cree que habría que aprovechar las correciones para entrar de nuevo en el mercado a precios más atractivos. “Estructuralmente la región es sólida, con bajos niveles de deuda y una menor exposición al sector bancario”. Sobre todo apuesta por el renminbi chino, pues “hay signos de que China continuará favoreciendo su liberalización y fortalecimiento dentro de sus planes de reemplazar el crecimiento basado en las exportaciones por el doméstico” y establecer el renminbi como mayor divisa de cambio en competencia con el dólar a largo plazo. Con respecto al franco suizo, Hirt ha cerrado sus posiciones en la divisa ante la política del Banco Central de mantener el suelo de 1,2 euros y a pesar de que creen que el franco debería fortalecerse ante los problemas en la eurozona.

Abbas Owainati, del equipo de Asset Allocation de Skandia Investment Group, continúa esperando que las divisas emergentes se revaloricen. “Muchas, sobre todo en Asia, están infravaloradas, a la vez que la mayoría tienen tipos de interés más altos que en el mundo desarrollado”. El experto cree que una divisa más fuerte ayudará a algunas economías en su lucha contra la inflación. La gestora infrapondera el yen nipón y el franco suizo, debido a sus valoraciones.

Standard Life cree que el euro y el yen están caros y tienen como obstáculo a su apreciación la recuperación económica. Además, cree que el valor en el dólar y la libra esterlina aún no ha cristalizado en un contexto de bajos tipos de interés. Por ello, es positivo con las dos útimas divisas y negativo con las primeras.