Las cuatro causas detrás del desplome general de los dividendos en 2016 y pistas para 2017

7097378519_93f353d971
uruss, Flickr, Creative Commons

En un momento en que la sed de rentas está llevando a cada vez más inversores a fijarse en las acciones que pagan dividendos, la última actualización del Henderson Global Dividend arroja un dato preocupante: en 2016, el conjunto de dividendos mundiales creció un mísero un 0,1%, hasta los 1,154 billones de dólares. La tasa subyacente (la que tiene en cuenta el efecto divisa, los dividendos extraordinarios y otros factores) refleja igualmente un crecimiento muy modesto, del 0,6%.

Henderson aporta cuatro factores que explican estos resultados. El más significativo ha sido la caída en picado del crecimiento de los dividendos estadounidenses (EE.UU. representa un 40% del total). El segundo factor ha sido el pobre reparto de rentas visto en Reino Unido, Australia y los emergentes. A esto se debe añadir que los dividendos extraordinarios fueron inferiores a los de años anteriores y que el dólar se apreció, provocando que los dividendos denominados en dólares se convirtieran a tipos de cambio menos favorables para inversores de otras partes del planeta.

Para Alex Crooke, director del equipo de Global Equity Income de Henderson Global Investors,  estos resultados irregulares “ponen de manifiesto la importancia de aplicar un enfoque mundial a la inversión orientada a la percepción de rentas periódicas”, de tal manera que “los inversores puedan beneficiarse de interesantes oportunidades de crecimiento de los dividendos con independencia de la parte del mundo en la que surjan”.

¿Qué ha pasado en EE.UU.?

Los analistas de Henderson se fijan en que el reparto de rentas en EE.UU. fue de mejor a peor a lo largo de 2016: “La expansión del 6,9% del primer trimestre experimentó un descenso constante hasta acabar en un mero 2,1% en el cuarto trimestre. Esto arrojó un alza del 4,1% en base subyacente que situó el total del año en 412.500 millones de dólares, frente a las subidas de dos dígitos registradas en 2014 y 2015”, detallan.

¿Qué ha estado detrás de la caída de las remuneraciones? Son tres las razones que citan en la gestora: “El decepcionante crecimiento de los beneficios empresariales, el interés de las compañías por reforzar los balances y la debilidad del sector energético”. En particular, se fijan en la caída por segundo año consecutivo de los dividendos pagados por el sector petrolero estadounidense. Esto ha provocado que, por primera vez, haya escalado hasta el segundo puesto en el top de remuneradores el sector tecnológico (el primero está ocupado por el sector farmacéutico), que antaño figuraba entre los menos dispuestos a retribuir al accionista. El crecimiento general de la remuneración al accionista en EE.UU. fue de tan sólo el 1,5%.

Desplome generalizado de la remuneración

A pesar de esta notable ralentización, EE.UU. no ha sido la región con los resultados más pobres. Este dudoso honor ha recaído sobre Australia, el país entre las grandes naciones desarrolladas que mostró peor trayectoria durante 2016. La caída de los dividendos se debió principalmente a los recortes aplicados por empresas mineras, que aglutinaron prácticamente todo el retroceso del 10,1% en tasa general experimentado por los dividendos australianos, hasta 41.800 millones de dólares. No se había remunerado tan poco al accionista en Australia desde 2010.

Reino Unido ocupa el segundo lugar en el escalafón: los dividendos británicos cayeron un 3,5% en 2016 en tasa general hasta los 92.900 millones de dólares, su menor nivel desde 2012. La caída responde a los drásticos recortes en la remuneración efectuados por un buen número de empresas (incluyendo otra vez a los grandes grupos mineros), junto al desplome de la libra, que por sí solo restó 7.000 millones de dólares al total del país.

Los mercados emergentes no se quedaron atrás, experimentaron un descenso de más del 20% en sus distribuciones en tasa general hasta los 87.600 millones de dólares, su menor nivel desde 2009. Se debe tener en cuenta que China acapara un tercio del universo; el país arrastró al conjunto de la región al caer los dividendos chinos por segundo año consecutivo: “La mitad de las empresas recortaron su remuneración al accionista, con Petrochina y China Construction Bank a la cabeza”, indican desde la gestora.

La única buena noticia la protagonizó el mercado europeo, aunque con matices. En general registró un crecimiento general del 4,3% (4,1% subyacente), hasta los 219.600 millones de dólares. Es cierto que también fue sólido el crecimiento de los dividendos japoneses, del 25% en tasa general, aunque la mayor parte del alza se debió a la apreciación del yen, y que su mayor fortaleza dañó al sector exportador nipón, por lo que los resultados subyacentes fueron más bien nimios.

Volviendo a Europa, Francia fue el país con resultados más destacados: “Los bancos galos, que están volviendo a gozar de buena salud, incrementaron sus dividendos un 50% y contribuyeron a impulsar el crecimiento de los dividendos franceses hasta el 11,8% en tasa general, el equivalente al 9,4% en términos subyacentes”, indican desde Henderson.

Los Países Bajos también registraron un robusto incremento del 38,4% en tasa general (18,5% en tasa subyacente), en este caso gracias en gran parte al dividendo extraordinario que pagó Ahold tras su fusión con Dehaize. Resulta igualmente destacado el hecho de que  casi todas las empresas holandesas aumentaron su remuneración al accionista en 2016.

Alemania, Suiza e Italia sólo se anotaron un crecimiento modesto en sus distribuciones. “Muchas de las empresas más conocidas de Alemania incrementaron de forma notable sus repartos, si bien el recorte del 98% en el dividendo de Volkswagen tras el escándalo de las emisiones diésel y la cancelación del dividendo de Deutsche Bank ante la intensificación de la inquietud sobre su situación de capital lastraron el total”, explican los expertos. Las contribuciones europeas más mediocres provinieron de España (afectada por el recorte del dividendo del Santander y Repsol), Suecia, Bélgica y Austria.

Los dividendos extraordinarios fueron notablemente inferiores en EE.UU. y Europa, aunque aumentaron en el Reino Unido y Hong Kong. La cifra total descendió hasta 3.000 millones de dólares interanuales, “lo que contribuye a explicar por qué el crecimiento general fue inferior al subyacente”. También influyó en el resultado la apreciación del dólar.

Esta fortaleza puede lastrar las retribuciones de este año: Henderson prevé que los dividendos avanzarán tan sólo un 0,3% en tasa general hasta un total de 1,158 billones de dólares, si el dólar mantiene sus niveles actuales. Este dato equivale a un crecimiento subyacente del 3,2% una vez descontados la fortaleza del dólar y la probable reducción de los dividendos extraordinarios.