Las constantes entradas de capital en deuda emergente local están justificadas

Las significativas entradas de dinero en la renta fija de mercados emergentes en moneda local a lo largo del verano, confirman que esta clase de activo se está beneficiando de la huida hacia la calidad, y que debería seguir siendo una excelente alternativa para los inversores.

A juzgar por las entradas de capital de 80.000 millones de dólares en 2010 y la previsión cercana a los 50.000 millones para 2011, podría decirse que la renta fija emergente denominada en moneda local se está convirtiendo en una clase de activo « core » para los inversores. Los fundamentales de los mercados emergentes han registrado una mejora constante durante las dos últimas décadas, lo cual ha respaldado el rendimiento de la deuda emergente. Esta tendencia se ha visto potenciada desde julio de 2010 por acontecimientos como la crisis de la deuda soberana europea y las medidas de expansión monetaria por parte de los bancos centrales. Los bajos niveles de crecimiento y los altos déficits en el mundo desarrollado han puesto de relieve la necesidad de una diversificación geográfica en las economías de más rápido crecimiento, con abundantes reservas y buenos niveles de liquidez. De hecho, tal diversificación se ha acelerado desde los acontecimientos de 2010, pues los inversores han comprendido los argumentos a favor de la misma.

Nuestra expectativa es que la deuda emergente continuará gozando de entradas de capital de aquellos inversores interesados en la solidez de los fundamentales que ofrecen estos países: menor volatilidad, alta rentabilidad y potencial de apreciación de divisa. Al mismo tiempo, creemos que las economías emergentes mantendrán sus excelentes perfiles de crédito y finanzas públicas saneadas. Un crecimiento sólido y una fuerte inversión en infraestructura y una mejora de la capacidad deberían permitir la apreciación de las divisas emergentes. Todo ello contrasta con los tipos de interés bajos, la alta volatilidad y el riesgo de depreciación de las “divisas fuertes” de los mercados desarrollados.

Favorita de los inversores institucionales
En el ámbito de los mercados emergentes, la deuda denominada en divisa local es actualmente la clase de activo predilecta de los inversores institucionales, por varios motivos. En primer lugar, cada vez más, la deuda local (bonos emitidos por gobiernos en su divisa nacional) está obteniendo la calificación de grado de inversión, pues más y más emisores ven sus ratings revisados al alza por las agencias calificadoras. En segundo lugar, la deuda local constituye la porción más grande y más líquida del universo de renta fija emergente, y se beneficia de la demanda estructural procedente de bancos centrales, aseguradoras y fondos de pensiones de países emergentes.

Por último, los inversores en deuda local se benefician de dos motores de crecimiento: la rentabilidad de los bonos domésticos y el potencial de apreciación de las divisas emergentes. Estos dos factores se contrarrestan entre sí: cuando la economía se ralentiza o aumenta la aversión al riesgo, las divisas tienden a depreciarse, pero las rentabilidades se comprimen, compensando su rentabilidad. Cuando la economía se acelera, las divisas suelen apreciarse y las rentabilidades proporcionan ingresos regulares. Aunque las divisas pueden ser volátiles, prevemos una tendencia a largo plazo de apreciación de las divisas emergentes, debido al panorama de mayor crecimiento de estas economías.

En nuestra opinión, la deuda local emergente continuará reemplazando a la deuda soberana externa como el principal motor de rentabilidad de la renta fija de los mercados emergentes de cara a los próximos años, especialmente teniendo en cuenta las tres dinámicas diferenciadas de crecimiento regional –Asia, Latinoamérica y Europa del Este– que brindan buenas oportunidades de diversificación.

Sólida rentabilidad en mercados turbulentos
Los inversores tienen muchos motivos para preocuparse. Los cimientos de los mercados desarrollados se vieron afectados por: la degradación crediticia de Estados Unidos, los temores de recesión en Estados Unidos y la Unión Europea, la presión sobre los bancos y la deuda pública, y las salidas de inversores de la renta variable. La respuesta natural del inversor es buscar refugio en activos seguros, como por ejemplo los Bunds alemanes, los títulos del Tesoro estadounidense, o sencillamente la liquidez. “El oro es dinero. Todo lo demás es crédito”, afirmó J. P. Morgan ante el Congreso de los Estados Unidos en 1912. Eso puede haber sido cierto en aquella época, pero en la actualidad los inversores tienen otras opciones. La renta fija emergente sigue siendo una alternativa de valor: precios razonables, fundamentales sólidos y activos de calidad.

A comienzos de año, los temores inflacionistas apagaron el entusiasmo por esta clase de activo; en este caso, no obstante, mantener la inversión dio sus frutos: los temores de sobrecalentamiento eran exagerados. La inflación ha pasado a un primer plano varias veces en los últimos tres años, pero en estas tres ocasiones, el mercado resultó haber adoptado una postura excesivamente negativa. En octubre de 2008, en mayo de 2010 y de enero a febrero de - 2011 la mayoría de las curvas de tipos de los mercados emergentes se acentuaron debido a las expectativas de que los bancos centrales podrían subir los tipos de interés de forma significativa. Sin embargo, esto nunca sucedió, y lo cierto es que no todos los países experimentaron inflación gracias a la pro-actividad de los bancos centrales o a los riesgos del crecimiento global.

Desde hace un tiempo, la duración es nuestro mejor aliado. Las expectativas de crecimiento se han revisado a la baja, pero la inflación no ha disminuido en todos los países. De este modo seguimos anticipando curvas de tipos con menos pendiente en países como Brasil, México, Turquía y Sudáfrica, con lo que mantenemos posiciones selectivas de mayor duración que el índice. En el aspecto de la divisa, continuamos inclinándonos por las asiáticas y las latinoamericanas frente a las de la Europa del Este.