La visión de tres grandes gestoras sobre el mercado de deuda emergente

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Resulta cuanto menos curioso que, en un entorno de mercado de baja aversión al riesgo como el actual, la deuda emergente haya sido incapaz de carburar en este arranque de año. El decepcionante comportamiento registrado por esta clase de activo desde enero ha inquietado a muchos inversores, que quieren saber cuáles han sido las causas que han motivado este comportamiento y conocer de paso las expectativas de los gestores de fondos. En un grupo de trabajo organizado por Allfunds Bank en sus oficinas, los clientes han podido conocer de primera mano la visión de tres grandes gestoras especializadas en deuda emergente.

EDUARDO ALHADEFF Y KAREM LAM (J.P.MORGAN AM)

Eduardo Alhadeff y Karen Lam, gestores de deuda emergente en J.P.Morgan AM, creen que el gran problema en este arranque de año ha sido el exceso de oferta. “Las empresas afincadas en países emergentes han colocado mucha deuda para financiar sus proyectos. Aunque las entradas siguen siendo muy fuertes, el aumento registrado por las emisiones ha tenido un claro impacto en la evolución del activo. Pero la oferta disminuirá y los mercados empezarán a subir”. Alhadeff considera que la deuda emergente combina altos cupones con calificaciones crediticias que, en la mayoría de los casos, gozan de grado de inversión. “Esto significa mayor rentabilidad con menor riesgo”.

En su opinión, las favorables expectativas que ofrece el activo son evidentes, sobre todo en lo que respecta a la deuda corporativa. “En los spreads de deuda corporativa con grado de inversión existe mucho valor. Los fundamentales de las empresas son buenos y el apalancamiento de las compañías todavía bajo. Además, los niveles de impago en los emergentes son similares a los de los mercados desarrollados, con unos ratios de default que en los últimos 10 años se han situado de media en el 2%”, revela. “Si conoces bien los fundamentales de las compañías, sólo tienes que mirar el precio para saber si están ante una buena oportunidad de inversión”, asegura.

Alhadeff se muestra especialmente optimista sobre las emisiones en divisa fuerte (hard currency), donde se pueden encontrar activos donde la liquidez no es un problema. En su opinión, el mercado de deuda en divisa local no está lo suficientemente desarrollado. “Cuando inviertes en deuda corporativa en moneda local, parte de lo que ganas con la apreciación de la divisa lo pierdes con los impuestos locales”. Sin embargo, lo verdaderamente importante –a su juicio- es ser muy selectivo con el activo en el que se invierte. “Al final de año, internamente no evaluamos el comportamiento del fondo sino lo que ha aportado cada analista”.

ALESSANDRO GHIDINI (SWISS & GLOBAL)

Para Alessandro Ghidini, gestor en Swiss & Global, elegir entre deuda en divisa fuerte y moneda local no es fácil. “La decisión depende de cuál sea el objetivo del inversor”, afirma. En términos de riesgo, el experto considera que el ‘hard currency’ es la clase de activo perfecta para diversificar una cartera con exposición a deuda doméstica, eliminando el riesgo de divisa. Sus grandes apuestas son países de Europa del Este, como Rumanía, Lituania o Croacia. No obstante, Ghidini también se muestra optimista sobre el mercado de deuda emergente en divisa local, “si bien hay que ser muy selectivos porque habrá ganadores y perdedores”. Las valoraciones más atractivas las encuentra en Chile y Brasil.

“Los fundamentales y las valoraciones es lo que nos guía. Si los fundamentales y el precio son atractivos, compramos. De lo contrario, vendemos. Lo importante es no enamorarse de la posición”. A su juicio, los flujos hacia estos mercados seguirán siendo fuertes tanto para la deuda emergente en divisa local como para el ‘hard currency’, al apreciar en ambos casos un notable incremento del interés por parte del inversor. “El punto inicial de los fundamentales hace que estemos lejos de una burbuja, aunque es algo que conviene monitorizar si la dinámica continúa. No hay mucha oferta porque los países emisores han aprendido de experiencias pasadas y la demanda de los inversores seguirá creciendo. Esta clase de activo es un diamante en bruto”, asevera.

No obstante, la gran apuesta de Ghidini son los bonos ligados a la inflación. “Si asumes el riesgo de divisa, los bonos ligados a la inflación es una clase de activo que ofrece un elevado potencial de rentabilidad. Cuando no existe presión inflacionista, el inversor no se interesa por los productos referenciados a la inflación. Esto es una mala traducción que hace el inversor. Cuando estamos en lo alto del ciclo, los bonos vinculados a la inflación cotizan más caros. Ahora, estamos en un momento del ciclo en el que tiene más sentido apostar por esta clase de activo. Cuando el mercado no los pone en precio es cuando surge la oportunidad”, afirma el experto.

ANDY WEIR (FIDELITY WORLDWIDE INVESTMENT)

En una línea muy similar se pronuncia Andy Weir, gestor de renta fija emergente en Fidelity Worldwide Investment, quien considera que los bonos ligados a la inflación suponen una buena manera de acceder a los mercados emergentes. “La volatilidad es menor si se compara con otras clases de activos emergentes y su rentabilidad ha sido mejor que la registrada por la deuda en moneda local y hard currency”, afirma. Aunque el hecho de que su comportamiento haya sido mejor no garantiza que esto vaya a seguir siendo así en el futuro, Weir destaca la gran liquidez del activo, lo que a su entender resulta un aspecto clave.

Según explica, la inflación va a suponer un problema que no está siendo tenido en cuenta por el inversor. “En el caso de los mercados emergentes, la reaparición de la inflación obligará a las autoridades monetarias a subir los tipos de interés. Por ese motivo estamos en la parte corta de la curva”, revela. “La evolución de este mercado la dirigen las expectativas sobre la inflación futura, por lo que el análisis macroeconómico es fundamental en el proceso. Existen muchas ineficiencias dentro de los mercados de bonos ligados a la inflación, que nosotros identificamos a través de modelos cuantitativos”.

En términos generales, Weir afirma que la deuda emergente supone una oportunidad de inversión muy atractiva. “Son mercados en los que ya no existe el problema de la calidad crediticia. Actualmente, el riesgo de invertir en deuda de países emergentes es similar al de hacerlo en muchos mercados desarrollados, ya que la mayoría de los países emergentes han entrado en la categoría de grado de inversión”, señala. A la hora de elegir entre ‘hard currency’ y ‘local currency’, el gestor reconoce sentirse más atraído por la deuda emitida en moneda local, que en estos momentos ve más atractiva y donde su equipo, con una larga experiencia, encuentra mayores oportunidades de inversión.