La llegada de François Hollande al Elíseo parece empezar a dar resultados. Tras muchos meses de intentos infructuosos, el nuevo presidente francés, junto a los líderes italiano y español, Mario Monti y Mariano Rajoy, han conseguido convencer a la canciller alemana, Angela Merkel, para poner en marcha un plan para impulsar el crecimiento en la Unión Europea por importe de 130.000 millones de euros, el 1% del PIB de la zona euro.
Es la principal conclusión a la que han llegado hoy los líderes en una reunión a cuatro bandas celebrada en Roma, en la que no han podido, sin embargo, avanzar en la posibilidad de que se emitan eurobonos o que los fondos de rescate se utilicen para comprar deuda soberana. Tampoco aceptó Merkel que las ayudas a los bancos se entreguen sin obligar al Estado a actuar como garante de su devolución.
El plan para impulsar el crecimiento se presentará en la próxima cumbre europea de jefes de Estado y de Gobierno que se celebra los días 27 y 28 de junio. La idea planteada en Roma es que los 130.000 millones procedan de los fondos estructurales no gastados, de préstamos del Banco Europeo de Inversiones (BEI), de más emisiones de deuda o incluso de la tasa de transacciones financieras (aprobada en el Ecofin), aunque esos detalles están aún por definir.
En la rueda de prensa celebrada al término de la reunión, los cuatro líderes volvieron a dejar de manifiesto que existen dos posturas muy diferentes en Europa: la de Alemania, insistiendo en la austeridad como única vía para poder dar pasos hacia una mayor integración, y la de los otros tres países, que abogan por normas más flexibles que permitan encontrar soluciones a corto plazo a los problemas actuales.
“El crecimiento sólo puede ser sólido si hay disciplina fiscal, pero la disciplina fiscal sólo puede mantenerse si hay crecimiento y creación de empleo”, dijo Monti, informa Reuters. “Los eurobonos son una opción, pero no a diez años vista”, dijo Hollande, quien añadió, en un claro mensaje a Merkel: “No puede haber transferencia de soberanía si no hay avance en la solidaridad”. Rajoy, por su parte, insistió en que los fondos de rescate pueden comprar deuda soberana y pidió una Europa más integrada en el ámbito bancario, económico, fiscal y político.
Frente a ellos, la canciller insistió en que para aumentar las concesiones a los países (como la emisión de eurobonos) hay que trasladar más control a Bruselas. “La responsabilidad y el control van juntos”, remarcó. Ese argumento le sirvió para explicar por qué no quiere entregar directamente las ayudas a los bancos españoles sino que quiere dárselas al Estado para que sea éste el que las reparta y, por tanto, garantice su devolución.
Ayudas con devolución a 15 años
Precisamente, el ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, anunció que el lunes enviará una carta a la Comisión para pedir formalmente el rescate de hasta 100.000 millones de euros para la banca española. Los detalles de cuánto y cómo se recibirá este dinero están por cerrar, pero el ministro confía en que los plazos de devolución puedan rondar los 15 años y que los tipos de interés no alcancen el 4%.
La cifra que se reclamará no coincidirá con los 62.000 millones que han fijado como necesidades máximas las consultoras independientes Oliver Wyman y Roland Berger, ya que en esas cuentas no se incluyen algunas exigencias que sí reclamará la UE para dar sus ayudas, como la valoración a precios de mercado de las participaciones industriales y la difícil recuperación de sus activos fiscales. La prueba de que las cifras no coincidirán es que en las cuentas publicadas resulta una cifra para Bankia inferior a los 19.000 millones que ha solicitado en su plan de saneamiento.
En la sesión del viernes, tras conocerse estos resultados, se relajó algo la presión sobre la cotización de los bancos españoles y el Ibex 35 terminó con un ascenso del 1,53%, con lo que terminó la semana rozando los 6.900 puntos. Mientras, la prima de riesgo continuó su tendencia bajista de los días anteriores y se situó en 475 puntos.