La relación entre valor y precio es lo que marca la calidad de una inversión

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Imagen cedida

La relación entre valor y precio es la que marca, sobre todo, la calidad de una inversión. No existen activos que sean buenos en sí mismos, con independencia del precio al que coticen. Así, un activo que presenta ventajas competitivas sólidas y que tiene un buen equipo de gestión con experiencia acreditada y otras excelentes características puede resultar una mala inversión si se compra a un precio demasiado elevado. Por el contrario, hay pocos activos que, una vez valorados, constituyan una elección errónea si se compran a un precio relativo que los haga realmente baratos.

La prioridad a la hora de invertir debe ser la que dice Warren Buffet: “Regla número 1: nunca pierdas dinero. Regla número 2: nunca olvides la regla número 1”. Bajo nuestro punto de vista, no merece la pena tomar un exceso de riesgo para ganar más en fases de mercado alcista si luego esa posición puede volverse en nuestra contra en un momento determinado -e impredecible- y, por lo tanto, perjudicarnos gravemente.

A lo largo de la historia ha quedado demostrada la existencia de ciclos económicos y financieros. Estos ciclos algunas veces pueden avistarse, pero rara vez se acierta con el momento exacto en el que se produce el cambio de tendencia. Es entonces cuando se hace imprescindible batir al mercado. Son también estos momentos los que marcan la diferencia entre un buen inversor y el resto. El propio Warren Buffet lo define de manera brillante con esta frase: “sólo cuando baja la marea se sabe quién nadaba desnudo”. Por eso, siempre es necesario invertir sabiendo que, en cualquier momento, puede llegar un mal escenario.

Si cuando se produce una caída en el mercado -sin considerar la idílica situación de no verse apenas afectado por la misma- se dispone de liquidez suficiente para comprar activos, como su precio se habrá visto rebajado a un nivel muy inferior al de su valor intrínseco, en el medio-largo plazo las ganancias compensarán y bonificarán la cautela mantenida durante la etapa alcista del mercado. Por eso, aunque en los años en los que se decida no soportar un exceso de riesgo podamos obtener rentabilidades inferiores a las del mercado, el promedio en el medio plazo estará por encima de éste.

En Ábaco Capital dedicamos nuestro tiempo a buscar oportunidades de inversión que presenten un “margen de seguridad” entre el precio al que cotizan y el valor intrínseco que calculamos. Una vez realizada la inversión se realiza un seguimiento detallado de la evolución de la compañía para ir actualizando ese valor y comprobar si se está cumpliendo o no lo esperado. Así, se decide mantener, comprar más o, por el contrario, deshacer la posición. Conforme el precio de la acción va cotizando dentro del rango de valoración que le hemos dado vamos vendiéndola poco a poco. De esta forma, materializamos las ganancias.

A la vez que esto ocurre, seguimos esforzándonos en encontrar buenas oportunidades de inversión que presenten el citado descuento entre valor y precio. Dentro de un mercado que ya empieza a estar caro, resulta más difícil localizar compañías que ofrezcan este descuento. En caso de no hacerlo o si pensamos que no es buena idea entrar por cualquier circunstancia, preferimos mantenernos al margen antes que tomar una posición con la que no estemos seguros. La liquidez no es mala en sí misma, mientras que invertir por el hecho de hacerlo sí que puede llegar a ser muy perjudicial. Además, la liquidez tiene la ventaja de que permite contar con la flexibilidad necesaria para acudir a oportunidades de mercado que se presenten y a las que, de otra forma, no sería posible acceder. 

Arenberg Asset Management Sicav es una sicav de renta fija mixta con un perfil conservador. En Ábaco Capital creemos que sólo se obtienen buenos y consistentes retornos sobre la inversión en el medio-largo plazo siendo fieles a los principios de actuación citados.