"La probabilidad de recesión en los próximos cinco años es del 90%"

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Cedida por Man GLG

No son pocos los analistas o gestores que, acomodados en el colchón de estabilidad en los mercados que instaló Mario Draghi a finales del verano pasado, se aventuran a hablar de recuperación, contagiando el optimismo. Pero quizá el pesimismo es aún más pegajoso, sobre todo el del discurso de Jamil Baz, estratega jefe de GLG Partners, miembro de Man, que pronostica más recesiones para los próximos cinco años. Al escucharle, esa comodidad se antoja ficticia y el espejismo de normalidad desaparece bajo sus abrumadores argumentos.

“¿Cómo se puede hablar de recuperación con los datos negativos de crecimiento económico en el último trimestre de 2012 tanto en Estados Unidos como en España, y con números negativos o cercanos a cero en el grueso de Europa?”, se pregunta. “Durante el próximo año y la próxima década el ajuste fiscal será la nota dominante en el escenario económico, lo que conducirá a un crecimiento débil. A eso no puede llamarse recuperación”. Baz explica que, en este punto del ciclo, cuando los países salen de una recesión lo hacen con crecimientos de entre el 5% y el 8%, muy lejos del 2% o 2,5% que acompañará ahora a los mercados.

La bestia negra que les impedirá mayores crecimientos es la necesidad de desapalancarse, lo contrario de lo que han venido haciendo hasta ahora. “La crisis ni siquiera ha empezado porque lo que llevó a ella, la alta deuda, no ha comenzado a reducirse. Los países del G-7 tienen una deuda frente al PIB mayor que en 2007”, recuerda el experto. Esa situación lleva a Baz a creer en la posibilidad de nuevas recesiones en los próximos años, en la medida que ese proceso se vaya produciendo, sin que el apoyo de los bancos centrales sea suficiente para evitarlo. Sitúa la probabilidad de recesión para 2013 en del 25% en las economías desarrolladas y del 90% en los próximos cinco años.

Ni los bancos centrales, ni la inflación ni la contribución positiva al crecimiento de los países emergentes podrán evitarlo, a su parecer. “Los mercados en desarrollo están en una mejor situación pero son dependientes de las exportaciones a las economías avanzadas, como se vio en 2008”, recuerda. En cuando a los bancos centrales, dice que, a pesar de que hacen todo lo que pueden para ganar tiempo, sólo consiguen retrasar el problema. “Cuanto más acomodaticias sean sus políticas, menos incentivos dejan a los gobiernos para que lleven a cabo las reformas fiscales, pero sólo logran retrasarlas. Los países europeos no están convergiendo con Alemania porque no tienen que hacerlo”, dice.

Cuestión de tiempo

En el caso de España, cree que la ayuda del BCE y la calma en los mercados elimina los incentivos para seguir con las reformas y dice que Rajoy no pedirá el rescate hasta que la situación empeore considerablemente. “No hará los deberes a menos que se le fuerce a ello”, explica. “Y necesita ser más transparente en las cuentas de la banca y ajustar el mercado inmobiliario”, añade. Pero para Baz esa política monetaria es errónea puesto que retrasar esos deberes sólo puede conducir a mayores costes.

De hecho, el experto ve dos caminos para solucionar los problemas: el primero, consistente en afrontar el dolor, es algo parecido a lo que han hecho países como Irlanda, Islandia o Letonia, a costa de permitir una caída brusca del PIB pero empezar a crecer mucho antes. El segundo camino es el de retrasar todo el proceso, que es lo que la mayoría está haciendo, en línea con el ejemplo de Japón. Baz se decanta por la primera opción: “Si se sigue acumulando deuda, el apalancamiento empeora y los consumidores se ven incapaces de pagar más impuestos para sustentarlo, un ambiente poco propicio para los inversores”, explica. El coste de seguir este camino es del de asumir continuas recesiones y alargar la crisis durante 15 años.

Así pues, todo está en manos de los políticos y su amplitud o estrechez de miras. “El desapalancamiento es necesario. Las reformas tendrán que producirse pero manteniendo al mismo tiempo una red social y protección mínima para evitar la inestabilidad política y social”, todo un ejercicio de equilibrismo. Con todo, Baz rebaja la importancia de dicha inestabilidad, en la medida en que la población europea está envejecida.

El error de los bancos centrales

Para el experto, y pese a las críticas al BCE, su política es más razonable a la larga que la de la Reserva Federal estadounidense o el Banco de Japón, inmersos en imprimir dinero hasta el extremo, lo que ha disparado el euro en los últimos meses hasta niveles “excesivamente altos considerando la situación en Europa”.

De hecho, la fuerte voluntad política del Banco Central de Japón de implementar una estrategia de transición para llegar a una inflación de hasta el 2% centrará gran parte de la atención de los mercados este año. “2013 será el año de Japón”, dice. Pero también el de Europa, en el que aún ve riesgo de eventos y cree que la situación tendrá que empeorar antes de empezar a mejorar seriamente. En este contexto, Baz cree que los fundamentales del mercado bursátil son negativos y cree que las recientes alzas acabarán corrigiendo.

Aunque su visión macro es pesimista, Kyril Saxe-Coburg, director general de Man para España y Portugal, señala oportunidades concretas desde el punto de vista de la inversión a corto plazo. "Recomendamos fondos de renta variable long/short con enfoque de mercado neutral y baja volatilidad que permitirán al inversor beneficiarse del buen comportamiento de valores o sectores concretos con protección ante la evolución general del mercado. Además, 2013 será un año muy positivo para este tipo de fondos, ya que la reducción del riesgo de cola con respecto al último año tenderá a normalizar el comportamiento de los mercados", explica.