La prima de riesgo española se sitúa en 478 puntos por temores sobre Grecia

BOLSA_DE_MADRID
Wikicommons/Alavisan

La economía española no vive ni un momento de tranquilidad y sus principales indicadores en los mercados vuelven a dar señales de alarma. La prima de riesgo ha cerrado la sesión en 478 básicos y se ha acercado en algunos momentos del día peligrosamente a los 500 puntos. Este nivel, que en determinados círculos ya interpretan como la cercanía de una intervención o rescate del país por parte de la Unión Europea, está motivado hoy por los temores existentes a una posible salida de Grecia del euro. 

La situación de la deuda española no es mucho peor que en los días precedentes, pero la rentabilidad de la deuda alemana vuelve a actuar de refugio y está bajando considerablemente. Se sitúa en el 1,46%, frente al 6,24% al que ha subido el rendimiento de los bonos españoles. Mientras, el euro se sitúa en mínimos de cuatro meses y cotiza poco por encima de 1,28 dólares.

La circunstancia que ha alentado estas nuevas tensiones tiene como origen los riesgos de que Grecia, sin Gobierno y con escasas posibilidades de formarlo, tenga que abandonar el euro en breve, una opción que ya no ven imposible ni en las instituciones europeas ni en las alemanas. En el caso español, se une además la incertidumbre en torno al sistema financiero, más potenciada, si cabe, por la normativa aprobada el pasado viernes por el Consejo de Ministros para limpiar sus riesgos en el ladrillo. Cada vez están menos claras las consecuencias del real decreto, pero lo que sí es seguro es que un puñado de entidades españolas entrarán en pérdidas y tendrán que acometer fusiones más potentes de las que hasta ahora habían negociado.

No ayudan a mejorar estas dificultades análisis como el publicado este fin de semana por el Nobel de Economía Paul Krugman, quien auguraba que Grecia saldrá del euro este mes y no descartaba que, fruto del pánico que eso conllevará, España acabe con un corralito financiero. 

En este entorno, junto a la escalada de la prima de riesgo, el Ibex 35 cerró con una caída del 2,66%, con lo que se situó en su mínimo anual. Los valores más castigados entre los grandes del parqué español fueron Bankia (-8,93%), FCC (-6,07%), Gamesa (-6,03%) o Abengoa (-5,45%). Los dos gigantes bancarios, Santander y BBVA, también registraron fuertes batacazos, y cayeron el 3,04% y el 3,72%, respectivamente. 

Según Nicolás López, director de Análisis de M&G Valores, “la inestabilidad política griega está teniendo un impacto muy fuerte en los mercados”, una situación que, en su opinión, “eleva notablemente las probabilidades de que el país termine por ser expulsado del euro”. A su juicio, “si esa fuese realmente la razón que explica el nerviosismo de los inversores, “todo podría quedar resuelto con un pacto de Gobierno entre las distintas fuerzas políticas que previsiblemente serviría para dar carpetazo a un nuevo periodo de turbulencias de los mercados financieros”.
 
No obstante, -indica López- esta vez al caos político heleno hay que añadir la incertidumbre que ha generado de cara al inversor extranjero las nuevas obligaciones impuestas al sector financiero español. En este sentido, considera que la respuesta del mercado hace pensar que “estas medidas no son suficientes para afrontar el agujero que la burbuja inmobiliaria ha provocado en el balance de las entidades bancarias”, por lo que estas pérdidas “tendrán que ser asumidas por un Estado que, como no tiene dinero, necesitará de algún tipo de ayuda por parte de Europa”.
 
Los bancos creados por cajas de ahorro son, sin lugar a dudas, los que absorben buena parte del problema que ha generado el ladrillo. Según Nuria Álvarez, analista de banca en Renta 4, la nueva reforma “pondrá en la cuerda floja a entidades que ahora se verán obligadas a fusionarse”. Sin embargo, -matiza- este tipo de integraciones deberá hacerse con especial cuidado para evitar caer en situaciones como la vivida con Bankia. “Y es que, la suma de dos entidades en dificultades al final lo único que sirve es para crear un problema mayor”, asegura la experta. Ignacio Cantos, director de Renta Variable de Atlas Capital, considera que “aunque podría quedarse corta, esta reforma financiera va por buen camino”.

¿Rescate?

Pero, ¿necesitará España finalmente ser rescatada? Cantos tiene claro que la respuesta es no. Otra cosa es que al país le sea cerrada la financiación vía mercado. “España tiene una deuda sostenible, si bien el problema es si el mercado la financia o no”. Este experto cree que “la forma más fácil en la que Europa podría arreglar esta situación sería anunciar un macroprograma de flexibilización cuantitativa que evite cualquier tipo de rescate y, además, permita recuperar la maltrecha confianza de los inversores”. En este punto, Cantos entiende que esta medida debería ir acompañada de una nueva rebaja de los tipos.
 
Tampoco María Colino, gestora de fondos de Fineco, cree que estemos en un punto de no retorno. Colino explica la escalada de la prima de riesgo como una conjunción de factores en torno a la posible salida de Grecia del euro y la activación del sentimiento risk off, además del hecho de que el mercado considera que el Real Decreto sobre los bancos españoles no es suficiente. “Se necesitarán más provisiones de las que habla el Gobierno”, dice, aunque valora estos pasos. “No compartimos la visión catastrofista de que España necesite un rescate”, dice, explicando que el mercado está sobrerreaccionando. Añade que la solución llevará tiempo y que la clave es la diversificación, ya que tan irracional es tener la cartera llena de deuda española como alemana.

Sin embargo, Diego Corral, responsable del Departamento de Gestión y Análisis de Consulnor, dice que las reformas en el sector financiero llegan algo tarde pues, de haberse hecho antes, “serían más creíbles”. El experto cree que el mantenimiento de la prima de riesgo en esos niveles no se sostiene y que, o la situación mejora, o hará falta una intervención para calmar la situación. Eso sí, matiza que aunque no ha habido intervención de forma directa ya la hay indirecta.

Para Corral, la clave son las subastas de deuda de la semana en la que el Tesoro emitirá bonos a 3-4 años, ya que los bancos pueden dejar de comprar deuda, con lo que sería necesaria la aparición de otro tipo de inversor… o daría lugar a una intervención. La gestora opta ahora por comprar deuda española pero en plazos menores a dos años.

Según las estimaciones efectuadas en el Morningstar Investment Conference 2012 por Mark Dowding, co-director del equipo de renta fija con grado de inversión de Bluebay AM, “la rentabilidad del bono español a largo plazo alcanzará el 7% a corto plazo”, si bien para saber si ello representa una buena oportunidad de inversión “debemos conocer cuál será la respuesta política y la próxima ronda de medidas del Gobierno”.
 
Más contundente se mostró en la misma conferencia Peter de Coensel, director de Renta Fija Corporativa en Petercam, al afirmar que “desde un punto de vista global, creo que debemos sacar a la deuda española del mercado”. En opinión del gestor belga, “el sector financiero español no tiene margen para seguir comprando deuda pública, por lo que, como inversor extranjero, me mantendría alejado de esta clase de activo”.
 
Richard Ford, director de Renta Fija de Morgan Stanley IM, asegura por su parte no tener en cartera deuda pública española, aunque sí corporativa. De todos modos, se muestra convencido de que “la probabilidad de impago de España es muy baja”. 

Xavier Fábregas, director del área de Inversiones de Caja Ingenieros Gestión destaca que “en términos nominales el bono español está en niveles del 6,2%, cuando en el anterior episodio de nerviosismo llegó al 6,8%”. “Parece que los inversores temen que Alemania se quede sola en el euro y están diciendo que solo confían en ese país”, indica. Y es que, para él, lo que ocurre ya no es un problema periférico, sino que afecta a Bélgica, Holanda, Francia o España. Pero Fábregas considera que, de salir Grecia del euro, el país germano sería el principal perjudicado en la medida en que ha sido también el principal oferente de liquidez.

“Lo que más me preocupa es el apalancamiento en España y la situación del sistema financiero, pues en estos momentos el Banco Central Europeo podría intervenir comprando deuda española y bajando los tipos”, intentando de nuevo ganar tiempo, aunque reconoce las limitaciones que tiene en cuanto a la frecuencia de sus intervenciones. Fábregas asegura que no comprará deuda española hasta que no se aclaren los problemas de la banca, aunque tampoco cree que sea momento de vender.