La nueva idea de Invesco para aportar descorrelación a una cartera

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Foto cedida

El Invesco Global Targeted Returns (GTR) es la nueva idea de Invesco para aportar descorrelación a una cartera. Con apenas dos años de vida, destaca por el hecho de haber sido el mejor lanzamiento de la gestora en Europa de toda su historia, con un volumen de activos que actualmente supera los 2.500 millones de euros. El año pasado este producto se posicionó como uno de los fondos más vendidos a nivel europeo. Se trata un fondo innovador, UCITS, con liquidez diaria, que recoge las mejores ideas largas y cortas de un equipo que lidera David Millar y del que también forman parte Dave Jubb y Richard Batty, los antiguos gestores del GARS. En los dos años desde su lanzamiento, el fondo presenta una correlación muy baja tanto con la renta variable (0,28 con el MSCI World) como la renta fija (-0,008 con el bund y -0,085 con el T-Bond). Prueba de ello es que durante la fuerte corrección registrada por las acciones en este arranque de año, se ha mantenido plano. Su objetivo es lograr una rentabilidad del 5% anualizado sobre el Euribor a 3 meses en un horizonte temporal de 3 años, con menos de la mitad de la volatilidad de la renta variable (actualmente su volatilidad es del 4%), lo cual ha conseguido en sus dos años de vida (ha generado una rentabilidad anualizada del 5,1%).

“Ninguna idea explica la rentabilidad cosechada por el producto. Es imposible. La clave de esta estrategia es la súper diversificación. Muchas estrategias macro de gestión alternativa se caracterizan por la fuerte convicción en determinadas ideas. En nuestro caso no es así. Elaboramos nuestro escenario macroeconómico y, en cada región, vamos identificando oportunidades. No todas entran en la cartera. Ni mucho menos. Es crucial estudiar posibles sesgos, ya que la correlación entre las ideas identificadas puede ser muy elevada. Eso es justo lo que queremos evitar”, explica Clive Emery, miembro del equipo del GTR de Invesco en una reciente visita a Madrid. Según revela, actualmente apuestan por una cartera formada por 25 ideas diversificadas tanto en tipos de activos como en geografías y sectores, aunque siempre descorrelacionadas entre ellas. Todas ellas se construyen con un horizonte temporal a 2-3 años vista con el objetivo de dar una rentabilidad de entre 25 y 50 puntos básicos anualmente por idea, prestando especial importancia a cuál es la mejor manera de implementar cada idea en cartera.

“Por ejemplo, si creemos en que el aterrizaje de la economía china y la caída del precio de las materias primas pasará factura a la economía australiana, podríamos construir posiciones cortas sobre renta variable australiana. Sin embargo, hay que tener en cuenta que ponerse cortos en el mercado con un horizonte de inversión a 2-3 años puede resultar una estrategia muy peligrosa. El riesgo es muy alto. Existirían otras opciones, como implementar esta idea sobre el mercado de bonos, la divisa… Lo verdaderamente relevante es encontrar la manera de hacerlo asumiendo el menor riesgo posible. Dada la relación del dólar australiano con las materias primas, una posibilidad sería apostar por ver un incremento de la volatilidad de la cotización del dólar australiano, que en los últimos años ha sido muy baja, lo que la ha situado por debajo de la media histórica. Ahora podría volver a niveles de volatilidad más normales”, indica el experto.

Para el equipo, lo importante es analizar qué opciones de las que tienen a su disposición ofrecen la mejor relación rentabilidad/riesgo. Las opciones son múltiples y de todo tipo. Pueden incluso tratar de extraer el alfa de una compañía, construyendo una posición larga sobre el valor y corta sobre el índice. Consideran que el camino para alcanzar una diversificación verdadera es romper con las limitaciones de las etiquetas de clases de activos y aportar buenas ideas de inversión, que atraviesen los distintos mercados y zonas geográficas, en una única cartera diversificada.

Para el equipo gestor es igual de relevante la implementación de ideas “superdiversificadas” como el robusto sistema de control de riesgos. La cartera se somete a test de estrés donde se evalúan muchos escenarios pasados de gran incertidumbre y volatilidad (Lehman, crisis de deuda europea), así como también escenarios económicos futuros (favorables o no) que no han sucedido pero que podrían ocurrir, con el objetivo de evaluar cómo se comportarían las posibles ideas en la cartera implementada e identificar la situaciones más desfavorables, analizarlas y minimizarlas. El equipo del GTR se reúne con todos los equipos de la gestora (renta variable, renta fija, multiactivos…) con el objetivo de conocer cuáles son las mejores ideas de cada uno.